¿Otra vez Calle 13?


¿A qué misteriosas razones obedecerá el silencio casi total en torno a una nueva e inminente presentación en Venezuela del grupo boricua Calle 13? ¿Coletazos de la agria polémica desatada a propósito de su más reciente concierto en Caracas? ¿Será porque hay cosas mucho más importantes de las que ocuparse: sentarnos a esperar que se produzca el Apocalipsis eléctrico, que el calor termine de sofocarnos, que la calima termine de asfixiarnos, que un tsunami borre al Litoral Central del mapa, que la economía termine de derrumbarse, que el gobierno termine de prohibir el acceso a Internet, que algún día se hagan realidad los rumores de asesinato contra funcionarios chavistas? ¿Será que acaso en este desgraciado y miserable país hay algún motivo para celebrar o para medio esbozar una medio sonrisa? ¡1 a 1 contra Corea del Norte! ¿Será que a esto se le puede llamar un país? ¡Hasta cuándo el desempleo! ¡Hasta cuándo las expropiaciones! ¡Hasta cuándo el desabastecimiento! ¡Hasta cuándo el tráfico! ¡Hasta cuándo Chávez! ¡Hasta cuándo! ¡1 a 1 contra Corea del Norte! ¿Para cuándo el terremoto en Caracas? ¡Hasta cuándo!

Un tal Peter Capusotto parodia a los medios privados argentinos… ¿o venezolanos?

Peter Capusotto sigue con la parodia. ¡Como si todos esos problemas no fueran reales!

¡Maldito Capusotto, eres un maldito montonero chavista! ¡Arrrrrrrgggggggghhhhhhhhh!

¿O será más bien que es mentira, que Calle 13 no vuelve a Venezuela? Lo curioso es que se trata de información oficial, suministrada por el propio René Pérez, alias Residente: el sábado 20 de marzo en Maracay, Venezuela; el 23 de marzo en Cuba y el 25 de marzo en Miami. Los corresponsales de este blog en Maracay informan que la agrupación se presentará en el marco de la Feria de San José 2010. El lugar: Parque de Ferias de San Jacinto. La entrada cuesta 50 bolos.

¿Por qué un diario como El Universal, por citar sólo uno, informa del concierto en Cuba pero no dice nada sobre la presentación en Venezuela? No es una pregunta retórica, y paso a responderla de inmediato.

Este silencio obedece a una interpretación equivocada o a la falta de tino a la hora de asimilar el mensaje contenido en la letra de cierta canción clave en la trayectoria musical de Calle 13. Se trata, como ya sospecharán los entendidos, de Atrévete Te-Te, incluida en el primer disco de la banda (Calle 13, 2005).

Rechazada por los biempensantes mientras causaba furor en los barrios, desde el principio se le interpretó como una canción cuya letra hacía alarde de la misoginia, porque concebía a la mujer como mero objeto sexual. Lo cierto es que la canción va dirigida contra el sifrinaje femenino que, adoptando pose de intelectual, profiere anatemas contra todo reguetón por vulgar y ordinario. Porque se baila pegao y sudao. Sifrinaje que queda retratado en la pista (número 9) que antecede a Atrévete Te-Te. Se llama La comemielda (Intel-Lú), y dice así (voz de sifrina escandalizada):

«Ay no, yo no escucho reguetón, ese ritmo es de lo último. Yo lo que escucho es Ricky Martin, Chayanne, David Bisbal. Yo escucho a los lindos, pues, a los ritmos finos. Yo no escucho esa porquería tan ordinaria… y vulgar. Porque lo que hacen es hablar pura paja, y además de eso se baila ahí pegao, todo sudao. Ay no, no, no, no, qué va, eso no va conmigo mi amor».

La comemielda (Intel-Lú). Calle 13.

De hecho, es muy poco el esfuerzo que hay que hacer para entender que Atrévete Te-Te envía un mensaje al sifrinaje de todo tipo, a la intelectualidad sifrina, presuntuosa y arrogante que milita en el asco por los ritmos populares, aunque su cuerpo le suplique dejarse de tanta pendejada y militancia fanática, y le exija que al menos por una vez se decida a mover la cintura.

Eso es lo que transmite Calle 13 cuando el Residente habla, transcurridos poco más de treinta segundos de canción:

«Cambia esa cara de seria
esa cara de intelectual, de enciclopedia
que te voy a inyectar con la bacteria
pa que des vuelta como machina de feria.
Señorita intelectual, ya sé que tienes
el área abdominal que va a explotar
como fiesta patronal, que va a explotar
como palestino.
Yo sé que a ti te gusta el pop rock latino
pero es que el reguetón se te mete por los intestinos
por debajo de la falda como un submarino
y te saca lo de indio taino».

Atrévete Te-Te. Calle 13.

En 2006, como se recordará, las mentes brillantes que conducían la campaña electoral de Manuel Rosales creyeron haber encontrado en la canción de Calle 13 la gallina de los huevos de oro. Estamos listos: le metemos reguetón a la campaña y el pueblo se va a volcar en masa a votar contra Chávez. La versionaron no una, sino hasta dos veces, pero teniendo la oportunidad de dar en el clavo, lo que se dieron fue un tremendo martillazo en la mano. Sólo basta escucharlas de nuevo, sobre todo deteniéndose a la altura del fragmento citado arriba, para entender el porqué del fracaso:

«Cambia esa cara de serio,
esa cara de intelectual, de enciclopedia,
se acabó la delincuencia y la miseria
con Un Nuevo Tiempo, expertos en la materia.
Señorita por qué está mal,
dése cuenta que su país puede cambiar,
ha llegado aquí la gente que la va a ayudar,
con Manuel Rosales lo vamos a lograr.
Ya tú sabes que todos somos hermanos
por qué no sales pa la calle y nos damos la mano
estoy seguro que juntos sí lo logramos
y te prometo a Venezuela la cambiamos».

El ¡Atrévete! de Manuel Rosales, versión 1.

«Manuel Rosales te enseña
que la prioridad principal es el país de Venezuela
mira que él quiere acabar con la pobreza
para que así el hambre desaparezca.
Es un hombre intelectual,
con fe, con trabajo y con humildad,
les va a enseñar que sí se puede cambiar,
les va a enseñar que si nos unimos
con mucha fuerza y con trabajo es el camino,
y alcanzar la libertad ese es nuestro destino,
el pueblo merece tener su amigo,
es Manuel el que quiere cambiar el ritmo».

El ¡Atrévete! de Manuel Rosales, versión 2.

Más allá del mal chiste que implica presentar a Manuel Rosales como «un hombre intelectual» que tendría algo que enseñarnos «con fe, con trabajo y con humildad», ¿cómo van a meter de contrabando, en una canción concebida originalmente contra el sifrinaje intelectual, una vulgar apología a unos supuestos «expertos en la materia», que para colmo estarían encarnados en ese heredero de Acción Democrática que es Un Nuevo Tiempo?

¿Esos «expertos en la materia», encabezados por «un hombre intelectual» como Manuel Rosales, eran los que iban a solucionar los problemas en «el país de Venezuela»? Carajo, no entendieron pero lo que se llama nada. Ni los podían solucionar en 2006 ni los podrían solucionar ahora. ¿Por qué? Sencillo: porque esos fulanos «expertos en la materia», con toda su fraseología gerencial, sifrina e intelectualosa – ayer los Chicago Boys y hoy encarnados sobre todo en los muchachos bien de Primero Justicia, incluidos los que ya han emigrado de ese partido – son profunda, decidida, encarnizada y radicalmente antipopulares.

Uno casi que se los puede imaginar hablando, tras de cámaras: Ay no, yo no escucho al pueblo chavista, esa gente es de lo último. Yo lo que escucho es a la sociedad civil. Yo escucho a los lindos, pues, a la gente fina. Yo no escucho esa porquería tan ordinaria… y vulgar. Porque lo que hacen es hablar pura paja, y además de eso bailan ahí pegao, todos sudaos. Ay no, no, no, no, qué va, eso no va conmigo mi amor.

Son los mismos que hoy están ligando que lleguen los tiempos del Apocalipsis eléctrico para volver a repetir: Se los dijimos. Éste es un problema de mala gestión de gobierno. Igual que el calor y la calima. Llevamos tiempo diciéndoles que este país sólo puede ser salvado por los gerentes y por los expertos, por los que realmente saben gobernar.

¿Gobernar para quiénes?

Esta pregunta, y otras similares, son más que pertinentes, sobre todo para los que creemos que la única opción es un buen gobierno popular. Porque, después de todo, de eso se trata: de buen gobierno popular. De pueblo gobernando, que no es lo mismo que la burocracia gobernando en nombre del pueblo.

Otra versión de la misma canción de Calle 13, hecha por el grupo chileno Subverso, aporta algunas pistas:

«Cambia esa cara de sumiso
esa cara de dirigente sindical indeciso
que con mi hechizo te vamo a transformar
de rapero marginal en guerrero chorizo.
Y mi gente de población ya sé que está mal
porque el cabrón del patrón los va a explotar
como mina de carbón, los va a explotar
como tienda mall.
Yo sé que a ti te gusta el hip hop español
pero este rap con cumbia se vacila mucho mejor
se te mete en la conciencia pa que luches
y te saca lo de pueblo mapuche».

Atrévete (ponte rebelde). Subverso.

Un buen gobierno popular es un gobierno con la suficiente disposición para cambiar la cara de intelectual, de enciclopedia, que es la cara propia de los expertos que mal gobernaron este país en nombre de la democracia. Es un gobierno dispuesto a que los ritmos del pueblo se le metan por los intestinos, hasta que le saquen lo de zambo guerrero y lo de indio caribe. Pero eso no es suficiente. Un buen gobierno popular sólo será posible si, haciéndole honor a nuestra tradición caribe, le hacemos frente a quienes nos quieren sumisos e indecisos.

La clave está en atreverse.

¡Una bulla los de la izquierda!


(Gente querida, amigos, enemigos y allegados: con bastante retraso vengo a dejarles el número 12 de Ciudad CCS, publicado el jueves 12 de noviembre.

Circunstancias un tanto desafortunadas y el deseo de acompañar a los míos más cercanos, los dos en una, me han mantenido alejado de los teclados. Con la guardia un poco baja es cuesta arriba ofrecer pelea. Pero no tardo en levantarla.

Por las mismas razones he dejado de escribir esta semana para Ciudad CCS – por segunda vez en tres semanas. Ofrezco mis disculpas públicamente, en primer lugar a Ernesto y a Mercedes. Y sobre todo a ustedes, a los que están pendientes.

Como viene haciéndose costumbre, publico acá una versión un poco más larga que la que aparece en el diario. Sin embargo, debo aclarar de una vez que ésta no es la definitiva: esa está reservada para cierto blog colectivo aún en preparación, y con el que tenemos la intención de partir las pantallas de unos cuantos computadores.

Para no extenderlo mucho más, me quedé con las ganas de comentar en extenso el más reciente artículo de Gino González en su blog, Del despecho a la alegría, sobre el concierto en La Carlota. Muy bueno. Sospecho que el Gino da en el clavo cuando se plantea esta reflexión y las interrogantes que de ella se derivan:

«Si actuamos en función de lo que le gusta a la gente y el gusto como todos sabemos se impone mediáticamente, ¿por qué contando con el gobierno, un ministerio de cultura, un ministerio de comunicación, varias televisoras y radios no hemos incidido en el gusto de las mayorías? ¿Por qué no determinamos la pauta musical de este país? Bueno, pero es que ni siquiera competimos teniendo los recursos para ello, estamos enajenados por completo y no se hace nada para repeler esa arremetida ideológica ¿Qué hacemos, a qué conjuro, a que trampa debemos recurrir?».

Epa Gino: yo comenzaría por el principio. Es decir, preguntándome: ¿es verdá que actuamos en función de lo que le gusta a la gente? Que, dicho sea de paso, es una vaina muy distinta a la lógica Venevisión, según la cual el pueblo tiene la televisión que se merece. Había intentado resumir mi posición sobre el asunto en un artículo que intitulé El Miss Universo y los gustos populares.

Salud).

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¿Cuál es la diferencia entre un animador que le pregunta a su auditorio dónde están los fanáticos de Magallanes y del Caracas, y los articulistas que les preguntan a sus lectores si están con Alí Primera o Calle 13? ¡Una bulla los de la derecha! ¡Una bulla los de la izquierda! ¡Dónde están los hombres! ¡Dónde están las mujeres!

La pregunta retórica viene a cuento tras observar las reacciones que provocara entre cierta izquierda la participación de Calle 13 durante el tan mentado concierto en La Carlota, el pasado 31 de octubre. Lo que hasta ahora ha pasado desapercibido, es que la tal izquierda se fundió en una estruendosa bulla con sus pares de una derecha que, representada por los buenazos de UNT, acusaron al grupo boricua de atentar contra la moral y las buenas costumbres, con su peligroso arsenal de canciones plagadas de improperios y vulgaridades.

Nota aparecida en El Universal, el domingo 1 de noviembre de 2009.

Con estos mismos ojos que habrán de engullirse los gusanos – imaginarse que tal cosa la digo con voz entrecortada y dándome golpes de pecho – leí las palabras indignadas de varios camaradas que no podían creer que VTV transmitiera espectáculo tan degradante: miles de jóvenes entonando una canción que incita a subirle el volumen a la música satánica – sin reparar, por cierto, en un detallazo: que la tal letra va dirigida precisamente contra los que se escandalizan con las líricas de Calle 13. Leí, y casi disfruté, el artículo de otro camarada que no dudó en citar – entrecomillado incluido – una improbable letra de Calle 13, para demostrar no sólo que estos delincuentes transmiten un mensaje perverso a nuestros jóvenes, sino que el fin justifica los medios, así el medio sea una artimaña de lo más falaz, reñida por donde se le vea con la tan manoseada ética revolucionaria. Leí también, no faltaba más, un rosario de invectivas contra el reguetón, ese género maldito, excremento de la industria cultural y opio del pueblo joven, descarriado y rumbero; sin importarles un pepino que el mismo Calle 13 le haya declarado la guerra, abierta y públicamente – lo volvió a hacer en La Carlota – a la legión de reguetoneros impostores y cabezas huecas que llevan años sonando en tantas radios comerciales venezolanas y apareciendo en Venevisión.

Es la misma izquierda conservadora, achantada y desubicada, que llega tarde a todas partes. Justo ahora que el reguetón empieza a pasar de moda, viene ella y lo redescubre como objeto de debate.

En ésta estaremos quién sabe durante cuánto tiempo más: Venevisión le seguirá taladrando la cabeza a los mismos jóvenes que la revolución no sabe seducir, y esta izquierda organizará dieciocho mil cuatrocientos treinta y tres actos de desagravio al panita Alí Primera, mientras sigue disparando contra el reguetón como quien gasta pólvora en zamuro.

Pero no se le ocurra a usted hablar de moda o Venevisión: automáticamente será acusado de socialista de discoteca o de peón de los Cisneros.

Pura bulla.

Zapatea mija, que tú no eres gringa.

Orgullo negro – Tego Calderón


(El escándalo que suscitó entre cierta izquierda – muy fácilmente impresionable, hay que decirlo – la participación de Calle 13 en el concierto del sábado 31 de octubre en La Carlota, Caracas, da como para varias respuestas.

Ésta, a su manera, es una de ellas.

Y es que tenía un buen tiempo sin leer tantas invocaciones a la satánica «industria cultural». A esa cancioncita sí que le subieron el volumen. Si fuera cierto que aquel sábado el panita Alí Primera se revolcó en su tumba, no menos puede decirse de Adorno y Horkheimer.

Desde hace una semana, más o menos, la «industria cultural» dejó de ser un concepto que sirve para explicar algo, y se convirtió en una consigna que no sirve para nada, salvo para realizar alguna acusación o condena moral. Alguno que otro, incluso, incurrió en el extremo – y al mismo tiempo en el ridículo – de sugerir que las circunstancias nos planteaban el terrible dilema: reguetón o revolución. Es decir: socialismo o barbarie; Patria, socialismo o muerte. Así de graves están las cosas con el reguetón.

Lo irónico del asunto es que los exponentes de esta izquierda conservadora, remolona, achantada e ignorante, a fuerza de estar abismalmente desvinculados de los gustos populares, han terminado identificando reguetón con lo que la «industria cultural» dicta que es el reguetón: dentro de la fulana industria, todo; fuera de ella, nada. ¿Y entonces? ¿Quiénes son los que terminan repitiéndole el coro a los dueños de la industria?

Pero vamos a dejarlo hasta ahí.

Hablando de reguetón y Puerto Rico, lo que aquí les traigo es un artículo escrito por el boricua Tego Calderón. Apareció publicado en el New York Post, en inglés, el 15 de febrero de 2007. Uno de mis artículos más recientes, Chavista is beautiful, perfectamente ha podido inspirarse en éste de Tego, intitulado Black pride (Orgullo negro).

La traducción corre por mi cuenta. Insisto: no doy para otra cosa que no sea traducción libre, pero lo importante es que el mensaje llegue.

Salud).

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Tego Calderón

Esta mañana escuchaba al locutor radial Luisito Vigeroux, hablando sobre un proyecto fílmico en el que estoy trabajando, en el cual la co-estrella es Mayra Santos Febres, y el tipo decía: «¿Ella? ¿Ella protagoniza?».

Mayra Santos Febres

Cuestionando su belleza negra.

Recuerdo también que cuando Celia Cruz murió, una presentadora de noticias, creyéndose muy inteligente, dijo que Celia Cruz no era negra, sino cubana. Ella era bella a pesar de ser negra.

Como si hubiera algo malo con ser negro, como si las dos cosas no pudieran existir simultáneamente y ser una cosa majestuosa. Hay mucha estupidez e ignorancia en Puerto Rico y Latinoamérica cuando se trata de la negritud.

En Puerto Rico, «Malcolm X», la película de Spike Lee, fue proyectada en un solo cine y, a diferencia de todas las otras películas proyectadas aquí, no tenía subtítulos. Como si no quisieran que las masas aprendieran.

Malcolm X

Pero no sólo aquí – en Puerto Rico – he experimentado el racismo. Cuando vivía en Miami, a menudo era tratado como un boricua de segunda clase. Sentía como que estaba en el medio – los muchachos latinos no me aceptaban y los afroamericanos estaban confundidos, porque yo era un muchacho negro que hablaba español. Después de un tiempo, llegué a sentirme más aceptado por los negros estadounidenses – como un hermano que por casualidad hablaba español – que por los otros muchachos latinos.

Como soy bien conocido, a veces me olvido del racismo en el mundo. Pero entonces viajo a lugares donde nadie conoce a Tego Calderón, y lo recuerdo.

Por ejemplo, cuando viajo en primera clase, la azafata me dirá: «Señor, esto es primera clase», y me pedirá el boleto. Me tomo mi tiempo, pongo mis maletas en el compartimiento superior, y cautelosamente les entrego mi boleto, sonriendo. Trato de que esto ya no me afecte, dejo que se preocupen ellos.

El asunto es que muchos puertorriqueños y latinos blancos no lo entienden. Son inmunes a las formas sutiles en que somos menospreciados, irrespetados. Tienen privilegios de blancos. Y he escuchado decir que estamos a la defensiva en cuanto a la raza.

«Esas cosas pasan y no es por el color, Tego, sino por tu apariencia, por cómo caminas, cómo te vistes, qué tarjeta de crédito tienes». Entonces, se pasan un par de días conmigo, se ponen en mis zapatos, y me dicen: «Maldición negro, tienes razón».

Cuando me registro en hoteles y uso mi American Express, llaman a la compañía de tarjetas de crédito delante de mí, diciéndome que la máquina está dañada. Esto sucede mucho en ciudades de Estados Unidos, pero no porque haya más racismo allá, sino porque no me conocen. Cuando estoy en América Latina, donde soy conocido, entonces es diferente. Eso no quiere decir que haya menos racismo. La realidad para los negros en Latinoamérica es dura, en Colombia, Venezuela, Perú, Honduras… Los negros puertorriqueños (y latinoamericanos) nos confundimos, porque crecemos junto con los no-negros y nos confiamos en la creencia de que las cosas son iguales para todos. Pero somos tratados diferentemente.

Mis padres siempre celebraron nuestra historia. Mi Papá siempre me enseñó cosas. Él incluso abandonó el PIP (Partido Independentista Puertorriqueño) porque, según siempre dijo, los negros y nuestras luchas nunca fueron reconocidos.

Maelo (Ismael Rivera) y Tite Curet hicieron su parte educando y refiriéndose a estos asuntos. Hoy día, yo hago mi parte atacando al racismo de manera directa.

Maelo

Tite Curet

Me contenta ver que Don Omar se llama a sí mismo El negro y La Sister celebra su negritud. Hoy está de moda ser negro y ser de Loíza. Y eso es estupendo, me hace muy feliz. Incluso si ellos no me reconocen ningún crédito por comenzar este movimiento de orgullo, sé lo que he hecho por llegar a donde hemos llegado.

Los jóvenes negros latinos tienen que aprender su historia. También necesitamos crear nuestros propios medios, foros y universidades. Somos tratados como ciudadanos de segunda clase. Les dicen a los negros en América Latina que estamos mejor que los negros estadounidenses o africanos, pero es mentira. Porque aquí es peor.

Definitivamente, somos tratados como ciudadanos de segunda clase y no formamos parte del gobierno o de las instituciones. En Jamaica, por ejemplo, los blancos controlan un país negro.

Han logrado que estemos avergonzados de nuestra negritud. Es algo que también está en el lenguaje. Tomen, por ejemplo, la palabra denigrar – denigrate – que es ser menos que negro.

En Puerto Rico uno se acostumbra y termina por no darse cuenta todos los días. Tiene que venir un visitante a señalarte que todos los hermanos y hermanas de piel oscura trabajan en el área de servicios.

Es duro en Puerto Rico. En cierta ocasión, en el ascensor del edificio donde yo vivía, esta señora española me preguntó si yo vivía allí. Pobre señora – no sólo vivía un hermano negro en el penthouse, porque en el otro vive Tito Trinidad. Se ponía interesante cada vez que teníamos a nuestras tribus por ahí.

Tito Trinidad es el que no lleva puesto el short con la bandera gringa.

Los negros latinos no son respetados en América Latina y tendremos que conseguirlo defendiendo nuestros derechos, así como los afroamericanos lucharon en Estados Unidos.

Es difícil encontrar información sobre nuestro pueblo y su historia, pero así como los niños investigan sobre el más reciente juego de Nintendo o CD, tienen que interesarse en su historia. Estar hambrientos de ella.

Necesitamos educar a la gente cercana a nosotros. Yo lo hago con cada persona, cuando me siento ofendido por el lenguaje que utiliza. Algunas veces educas con ternura, como en el caso de mi esposa, que no es negra. Ella ha aprendida mucho, y se ofende cuando ve injusticias. Lo ha entendido. Nuestros hijos son una mezcla, pero ellos entienden que son negros y lo que eso significa. Mi esposa ha enseñado a sus padres, a sus hermanos, y ellos, a su vez, a los sobrinos y sobrinas. Así es como todo el mundo aprende.

Esto no se trata de rechazar la blancura; se trata de aprender a amar nuestra negritud – de amarnos a nosotros mismos. Tenemos que decir Basta ya, es suficiente, y encontrar la manera de amar nuestra negritud. Nos han inculcado – y nos enseñaron a odiarnos los unos a los otros – el odio a nosotros mismos, han creado divisiones, matices, rasgos.

Recuerden que durante la esclavitud, ellos tomaban a los negros claros para trabajar la casa, y dejaban a los negros oscuros para trabajar los campos. Persiste un enorme residuo de odio contra nosotros mismos.

Y cada uno de nosotros tiene que poner su grano de arena para hacer un movimiento donde obtengamos respeto, donde podamos celebrar nuestra negritud sin vergüenza alguna.

Será difícil, pero no imposible.

Como se lo dije a Sandra Guzmán.

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Claro que éste no podía pasar sin música.

Primero los dejo con el video de Métele sazón, uno de mis preferidos. Almas sensibles, ¡cuidao!, porque aparecen mujeres bailando reguetón.

Segundo y último, comparto con ustedes un clásico, el primer disco del Tego, íntegro. Se llama El Abayarde, y apareció en 2003.

De nada.

Tego Calderón. El Abayarde.
1. Intro.
2. Abayarde.
3. Al natural.
4. Poquito.
5. Pa’ que retozen.
6. Interlude.
7. Loiza.
8. No me la explota.
9. Interlude.
10. Guasa, guasa.
11. Dominicana.
12. Cambumbo.
13. Salte del medio.
14. Tus ojos.
15. Los difuntos.
16. Lleva y trae.
17. Bonsai.
18. Gracias.
19. Planté bandera.

La fama infame


(Esta décima contribución con Ciudad CCS, publicada el jueves 22 de octubre, viene además con una muy buena nueva: el diario caraqueño ya tiene su página web: www.ciudadccs.info.ve. Además, ahora es distribuido de manera gratuita por pregoneros ubicados en todas las salidas del Metro y en algunos otros puntos neurálgicos de la ciudad.

Sobre el artículo en sí, no mucho qué agregar: que es un coletazo del que publicara aquí previamente: Hello, dejen el show con Calle 13, y que causara un cierto revuelo entre el sifrinaje, uno muy similar al que provocara Diego Armando Maradona entre el tilingaje argentino, luego de su «que la chupen, que la sigan chupando».

Portada de la revista argentina Barcelona, edición n° 172, del 22 de octubre de 2009.
Cortesía de la bella Anahí.

Salud).

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En La vida de los hombres infames, Michel Foucault aludía a la “falsa infamia de la que se benefician hombres que causan espanto o escándalo… Aparentemente infames a causa de los recuerdos abominables que han dejado, de las maldades que se les atribuyen, del respetuoso terror que han inspirado; son ellos los hombres de leyenda gloriosa pese a que las razones de su fama se contrapongan a las que hicieron o deberían hacer la grandeza de los hombres. Su infamia no es sino una modalidad de la universal fama”. Infames, en cambio, serían esos seres modestos, desgraciados y anónimos, cuyas vidas “son como si no hubiesen existido, vidas que sobreviven gracias a la colisión con el poder que no ha querido aniquilarlas o al menos borrarlas de un plumazo, vidas que retornan por múltiples meandros azarosos”.

Habría, sugiero, al menos una tercera categoría: aquella que reúne a los de la fama infame. Admirados, apoyados y bendecidos por la gracia popular. Abominados, perseguidos, acusados y rechazados por quienes les asocian con la maldad, el terror y sus infinitas variantes. Para los que pretenden el monopolio de la grandeza, la fama de los infames será circunstancial, accidental, un atributo adquirido mediante la trampa o por la fuerza. Se les conocerá por su deshonestidad, por su intemperancia y por la bajeza de sus métodos. Aniquilados de un plumazo en el momento oportuno, no serán más que un mal recuerdo.

A la raza de los infames con fama pertenecen, sin duda alguna, Diego Armando Maradona y Residente, de Calle 13. En el caso del Diego, es lo que se concluye visto el escándalo que siguió a sus declaraciones durante la rueda de prensa que ofreciera luego del juego en que Argentina se clasificó al Mundial de fútbol. Algo similar ocurrió a propósito de las intervenciones políticas de Residente durante la entrega de los MTV Latinos: el siempre hipócrita tilingaje latinoamericano respondió con falso espanto, acusando las malas maneras y el lenguaje soez del par de infames, asumiendo el papel de víctimas y escondiendo bajo la alfombra las razones que provocaron aquellos estallidos.

Tal cual suele hacerlo el impenitente sifrinaje venezolano cada vez que se topa con el zambo, otro infame con fama.

Hello, dejen el show con Calle 13


I.- MTV versus Calle 13.
La puja estuvo interesante. De a ratos, hay que decirlo, fue como para agarrar palco: de un lado, MTV, esa institución señera de la cultura hegemónica – por la que se desvive tanto cabeza hueca que jura que libertad de elección y rebeldía equivalen a escoger entre las opciones que le ofrece la industria cultural -, tuvo el acierto de escoger para la presentación de sus premios a una de las figuras más irreverentes, talentosas, deslenguadas, populares y políticamente incorrectas de la escena musical latinoamericana. Del otro lado, René Pérez, el Residente de Calle 13, exprimió el escenario a tal punto que la jornada le alcanzó para lanzar fuego verbal contra Luis Fortuño, gobernador de Puerto Rico, y Felipe Calderón, Presidente de México. Simultáneamente, fue alternándose las ya célebres franelas, en las que hizo alusión a las bases militares gringas en Colombia, rindió homenaje a Mercedes Sosa, rememoró la masacre de Tlatelolco, comparó al dictador hondureño con Pinochet, exigió un Puerto Rico libre y nominó al zambo Chávez como mejor artista pop. «Latinoamérica es un continente muy político como para obviarlo», había escrito Residente vía Twitter, el pasado 12 de octubre. Y la política se apoderó del Gibson Amphitheatre, en Los Ángeles, sede de la entrega de los premios.

Lejos de escandalizarse, los de MTV hicieron todo lo posible por capitalizar el fulminante patadón en las bolas y los directos de izquierda que Residente propinó en el mentón de una derecha latinoamericana tambaleante, incluida la legión de jóvenes con el alma avejentada que ya quisieran la reelección indefinida del paraco Uribe y la eliminación física del zambo, apalean a los indios en Bolivia, defienden al Grupo Clarín en Argentina, marchan a favor de la dictadura en Honduras, a favor de los «presos políticos» en Venezuela, que desconocen cuál es la capital de Puerto Rico, pero que son capaces de conmoverse hasta el llanto viendo My Super Sweet 16, son entusiastas seguidores de The Hills y se babean con las aventuras de Tila Tekila.

Sin mayores disimulos y con tono festivo, la web de MTV Latino reseñó la participación de Residente: «Ahora que ya pasó, no hay otra forma de verlo: René, alias Residente, de Calle 13, fue un anfitrión despampanante. Claro que no estuvo solo: a su lado estaba Nelly Furtado, siempre divina. Juntos hicieron una dupla genial… Residente se bajó de la limosina y se sacó el traje para arrancar con el show. Abajo de la camisa traía una camiseta que decía: ‘Chávez nominado Mejor Artista Pop’. Fue así que empezó a arengar a la audiencia, dispuesto a decirlo todo, sin censura y sin libreto… René habló con total desparpajo, sin pelos en la lengua (tal como lo hace al frente de Calle 13). A su lado estaba Nelly, poniendo su cuota de elegancia y sofisticación. Juntos se complementaron a la perfección… Son dos grandes personalidades de la música, sin dudas. Nelly Furtado ya es una verdadera lady del pop internacional, mientras que René sigue demostrando que posee un talento y un carisma enorme al frente de Calle 13».

Es decir, una cosa chévere, tú sabes, o sea, Residente, hello, qué buen show, o sea, te la comiste. Una línea editorial que traduce superfluamente posiciones políticas que han provocado escozor tanto a los aludidos como a sus más fieles fans, y que se resume en una frase a primera vista inocentona como la que más: «Los conductores de Los Premios MTV 09 se destacaron por su soltura y, sobre todo, por sus ganas de divertirse». ¿Divertirse? Residente no está muy de acuerdo: «A mí nada de lo que dije me pareció divertido. Todo lo que hablé es bastante serio», escribió vía Twitter – siempre por esta vía, a menos que se indique lo contrario – el sábado 17 de octubre.

II.- Una diarrea de «malas palabras».
Tópico privilegiado de las jóvenes viudas de los personajes aludidos – Fortuño, Calderón, Uribe – ha sido el de la diarrea de «malas palabras» pronunciadas por Residente durante cada una de sus intervenciones. Imposible no detenerse en esta circunstancia, porque desnuda de pie a cabeza la mentalidad característica de la juventud conservadora, moralina, retardataria, supremacista, cool y tal de América Latina.

La cumbia de los aburridos. Calle 13.

Coño, mi señora madre, Sur, maestra de maestras, cuyo nombre le hace honor a esta tierra que piso, chavista hasta los tuétanos, sabia como sólo el pueblo puede serlo, disfruta cada vez que suena La cumbia de los aburridos. Pero un buen día me advirtió que el disco donde aparece esa canción es muy «vulgar». Lo dijo mi señora madre y yo me le reí, pero también me dije, para mis adentros, para que no pudiera escucharme: Amén. Porque su palabra es ley. Pero que un tipo de 34 años, proveniente de Carabobo, Venezuela, que bien pudiera ser hijo de Sur, escriba: «… cómo es posible que se permita tanta falta de cultura, valores, una cosa es ser sinceros y otra… vulgar, ordinario, chabacano, boca de cloaca…», así, tal cual, como una de esas señoronas encopetadas de la «sociedad civil» venezolana, que le gritan histéricas a Chávez, no por socialista, sino por zambo y vulgar, ordinario y chabacano, eso lo que provoca es vergüenza ajena. Todos los idiotas que, como el que escribió aquello, se escandalizaron por el hecho de que Residente le espetara un sonoro «hijo de la gran puta» al Fortuño, seguramente desconocían que el mismo día el pueblo portorro se sumó a un paro nacional contra el tipo, en rechazo al despido de más de ¡veinte mil! empleados públicos.

«Seguramente» un coño: soy capaz de apostar los discos de The Beatles de Sandra Mikele, a que estos idiotas no saben siquiera que Puerto Rico es una isla. Son los mismos idiotas cuya imagen del pueblo valenciano debe parecerse mucho a la de los hombres y mujeres que limpian el suelo y los baños del Sambil Valencia, que no habrán pisado jamás el centro de Caracas, pero se conocen de memoria el Sambil de la capital, y para los que Barquisimeto es una gran ciudad desde el día en que se inauguró esa joya arquitectónica que es el Sambil en forma de instrumento musical. Una de dos: o jamás escucharon un disco de Calle 13 y juran que Atrévete Te-Te es un reguetón compuesto por Manuel Rosales; o lo escucharon, pero igual no entendieron un carajo, y no se han dado cuenta de que fueron retratados en Gringo latin funk, del disco Los de atrás vienen conmigo.

Gringo latin funk. Calle 13.

Anticipándose a la polémica que se ha desatado luego de los MTV, Residente escribía el 16 de septiembre: «Los medios no me usan, yo uso a los medios. Hay que saber dar el mensaje. De lo contrario el mensaje se queda corto, entre ‘intelectuales'». Residente habló «malo» y el mensaje llegó: «Parte de la propuesta era que yo hablara malo, lo que pasa es que la gente se vive el personaje mío como si yo fuera así todo el tiempo… La manera de expresarme hacia los jóvenes es pensando en que quiero llegarles más rápido todavía, en que me hagan caso», declaró el sábado 17 de octubre a un impreso puertorriqueño.

El mensaje también le llegó bastante rápido al mismísimo Fortuño, quien declaró, indignado: «A todos los puertorriqueños les tiene que indignar profundamente esa chabacanería… En ningún sitio del mundo uno puede pararse en un micrófono porque te lo pongan delante a decir chabacanerías, a insultar gratuitamente y a decir malas palabras. ¿Qué es lo que le estamos enseñando a nuestros hijos?». ¿Entonces tú le enseñas al hijo tuyo que despedir a veinte mil personas es algo bueno, no importa si durante la campaña electoral prometiste que no despedirías a nadie? Bendito. Tremenda figura paternal. Algo semejante fue lo que respondió el Visitante de Calle 13: «¿No te parece un insulto la mentira? Los insultos del gobierno dejan sin trabajo». Y ésta otra: «¿Qué es peor… una ‘mala palabrita’ o que no le puedas dar lo que antes le dabas a tu familia?».

Pero a esta hora, el premio a la reacción más patética se lo lleva la Cancillería colombiana, que concedió al Residente el estatus de asunto de Estado: a través de un comunicado, expresó «su indignación por la divulgación de un mensaje injurioso en contra del presidente Álvaro Uribe, el cual se encontraba estampado en la camiseta…». Pero no sólo reincidió en la misma trampa retórica de Fortuño, según la cual el mensaje iba dirigido contra todo Puerto Rico: «El mensaje presenta un contenido ofensivo y calumnioso en contra del Presidente de los colombianos, lo cual constituye un agravio para su buen nombre e investidura y además es un irrespeto a la dignidad de nuestros connacionales». También MTV se llevó su jalón de orejas: «El Ministerio de Relaciones Exteriores respetuosamente sugiere a las directivas del canal observar con mayor detenimiento las manifestaciones con alto contenido político que se hacen dentro de un escenario que se destaca por promover el arte musical». En respuesta, Residente escribió el 18 de octubre: «El presidente de Colombia no es Colombia. ¡Colombia es mucho más que un presidente!» Un día antes, Visitante había respondido con fina ironía: «La camisa decía: ‘Uribe para bases militares’… Las imágenes que se ven en las nubes son proyecciones de uno mismo». Sí chico, eres un pa-ra-co.

III.- Vente pa Venezuela… ¡Cabrón!
Otro de los tópicos preferidos de la juventud bien, es uno que nos aprendimos de memoria hace un buen tiempo: cualquier extranjero que medio se atreva a medio manifestar su apoyo aunque sea el más tibio a la revolución bolivariana, es un cabrón insoportable y desinformado, que no tiene ni la más puta idea de lo que ocurre en Venezuela. Luego del relámpago de insultos – que no serán ya «malas palabras», sino oportunas expresiones de legítima indignación -, el aguacero de explicaciones: esto es una dictadura, esto es una dictadura, esto es una dictadura, todo el mundo con el paso del robot, todo el mundo con el paso del robot, todo el mundo con el paso del robot. Comentarios de este tipo, peculiar versión del chovinismo más ramplón, inundaron el Twitter de Residente. Siéntete orgulloso, pueblo venezolano, un puñado de jóvenes valerosos te han representado dignamente:

– «¡Te reto a vivir un año en Venezuela ganando sueldo mínimo!», apuntó una.
– «Habla claro mariquete. ¿Has estado más de un mes en Venezuela», escribió otro desde ¡Miami!, el mismo que luego remató con estas dos:
– «Cuando quieras vas a Venezuela y te enseño por qué no soy chavista».
– «… tú
crees que sabes, pero no tienes ni idea de lo que se vive allí…«.
– «Sabes que lo de Venezuela no me pareció gracioso, a ti no te han mandado a echar gas del bueno y que te metan preso», escribió otra, que se largó las seis siguientes:
«Como lo hizo Chávez con los estudiantes, y que las universidades de Venezuela no tengan presupuesto«.
«Tú no vives en Venezuela, no sabes lo que es la division que ha creado Chávez, familias separadas por la política«.
– «No me pareció gracioso lo de Chávez, pana, te vendiste«.
– «Hay gente que no es afecta a Chávez y te adora, no fuiste imparcial. Gente que tiene a sus familiares presos por política».
«¿Y tú sales con una franela que Chávez es lo mejor? Los heriste de pana«.
– «Sinceramente es difícil que entiendas algunas cosas, yo vivo en la frontera de Venezuela y Colombia y aquí sí se ve la realidad«

Hagamos un minuto de silencio en honor al corazón herido de la niña.

Listo.

Seguimos.

– «Y a mí qué coño me interesa el gobernador de Puerto Rico». Esta expresión es bastante típica. El mismo tipo se lanzó esta otra perla:
– «
Calle 13, succiónaselo a Simón Bolívar… Si es que tiene pene…«. Una lindura.
– «¡Sí que eres cabrón! ¡Vente pa Venezuela, así se lo chupas a Chávez!«, escribió otro, que también escribió éste:
«Es de pinga hablar lo que hablas y estar todo el tiempo en hoteles de lujo, comida VIP, sin pasar necesidades, pajuo«, e inmediatamente después le escribió nada más y nada menos que a… ¡Alberto Federico Ravell!:
«Ese es un pajuo más, hablando boberías, montado en Mercedes y comiendo bien, pero ‘comunista’ así yo también». Horas antes, Ravell se preguntaba:
– «¿
El gobierno permitirá los conciertos de Calle 13 en Caracas después de que uno de los del dúo sacara la franela esa anoche?» Memorable.
– «¡¡¡
Ojalá te vaya bien en estos dos países que irrespetaste, pajuo!!!«, continuó el que hizo la pausa para escribirle a Ravell, refiriéndose a Venezuela y Colombia. De pronto, sucedió algo inesperado: Residente le respondió:
– « Te llevo hermano… afuego». Y hasta allí le duró la altanería al hombre:
– «
Igual mi hermano. ¡Afuego! Paz…». Qué charlatán mi hermano.

Ya está bueno, ya está bueno. ¿O quieren más? No, ya está bueno. Dejen el morbo.

Vámonos con un comentario de Residente que resume su postura sobre el asunto: «El hecho de que yo no esté de acuerdo con los pensamientos de alguien no quiere decir que esté mal informado… ‘Cada cabeza es un mundo'».

Voy yo: el hecho de que la colérica juventud antichavista esté no sólo tan desinformada, sino tan profundamente divorciada de lo que acontece en Venezuela, no quiere decir que nos van a venir a convencer de que su pequeña cabecita es el mundo.

Antes de saltar a la última parte de este artículo, va la pregunta: y entonces, ¿quiénes son los que insultan?

IV.- Residente no es antichavista.
Decidí reservarme el tercer tópico para lo último, porque es el que genera más quebrantos, sobresaltos, arritmias, angustias y temores entre la juventud linda de Venezuela: ¿Calle 13 es chavista?

De una vez la respuesta, para evitar males mayores: no.

(Alivio).

Pero tampoco es antichavista.

(¡Cómo! Ay dios mío, me va a dar algo).

He aquí el primer comentario que escribió el Residente, una vez concluidos los MTV: «Saludos… Ya terminaron los premios… Perdón si los ofendí… No soy anti chavista… Soy pro pueblo. Quiero a Puerto Rico libre».

Cierto: el hombre portó aquello de «Chávez nominado mejor artista pop» y soltó lo de Simón Bolívar antes de dejar el escenario. Pero también escribió, el 17 de octubre: «La camiseta de Chávez que usé pa los MTV fue ambigua, indeterminada, doble lectura, confusa, agridulce… Viva Venezuela». Horas después, remató: «Lo más cabrón es que dicen cosas que no dije… Yo no he hablao de Chávez… Me puse una camisa pa que la interpreten como quieran».

Epa Residente, así la interpreté yo: en Venezuela nos gusta cuando el zambo canta popular. Por eso lo hemos nominao varias veces y por algo siempre ha ganao.

ésta es una democracia y el pueblo elige
si revolución es lo que el país exige
es porque lo que tú no dijiste yo lo dje

La crema. Calle 13.

El mío, prepárese, porque cuando vuelva pa Caracas le van a caer encima. Te van a sacar lo de las «malas palabras», te van a acusar de desinformado y te van a suplicar que hables mal de Chávez.

Preséntese en el tal Sambil y represente. Pero sólo en Tiuna el fuerte Calle 13 está en la casa.

Afuego.