¿Quién será el sucesor de Chávez?


Como el chavismo no encuentra «sucesor», la oposición busca su príncipe azul


Me llaman poderosamente la atención los crecientes quebraderos de cabeza a propósito del enigma indescifrable: ¿quién será el sucesor de Chávez?

Ni siquiera la escuestología, ese oficio a medio camino entre la ciencia y la superchería, ha sido capaz de ofrecer un pronóstico más o menos confiable.

Los practicantes de la opinología, tan ciencia, tan presta, tan versátil como la encuestología, dueños y señores del día a día, verdaderos dictadores de la agenda-setting, locuaces, vocingleros hasta el escándalo, plumas pugnaces, punzantes e hirientes; esa fauna florida que todo lo sabe y que dice todo lo que ve porque no es escaparate de nadie, ha terminado reducida a un coro inerme que reclama por el «secretismo» del gobierno. Reclamo vergonzoso éste que quiere decir: les imploramos por una señal de que el Presidente está moribundo, les pedimos un solo gesto de terremoto interno, de pelea fraticida, de tormenta intestina, de sangre, zancadilla o puñalada trapera. Aunque sea uno.

Si la referencia constante al «secretismo» traduce esa frustración que se ha apoderado de los bienpensantes que se precian de bien informados, al comprobar que los deseos no empreñan – les interesa un comino la salud del Presidente, y simplemente no desean creer que el hombre está ganando quizá la batalla más difícil de su vida -, la pregunta por la «sucesión» expresa el malestar por la «transición» que no llega. Transición hacia la democracia, por supuesto. Es decir, el fin de este régimen dictatorial, autocrático, totalitario, oprobioso, castrocomunista, criminal, irrespetuoso, delincuencial, horroroso, maligno… y magallanero.

Lo peor, y esto es algo en lo que no nos hemos detenido, son los estragos que, más allá de nuestras fronteras, provocan estas trampas caza-bobos de la retórica antichavista. Me explico: fuera de Venezuela hay gente que jura que el enigma sobre la «sucesión» de Chávez ocupa la atención de la mayoría del país: tal vez se imaginan a la gente deambulando por las calles, sin rumbo, golpeando sus cabezas contra las paredes, devanándose los sesos, impotentes.

Lo comprobé luego de que me entrevistara, hace algunos días, una periodista de la BBC. A la pregunta sobre el posible sucesor de Chávez, tuve que comenzar desde el principio: explicarle que Venezuela es una república y no una monarquía, que Chávez no era rey sino presidente electo democráticamente, es decir, que ocupaba ese cargo por voluntad popular, que era necesario que se interrogara sobre lo que había pasado con el pueblo durante los últimos doce años. En fin. La periodista no entendía nada. Sin duda, por estar leyendo a «los que saben».

Nelson Bocaranda: ¿verdad o invento?


Bocaranda en plena faena…

Puesto todo el esfuerzo en intentar retratar, así fuera a trazos gruesos, las múltiples facetas del intenso fervor popular desatado con el retorno de Chávez, ignoré por completo las reacciones de las caras más visibles del antichavismo partidista.

Las ya tristemente célebres declaraciones de Capriles Radonski, del pasado miércoles 6 de julio, en las que ponía en duda la enfermedad del Presidente, las escuché detenidamente apenas esta mañana. Supongo que sus palabras son una buena medida del desconcierto y la impotencia que los embarga.

Según reseñan EFE y AP, el gobernador de Miranda y dirigente de Primero Justicia afirmó: «Yo no soy médico, pero mi abuela yo la tuve enferma de cáncer. Yo me imagino que alguno de ustedes habrá visto una persona que tiene cáncer… Que yo sepa, el cáncer es una enfermedad de mucho cuidado… Oye, que una persona un día está de una forma y al día siguiente está de otra, ¿quién dice la verdad?».

¿A qué razones podría responder semejante ejemplo de absoluta ausencia de tino político? La clave, pienso, está en la pregunta que formula el mismo Capriles Radonski, con el desvergonzado propósito de sembrar la duda razonable.

Por estos días de silencios y rumores, la pregunta apunta directamente a una figura que encarna no sólo el talante moral, sino los peores vicios del periodismo antichavista: Nelson Bocaranda. Un avieso chismoso, que reclama para sí el dudoso título de «chacal de la información», y devenido, por obra y gracia de los aduladores y las circunstancias, en un ejemplo de «periodismo de investigación«.

Veamos los hechos:

Lunes 20 de junio: en su página web, runrun.es, en columna intitulada Donde guardan a Chávez en la Habana: el CIMEQ, Bocaranda publica la primera referencia (implícita) sobre el retorno del presidente Chávez a Venezuela: «… ayer comentaban que el avión presidencial estaría listo en el aeropuerto José Martí para traerlo en el momento que los médicos cubanos se lo permitan…».

Quiso el destino que el primer comentario sobre el asunto apareciera publicado el mismo día que, según informara el mismo Chávez recientemente, el Presidente fue sometido a su segunda operación. Tal día, según Bocaranda, su regreso era inminente.

Jueves 23 de junio: de nuevo en la web, columna intitulada Por lo pronto Chávez no regresa antes del 5 de Julio. ¿Qué le está pasando?, escribe: «Parece que es un hecho. El presidente venezolano deberá quedarse por más días en Cuba. Su reposo podría extenderse más allá de la semana que se había anunciado».

Jueves 23 de junio: es decir, el mismo día, pero esta vez en el diario El Universal, publica: «Al menos una semana más debería quedarse el impaciente paciente bajo la observación de los médicos tratantes».

Viernes 24 de junio: en la web, columna intitulada Nueva orden en el Hospital Militar: el Presidente llega el 30 de Junio, escribe: «El último reporte que se tiene, desde ayer, es que el enfermo recluido en Cuba podría estar en condiciones de venirse al país el próximo jueves 30 de junio…».

Sábado 25 de junio: en la web, Rompiendo el cerco informativo: Las verdades de la enfermedad del Presidente Chávez, escribe: «Mis fuentes cubanas me señalan que hará una rápida aparición pública antes de venirse a Caracas el próximo jueves 30…».

Lunes 27 de junio: en la web, ¿Ni siquiera a Soto Rojas le han dicho la verdad de la salud presidencial?, publica: «La fecha tentativa es el jueves 30… o antes…».

Difícil saber si está reiterando la especie que ha divulgado en días sucesivos, viernes 24 y sábado 25 (versión que, a su vez, desmiente la publicada apenas un día antes, el miércoles 23), o si la está poniendo en duda. Cabe una tercera opción: Bocaranda está haciendo ambas cosas: reiterando y desdiciéndose.

Lunes 27 de junio: en la web, Ya no pueden negar la enfermedad del Jefe que vuelve el Viernes 1°. ¡El mismo día! Bocaranda desmiente su… ¿desmentido? y da una nueva fecha: «El viernes los veremos en Maiquetía».

Martes 28 de junio: en su columna de El Universal, reitera: «Poco a poco va mejorando el presidente operado. El viernes 1° de julio será su regreso. Presidirá los actos del Bicentenario”.

Miércoles 29 de junio: en la web, Fuera del CIMEQ el Presidente Chávez pero no viene para el 5: «Chávez deberá dirigirse a la nación desde Cuba antes del fin de semana si no viene antes del 5 de Julio… Por lo pronto, parece ya definitivo que no viene para el 5 de Julio».

Léase bien: «… deberá dirigirse… si no viene antes del 5…». ¿Vuelve o no vuelve antes del 5? ¿No aseguraba apenas un día antes que el retorno sería el 1° de julio?

Jueves 30 de junio: en el diario El Universal, escribe: «Ante la decisión de no estar presente en Caracas para el 5 de Julio, Chávez deberá dirigirse a la nación desde Cuba antes del fin de semana… Aun cabe que Chávez nos dé una sorpresa y esté presente en el desfile previsto para el martes».

Como se sabe, es el día en que Chávez se dirige al país en cadena nacional para informar que le ha sido extraído un tumor cancerígeno, y que se encuentra recuperándose. Apenas dos días después de «informar» que el Presidente volvería el 1° de julio y presidiría los actos del Bicentenario de la Independencia, corrobora lo que un día antes (miércoles 29) planteaba como duda: Chávez no estará. No sin antes dejar abierta la posibilidad de que sí haga acto de presencia. No estará. Puede que sí.

Viernes 1 de julio: en la web, columna intitulada Ya Chávez no viene el 5 pues comenzó anoche la quimioterapia, sostiene: «Definitivamente el presidente Hugo Chávez no podrá venir al país para estar presente el próximo martes 5 de Julio en el día Bicentenario de la Independencia venezolana… La debilidad que ocasiona la quimioterapia le impedirá el viaje que tenía previsto a Caracas. Ante este tratamiento, que se aceleró tras descubrir células cancerígenas en su organismo, como él mismo lo anunció, nos arriesgamos a decir que al menos por los próximos quince días deberá quedarse en Cuba».

Un día después, Bocaranda es categórico: «Definitivamente…». Se anima a pronosticar: «quince días». Mínimo.

Lunes 4 de julio: en la web, A riesgo de su salud Chávez adelanta su regreso para calmar demonios desatados, se defiende: «En estas mismas páginas dejamos abierta la posibilidad -aunque no la creíamos dada la condición de la salud del paciente- que (sic) el enfermo mandatario pudiera darnos una sorpresa regresando a Caracas para el 5 de julio».

Cosa curiosa: Chávez retorna a Venezuela justo después de que Bocaranda ofreciera a sus lectores el peor de los escenarios (mínimo quince días para su regreso), de la manera más terminante.

Martes 5 de julio: en su columna de El Universal, reitera: «El último párrafo de la primera nota de nuestra columna del jueves cerraba con esta frase: ‘Aun cabe que Chávez nos dé una sorpresa y esté presente en el desfile previsto para el martes'».

Miércoles 6 de julio: en la web, columna intitulada: Con el paso de las horas, en su reposo Chávez afina los cambios civiles y militares: «Adán Chávez ha sido uno de los más sorprendidos con el retorno inesperado del hermano quien según él le habría confiado -en el primer momento que se vieron en La Habana tras conocerse la existencia del cáncer- que ‘debes irte preparando para ser el candidato de la revolución si esta enfermedad me vence pues en manos de otros se perdería’. ¿Verdad o invento?».

Será la última vez que Bocaranda se refiera al tema del regreso del Presidente. Genio desfigurado, tal vez orgullo maltrecho, sólo hablará de sorpresa y de «retorno inesperado» para referirse a una figura cercana a Chávez. Un «retorno inesperado» que anunció y desmintió una y otra vez durante 12 días (del 20 de junio al 1° de julio), durante los cuales ofreció ¡ocho versiones distintas! ¡Casi una por día!

Lunes 20: regreso inminente.
Jueves 23: al menos una semana más para el regreso.
Viernes 24: regreso el 30 de junio.
Lunes 27: regreso el 30 de junio… o antes.
Martes 28: regreso el 1° de julio.
Miércoles 29: regreso poco probable antes del 5 de julio.
Jueves 30: posible regreso antes del 5 de julio.
Viernes 1: imposible regreso antes del 5 de julio.

Parafraseando a un perplejo Capriles Radonski, ¿se puede confiar en un persona que un día afirma una cosa y al día siguiente otra? ¿Quién dice la verdad?

Tenga usted por seguro que Bocaranda no. Haga la prueba, si es de su interés, respecto de todo lo «informado» por el columnista sobre el estado de salud del Presidente: mentiras, medias verdades, imprecisiones, especulaciones. El mismo Bocaranda que alguna vez suscribió la tesis de que ¡Chávez conspiró para derrocar a Raúl Castro! El mismo que desde el sábado 2 de julio comenzó a intrigar sobre supuestos cambios en el gabinete ministerial, y que una vez desmentido por los hechos, escribió una columna intitulada Así estarán las cosas que no quiso crear más problemas haciendo cambios: «el presidente Hugo Chávez dejó a todo el mundo con los crespos hechos». ¿A todo el mundo? Es decir, según este tipo, el hecho de que Chávez «ratificara» a su gabinete ¡confirma su versión sobre cambios en el gabinete!

Puro invento. Por eso es que cuando ellos van, el pueblo ya viene de regreso.

A propósito de La ciberadvertencia, de El Nacional: el temor de la prensa antichavista


La principal preocupación de la prensa antichavista no es la amenaza de censura, sino la posibilidad, que a veces se asoma cercana, de la discusión libre y democrática sobre cualquier asunto de interés público. Frente a esta posibilidad, la prensa antichavista reacciona con verdadero pavor, procurando reconducir los términos de la discusión al esquema resabido y preconcebido, y fuera del cual todo dejaría de tener sentido para el antichavismo: es imprescindible, en cada caso, «demostrar» que la «prensa democrática» libra una lucha a brazo partido, y siempre en condiciones desventajosas, contra las fuerzas del silencio, la oscuridad, la mordaza y la mentira.

Esto ha quedado en evidencia, una vez más, en ocasión de la movilización que se ha producido en el campo revolucionario a propósito de la propuesta de reforma de la Ley Resorte. Resumiendo: esta movilización, en la que compañeros como Luigino Bracci han jugado un destacado papel, ha traído como consecuencia la remoción de varios artículos que muchos cuestionamos, por su carácter regresivo.

Por donde se le mire, se trata una victoria, tal vez para algunos modesta, pero victoria al fin, lograda en buena lid, y cuya importancia trasciende el hecho mismo de la puntual remoción de artículos. Como escribió Luigino Bracci el miércoles 15 de diciembre: «Sin duda que este proyecto es muchísimo mejor que el planteado días atrás. Seguramente puede ser perfectible, seguramente si uno busca podrá encontrar cosas que se puedan mejorar. Pero me alegra saber que sí pudimos unirnos y hacer cambios, y que hubo gente que sí nos escuchó sin llamarnos escuálidos o contrarrevolucionarios. Los llamados del Presidente Chávez a la autocrítica están surtiendo efecto«.

En otras palabras, y en esto coincido plenamente con Luigino Bracci, la verdadera victoria radica en la posibilidad real de sumar esfuerzos para crear las condiciones de una discusión libre y democrática sobre asuntos de interés público, sin cortapisas ni chantajes, como aquel según el cual no es «conveniente» ejercer nuestro derecho – y nuestra obligación – a disentir públicamente de alguna iniciativa gubernamental que consideremos errada y, por tanto, susceptible de revisión, porque eso significaría «darle armas a nuestros enemigos».

Eso, nuestros «enemigos» lo saben perfectamente, y sacan provecho político de esta circunstancia de manera permanente. Pero, ¿qué significa «sacar provecho político»? Significa sabotear en todo momento la posibilidad de la discusión libre y democrática. Más allá: el aplanamiento de las diferencias, el intento siempre frustrado de invisibilizar, mediante el chantaje, las voces críticas (es necesario subrayar que el chavismo es mayoritariamente crítico, cuestionador, irreverente, inconforme) tiene como efecto reforzar la versión maniquea de la prensa antichavista: 1) el chavismo es una masa informe que no discute ni cuestiona; 2) el chavismo es sinónimo de mentira, imposición, violencia y sinrazón; 3) el gobierno chavista va directo a la dictadura, y uno de sus objetivos inmediatos es la censura de la «prensa libre»; y 4) la prensa antichavista es sinónimo de verdad, libertad y razón.

Póngase como ejemplo el trabajo publicado el domingo 19 de diciembre en el diario El Nacional, intitulado La ciberadvertencia, firmado por Laura Helena Castillo y David González, y que ya produjo una primera respuesta de Luigino Bracci. La impresión que deja una primera lectura de la nota es que algunos contenidos de la propuesta de reforma de la Ley Resorte eran tan cuestionables, que hasta produjo la movilización de algunos chavistas (y citan palabras del mismo Luigino Bracci, de Marialcira Matute, José Roberto Duque, Helena Salcedo y del autor de este blog). Pero como no se trata de impresiones, hagamos breve mención de algunas partes del trabajo.

Lo primero que queda claro, es que los periodistas están convencidos de que todos los caminos conducen a la censura, de la misma manera que el gobierno camina a paso firme hacia la imposición de una dictadura. Por ejemplo: aunque reconocen «la supresión de los puntos más polémicos», aseguran que «se mantienen algunas prohibiciones de cuidado». Más adelante advierten: «aspectos esenciales de la arquitectura para controlar Internet fueron desechados de momento», y sólo de momento. Luego: «Hay activistas que piden a los cibernautas dormir con un ojo abierto». Léase bien: «activistas» antichavistas, nosotros sólo calificamos como «seguidores del proyecto presidencial». Por último: «Pero los ciudadanos saben que el peligro se mantiene». ¿Qué ciudadanos?

Pero la clave del trabajo está resumida en una frase de apenas ciento treinta y ocho caracteres, que hubiera podido merecer un buen tweet: «El temor de darle banderas a la oposición, que se movilizó en varias oportunidades esta semana, contribuyó con la velocidad de la reacción». ¿Fuente? «Según cercanos a la AN». Muy convincente, sobre todo tratándose de un trabajo que se tomó la molestia de citarnos textualmente a varios de los «seguidores del proyecto presidencial».

De esta manera, insisto, todo el esfuerzo a favor de la discusión libre y democrática sobre asuntos de interés público, nuestra reivindicación del Chávez que hace llamados a la autocrítica, y la verificación de que estos llamados están surtiendo efecto, los periodistas de El Nacional lo reducen a «temor de darle banderas a la oposición». De igual forma, la victoria que implicó la modificación puntual del articulado del proyecto de reforma de la Ley Resorte (Ley Mordaza, según la prensa antichavista), queda reducida a su contrario, puesto que «el peligro» de censura «se mantiene».

Es cierto, la prensa antichavista simplemente hace su trabajo: reconducir siempre los términos de la discusión para que todo encaje en su esquema preconcebido. Sin embargo, nunca está de más identificar cómo lo hace, evaluar las implicaciones de lo que hace, identificar los efectos que persigue y actuar en consecuencia.

Lo que ha quedado demostrado con este episodio es que el chantaje («temor de darle banderas a la oposición») no ha funcionado. Todo lo contrario de lo que afirman los periodistas de El Nacional. Por eso hablan de «temor», que no es más que el suyo propio.

¿Por qué Chávez llegó tarde? (Lo revela una fuente solvente)


Ayer por la mañana, mi pana Fernando Pintos me llamó para contarme de una nota aparecida en el periódico amarillista venezolano 2001 (confieso que no sabía que aún existía), que remitía, a su vez, a un par de notas publicadas por los diarios El Mundo, de España, y La Nación, de Argentina. La primera, intitulada Las excentricidades de Chávez. La segunda, un tanto más completa, Las excentricidades de Hugo Chávez.

La nota en el diario El Mundo, de España, del martes 10 de agosto de 2010.

La nota, casi idéntica, publicada por La Nación, de Argentina, del miércoles 11 de agosto de 2010.

La nota de El Mundo comienza así: «Quien haya visto la llegada a Santa Marta de Hugo Chávez a través de la cadena Telesur, pensará que en Colombia Invamer Gallup manipula sus encuestas».

Esto es lo que se lee en el segundo párrafo de la nota de La Nación: «Quien haya visto la llegada a Santa Marta de Hugo Chávez a través de la cadena Telesur, pensará que en Colombia el mandatario bolivariano goza de una excelente popularidad».

Según El Mundo, «La explicación del recibimiento popular, pese a que las medidas de seguridad en todo el recorrido eran asfixiantes, puede estar en un dato que conoció esta periodista en Quito hace años, en uno de los tantos encuentros de Jefes de Estado. La avanzada del entonces Presidente colombiano, Andrés Pastrana, estaba compuesta por cinco personas mientras que la de Chávez rondaba el centenar. Indagando la razón de tamaña diferencia, una fuente de toda solvencia aclaró que además del cuerpo de seguridad, cada vez más numeroso, semejante al que rodeaba a Fidel Castro, había funcionarios encargados de organizarle un recibimiento ‘espontáneo’ en algún momento de su gira. Lo hacían en todas partes del mundo siguiendo el modelo, contaron, de la Cuba castrista».

Según La Nación: «Para entender este recibimiento popular, hay que llegar al antecedente de Fidel Castro, cuando el mandatario cubano viajaba con funcionarios encargados de organizarle un recibimiento ‘espontáneo’ en algún momento de su gira». Más arriba se lee: «La caravana oficial se detuvo y un sonriente Chávez, que vestía una campera de la bandera venezolana, se bajó para repartir besos y estrechar manos ante las cámaras de televisión. Pero lo llamativo fue que no era gente del lugar, sino venezolanos que habían viajado con él en el avión presidencial desde Caracas, según se desprende de un informe del diario El Mundo, de España».

Sí, «un informe del diario El Mundo, de España», basado en «una fuente de toda solvencia».

Advierte El Mundo: «Y por si alguien tiene dudas de que ese fue el método empleado en Santa Marta, esta (sic) es una pancarta que exhibían, junto a alguna bandera venezolana, los habitantes de una de las barriadas donde Chávez se detuvo ayer: ‘Bienvenido Presidente Chávez. Los pueblos de Colombia te queremos mucho. Gracias por levantar los pueblos de América del Sur y revivir el sueño de Bolívar'».

Afirma La Nación: «‘Bienvenido Presidente Chávez. Los pueblos de Colombia te queremos mucho. Gracias por levantar los pueblos de América del Sur y revivir el sueño de Bolívar», se leían las pancartas (sic) en la ruta a la quinta, mientras un centenar de personas vitoraban (sic) a Chávez».

El mismo «centenar de personas» que Salud Hernández-Mora, la reportera de El Mundo, presenció «en Quito hace años», y que formaba parte de la avanzada diplomática venezolana.

Extraordinario ejemplo de cómo, en ocasiones, los que alardean de acumular fuentes solventes tienen una deuda impagable con la verdad.

Chávez llegó tarde


Tratándose de un asunto tan serio como sentarse a dialogar con Santos, Chávez ha debido tomar las previsiones del caso y llegar de primero a la Quinta de San Pedro Alejandrino, en Santa Marta, y esperar pacientemente a su par colombiano. Ha debido aprovechar la amarga y dilatada espera para reflexionar y convencerse de que Bolívar bien muerto está, y que mejor vale dejar que descanse en paz.

Ya en el Aeropuerto Internacional Simón Bolívar – «todo lleva tu nombre, padre, en nuestra morada» – ha debido, por qué no, saltarse todo protocolo, no perder valioso tiempo obsequiándole claveles rojos a la Holguín, no permitir que se le rindieran los honores militares de rigor, ha podido evitar ofrecer declaraciones a la prensa. Ha debido llegar primero y sentarse a esperar, reflexionar sobre su infinita culpa y prepararse para realizar un oportuno, impostergable e indelegable acto de constricción.

Ha debido evitarnos el bochorno de su atavío: por todos los santos, Oh my god!, a quién se le ocurre pisar suelo colombiano vistiendo el tricolor patrio, cuando la ocasión exigía el blanco que aleja toda duda, blanco-paz, blanco-límpido, blanco-franqueza, blanco-pureza. O sea, Chávez, triple hello, doble whatever.

Tamaños gestos, vestir de blanco, ignorar a la prensa, esperar a Santos, tal vez – sólo tal vez – le hubieran granjeado algunos tímidos apoyos del sifrinaje antichavista. Tal vez hubiéramos podido leer en Facebook expresiones del tipo: «Amé a Chávez vestido de blanco» o bien «Amé a Chávez esperando como un corderito».

Pero no, ¡ay, infinitos ayes! No conforme con que iba tarde, a Chávez no se le ocurrió otra cosa mejor que detenerse en el camino que lo conducía al lugar de reunión. Se bajó del carro la primera vez y recibió su primer baño de pueblo colombiano, ese que las oligarquías de uno y otro país sueñan con verse enfrentado con el nuestro en una guerra fraticida, el mismo que mereció el desprecio de algunos chovinistas que se hacen llamar chavistas.

Poco más adelante se detuvo por segunda vez y recibió su segundo baño de pueblo colombiano. O sea, Chávez, ¡disculpaaaaaa! El estupor inicial se convirtió entonces en pánico en los diarios, televisoras y agencias de noticias. Las imágenes, construidas laboriosamente, del Chávez enemigo del pueblo colombiano y de éste como enemigo del violento Chávez, se derrumbaban estrepitosamente como sólo lo hacen los anti-ídolos de barro.

Por si quedaba alguna duda, Chávez se detuvo una tercera vez y recibió su tercer baño de pueblo colombiano. Era demasiado. O sea, Chávez, ¡estás out! Pánico y desesperación. ¿Qué hacer para contener los efectos de tanto desparpajo? A la agencia española EFE le corresponde el dudoso honor de haber tomado la iniciativa: «Presidente venezolano llegó tarde a cita con Santos por detenerse a saludar en el camino«, y la prensa antichavista, estupefacta, se apresuró a tomar debida nota. Escueta nota que dejó en ridículo, una vez más, a quienes pretendían dejar en ridículo a Chavéz, y con él a nuestros pueblos.

Mejor les hubiera quedado intitular, de una vez: «O sea, Chávez, pinta un paisaje y piérdete». Es decir, expresarse como lo hace el antichavismo de-a-pie, en lugar de disfrazar aquel desprecio de periodismo.

Rumbo a su reunión con Santos, Chávez hace su primera parada para saludar al pueblo colombiano. Imagen captada alrededor de las 3 pm. Por: Andrés Izarra, Presidente de Telesur.

Primera parada de Chávez. Por: Temir Porras, Viceministro de la Cancillería venezolana.

Chávez saluda al pueblo colombiano. Por: Andrés Izarra.

«Uno de los momentos más emocionantes fue cuando cargó en sus brazos a Luis Santiago, un pequeño de 9 meses que estaba en medio de la multitud con la mujer que lo cuida, Estefanía Pardo, de 20 años. ‘Ese niño va a ser el símbolo de la paz entre los dos países’, comentaban algunos de los presentes». Así lo reseñó el diario colombiano El Tiempo. No se pierda los comentarios a la nota. Por: Andrés Izarra.

Tercera parada de Chávez: dialoga con estudiantes. Por: Andrés Izarra.

Tercera parada de Chávez. Por: Temir Porras.

La nota de EFE reproducida por El Nacional. Hora: 3:34 pm.

El Universal se dejó «tubear» por la competencia: publicó la nota de EFE, con leve variación en el título, un minuto después.



Durante la emisión de su programa Dossier, este martes 10 de agosto de 2010, Walter Martínez transmitió algunas imágenes grabadas por VTV mientras Chávez saludaba al pueblo colombiano. «Chávez berraco, eso no lo hace cualquiera, berraco. Felicitaciones pa él», dice uno. Tal y como lo expresara el mismo Walter Martínez: «Ciertamente los cleptómanos de Atlanta no van a pasar esto».

Casarse con Santos


No habían pasado veinticuatro horas de la toma de posesión de Juan Manuel Santos, cuando la prensa antichavista le declaró su amor inmarcesible, a prueba de todo, y dio inicio a la luna de miel.

Como lo atestigua la caricatura que publica Rayma en El Universal, este domingo 8 de agosto, lejos de quedarse para vestir santos, la oposición ha preferido siempre lanzarse en brazos de cualquiera que encarne la posibilidad, por más remota que sea, de ponerle fin a su tormentosa relación con el zambo, que ya va por los once años. A diferencia de la célebre película protagonizada por Marilyn Monroe, el antichavismo comenzó a padecer de la comezón desde el mismo primer año. Usted dirá: después de tanto tiempo de penitencia en penitencia, cualquier cuerpo es bueno para saciar el deseo.

Consumada la unión con Santos, la prensa opositora se dedicará en adelante a hacer lo que mejor sabe: cubrirlo de alabanzas, costumbre que, bien vista, es una particular manera de vestirlo, aunque el rey vaya desnudo y se haya manchado con la sangre de los asesinados, perseguidos, desplazados y desaparecidos.

El casamiento con el civil ex Ministro de Defensa uribista ha respetado también, a su manera, las formas de las bodas eclesiásticas: si la virginal monja que adorna la caricatura de Rayma no es suficiente, sólo basta leerse la mancheta que publica hoy El Nacional: «Hoy es día de todos los Santos en Colombia». Léase bien: no de los santos inocentes, sino de todos los santos.

Si se piensa detenidamente, más que boda eclesiástica, se trata de una experiencia religiosa. Incapaz de encontrar una fórmula más terrenal para expulsar al chavismo del paraíso, la prensa antichavista ha debido recurrir al auxilio del mismo cielo, es decir, de Santos. Por más que el tal Santos no tenga nada de divino.

No, el problema no es que el amor sea ciego. En este caso, es el poder el que enceguece. El odio contra el pueblo.

Caricatura de Rayma, publicada por El Universal el domingo 8 de agosto de 2010.

El Nacional, página A/9, domingo 8 de agosto de 2010. La mancheta a la izquierda, justo debajo del editorial.

La mancheta en la edición digital.

Provocaciones


Chávez responde a la pregunta de Maradona sobre Santos. Ya antes lo había hecho frente a las provocaciones de la oligarquía colombiana.

Chávez: «Ahora Maradona es periodista y provocador».

Según declaración oficial emitida por la Mesa de Unidad Democrática (MUD), la tarde de ayer, a propósito de la ruptura de relaciones diplomáticas con el gobierno colombiano, la «mayor irresponsabilidad» del zambo fue «tomar una decisión de esta gravedad, como maniobra de distracción de la opinión pública venezolana, actualmente impactada por el vergonzoso escándalo de los contenedores de comida descompuesta».

La referida declaración fue publicada en la página de la MUD a las 18:05 de la tarde, esto es, aproximadamente unas cinco horas después del anuncio realizado por Chávez desde Miraflores, en compañía de Diego Armando Maradona.

Cinco largas horas para anunciarle al país lo que hubiera podido manifestarle incluso antes de que el zambo apareciera ante los medios: que dijera lo que dijera, hiciera lo que hiciera, el zambo intentaría distraer a la «opinión pública venezolana» del «escándalo de los contenedores».

Más que declaración, ha debido llamarse muletilla.

Eso sí, la vieja partidocracia se comprometió «a trabajar en la próxima Asamblea Nacional para que ese cuerpo cumpla con su deber constitucional de hacer siempre presente al Poder Ejecutivo el carácter nacional que la política exterior debe tener».

Ninguna falta le hizo recurrir a otra de sus muletillas preferidas, la del Chávez dictador, porque esa tarea ya la había cumplido cabalmente el representante del gobierno colombiano ante la OEA, en horas de la mañana.

La partidocracia vernácula le devolvió el favor declarando: «La vía de una comisión internacional de verificación no debe ser desechada a priori, pues podría interpretarse como un reconocimiento a que tales acusaciones estarían bien fundadas».

«Presidente, ¿Santos no es el camino de Uribe?», le preguntó Maradona a Chávez, cuando ya parecía que todo estaba dicho. Retomó Chávez, sonriente y en apuros, y al poco interrumpió: «Ahora Maradona es periodista y provocador».

Frente a las provocaciones de la oligarquía colombiana, qué oportuna la provocación de Maradona.

Hizo falta el periodista que preguntara: «Presidente, ¿la partidocracia venezolana no es el camino de la oligarquía colombiana?».

Porque provocación se responde con provocación, no con muletillas oficiales.

Suráfrica 2010: La imagen de la derrota


Como creyéndose asistidos por una mano divina, tal vez jurando por este puñado de cruces que acababan de marcar el gol del siglo, a minutos apenas del pitazo final, mientras veíamos al Diego abrazando a los suyos y celebrábamos su sonrisa victoriosa y los cuatro goles como si fueran los nuestros y todo el pueblo cantó ¡Maradó, Maradó! y llevó alegría en el pueblo, El Universal decidió que era el momento oportuno para predicar la palabra o, dicho en lenguaje periodístico, dar el tubazo: Rechazo a Chávez en el Argentina-Corea del Sur.

Justo a las 9:08 de la mañana, cual borracho impertinente que le baja el volumen a la música cuando la fiesta está en su mejor momento, en un desesperado y patético intento por llamar la atención. En realidad, la insulsa nota no dice nada, y más parece una larga leyenda de una fotografía de baja calidad que pretende servir de testimonio del rechazo universal contra el zambo: «Hasta en Sudáfrica, hay manifestaciones contra Chávez». Cuando es poco lo que hay que decir, hasta los signos de puntuación sobran.

El exagerado acercamiento hace que la imagen parezca fuera de todo contexto, y aún cuando puede ser perfectamente cierto que haya contaminado visualmente el Soccer City de Johanesburgo, le falta toda la gente que sin embargo sobra en un Mundial de fútbol. Tal cual el antichavismo, al que le falta toda la gente que le sobra a una democracia. La circunstancia hace de ella una imagen lánguida, triste y vacía que, como en la canción, parece más un llanto de amargura.

Lo que los megalómanos de El Universal desconocen es que Giorgio Mamani, el último futbolista combativo, se encuentra en Suráfrica para participar en el Anti-Mundial. Sus andanzas e impresiones pueden leerse, día a día, en Verboamérica, y también en Crónicas Sudafricanas. Un par de joyas del periodismo deportivo under y antisistema, un ejercicio de genio y virtuosismo narrativo como no se había visto en mucho tiempo.

Luego de la victoria ante Corea del Sur, Giorgio Mamani ha celebrado el abrazo del Diego a Demichelis, según relata Verboamérica:

«‘Ese gesto promueve la opción por los pobres’, explica Mamani a quien quiera oírlo.

Esa es la imagen de la verdadera victoria: los medios no la repiten esa toma porque saben lo que quiere decir: es metáfora antisistema‘, reclama con su vigor.

Al finalizar el partido, el DT podría haber ido a abrazarse con Messi: el rey y su heredero. Maradona podría haber ido a colgarse de Higuaín sugiriendo que las viejas victorias se reviven en las nuevas figuras.

Pero no: Diego – con su enorme talento semiótico – fue a abrazar a Demichelis, al que erró. Y lo hace con todas sus fuerzas para fundirse durante varios segundos; muchos más que al resto. Es un dios, barbado y comprensivo, abrazando al ángel caído, al expulsado del altar del exitismo, al que falló y merece nuevas oportunidades.

Lo hace porque Diego sabe lo que es equivocarse‘, sostuvo Mamani.

Fijate lo que dijo en la conferencia pospartido: salimos fuertes porque un compañero había errado… el afecto es de agradecimiento… consensuamos… no ponemos una multa… hasta le pidió perdón a Platini‘, explica Mamani remarcando las condiciones como conductor de Maradona.

Eso se me gusta de Diego: es un ganador que quiere e incluye a los perdedores’, insiste ante los que sólo quieren alegrarse por los goles. ‘Esa es la vía argentina a la victoria‘, repite».

Pero Verboamérica no ha contado toda la historia. Tampoco lo ha hecho Crónicas Sudafricanas. Giorgio Mamani, el último futbolista combativo, ha encontrado tiempo para seguirle la pista a los antichavistas de la lánguida pancarta. Los ha visto salir del Soccer City apesadumbrados, sin poder disimular la vergüenza y mucho menos las lágrimas rodando por sus mejillas. «No le hinchaban a los surcoreanos, hinchaban contra Maradona», nos cuenta. «Todo por su simpatía con Chávez. ¿Sabés que es triste? Llorar por la victoria de los otros, aunque los derrotados no sean los tuyos», explica. «Esa es la vía antichavista a la derrota», sentencia, antes de despedirse.

Si como dice Mamani, el abrazo de Maradona a Demichelis «es la imagen de la verdadera victoria», la triste y vacía pancarta antichavista es la imagen de la verdadera derrota.

We con the world: o sobre cómo reírse de los asesinados por el Estado israelí


Latma TV, un grupo de comediantes israelíes que produce material audiovisual para la Web, ha considerado oportuno reírse a mandíbula batiente a propósito de la masacre cometida por el Estado de Israel contra los activistas que el pasado 31 de mayo fueron impedidos de llevar alimentos, medicinas y materiales de construcción al pueblo palestino.

Cuatro días después, aún no ha sido posible siquiera contabilizar la cantidad exacta de muertos y heridos, tal ha sido el hermetismo de las autoridades israelíes. Sin embargo, desde el mismo día de los hechos las transnacionales de noticias han puesto en marcha una campaña global de desinformación, que persigue criminalizar a las víctimas y victimizar a los agresores. Así, por ejemplo, la brutal agresión de la que han sido víctimas los activistas a bordo del barco turco Mavi Marmara ha sido traducida como una «redada» (raid, en inglés), como si se tratara de un rutinario operativo policial para capturar a delincuentes prófugos.








Time, MSNBC, CBS News, BBC News, Yahoo! News, The Washington Post, The New York Times, Fox News, CNN: todos a cantan a coro: We are the raid (Somos la redada).
La prensa «hispana» (Univisión) dice presente: Somos la redada.

Digna representación venezolana (El Universal) se suma al concierto: Somos la redada.

El video de Latma TV, una parodia de la célebre We are the world (Somos el mundo), la canción escrita en 1985 por Michael Jackson y Lionel Ritchie, vuelve sobre la versión que ha difundido el gobierno israelí: no eran activistas, sino «terroristas»; estaban armados y tenían intenciones de «linchar» a los efectivos militares israelíes; en Gaza no existe tal cosa como una «crisis humanitaria».

Son dos estrategias que se complementan: mientras que Latma TV desinforma y criminaliza bajo la forma de la sátira política, las transnacionales de noticias satirizan el ejercicio periodístico criminalizando a las víctimas y desinformando sobre el crimen cometido por el Estado de Israel.

Va el video, intitulado We con the world (Engañamos al mundo). Más abajo, traducción libre. Dedicado a los legitimadores de las «redadas» contra los pueblos que luchan: a esto se reduce la «verdad» que venden al mundo.

Engañamos al mundo.
Llega el momento
en que necesitamos hacer un show
para el mundo, la Web y CNN.
No hay gente muriendo,
así que lo mejor que podemos hacer
es crear el bluf más grande de todos.

Debemos continuar pretendiendo, día a día,
que en Gaza hay crisis, hambre y peste
porque los millones de dólares en ayuda no cubren sus necesidades básicas
como queso y misiles para los niños.

Haremos que el mundo
abandone la razón
haremos que todos crean que Hamas
es la Madre Teresa.
Somos viajeros pacíficos
con armas y con nuestros propios cuchillos.
La verdad nunca llegará a tu TV.

Oh, les apuñalaremos el corazón
son soldados, a nadie le importa
somos pequeños y tomamos algunas fotografías con palomas.
Como nos enseñó Alá, por hechos no hay demanda
así que siempre sacaremos ventaja.

Haremos que el mundo
abandone la razón
haremos que todos crean que Hamas
es la Madre Teresa.
Somos viajeros pacíficos
con armas y con nuestros propios cuchillos.
La verdad nunca llegará a tu TV.

Si el Islam y el terror te levantan el ánimo
pero te preocupa que eso no sea bien visto
bien, bien, bien, bien, no te preocupes
todo lo que tienes que hacer es llamarte
un activista por la paz y la ayuda humanitaria.

Haremos que el mundo
abandone la razón
haremos que todos crean que Hamas
es la Madre Teresa.
Somos viajeros pacíficos
con armas y con nuestros propios cuchillos.
La verdad nunca llegará a tu TV.

Engañamos al mundo
engañamos a la gente
haremos que todo el mundo crea que las Fuerzas de Defensa de Israel son Jack El Destripador.
Somos viajeros pacíficos
con armas y con nuestros propios cuchillos.
La verdad nunca llegará a tu TV.

Engañamos al mundo (Bruce Springsteen : engañamos al mundo…)
engañamos a la gente (Bruce Springsteen: engañamos a la gente…)
haremos que todo el mundo crea que las Fuerzas de Defensa de Israel son Jack El Destripador.
Somos viajeros pacíficos
con armas y con nuestros propios cuchillos.
La verdad nunca llegará a tu TV.

Engañamos al mundo
engañamos a la gente
haremos que todo el mundo crea que las Fuerzas de Defensa de Israel son Jack El Destripador.
Somos viajeros pacíficos
con armas y con nuestros propios cuchillos.
La verdad nunca llegará a tu TV.

********

We con the world.

There comes a time
when we need to make a show
for the world, the Web and CNN.
There’s no people dying,
so the best that we can do
is create the greatest bluff of all.

We must go on pretending day by day
that in Gaza, there’s crisis, hunger and plague
coz the billion bucks in aid won’t buy their basic needs
like some cheese and missiles for the kids.

We’ll make the world
abandon reason
we’ll make them all believe that the Hamas
is Momma Theresa.
We are peaceful travelers
with guns and our own knives.
The truth will never find its way to your TV.

Oh, we’ll stab them at heart
they are soldiers, no one cares
we are small, and we took some pictures with doves.
As Allah showed us, for facts there’s no demand
so we will always gain the upper hand.

We’ll make the world
abandon reason
we’ll make them all believe that the Hamas
is Momma Theresa.
We are peaceful travelers
we’re waving our own knives.
The truth will never find its way to your TV.

If Islam and terror brighten up your mood
but you worry that it may not look so good
well, well, well, well, don’t you realize
you just gotta call yourself
an activist for peace and human aid.

We’ll make the world
abandon reason
we’ll make them all believe that the Hamas
is Momma Theresa.
We are peaceful travelers
we’re waving our own knives.
The truth will never find its way to your TV.

We con the world
we con the people
we’ll make them all believe the IDF [Israel Defense Forece] is Jack the Ripper.
We are peaceful travelers
we’re waving our own knives.
The truth will never find its way to your TV.

We con the world (Bruce [Springsteen]: we con the world…)
we con the people (Bruce [Springsteen]: we con the people…)
we’ll make them all believe the IDF is Jack the Ripper.
We are peaceful travelers
we’re waving our own knives.
The truth will never find its way to your TV.

We con the world
we con the people
we’ll make them all believe the IDF is Jack the Ripper.
We are peaceful travelers
we’re waving our own knives.
The truth will never find its way to your TV.

¿Buenas o malas noticias?


Sucedió ayer, jueves 22 de abril de 2010: El Universal destacó como la principal noticia de su primera plana las «perspectivas negativas» del FMI sobre Venezuela.

El Universal, portada del 22 de abril de 2010. Detalle.

La noticia, ciertamente, no es la opinión del FMI, sino el hecho curioso de que El Universal decidiera dedicarle tal relevancia.

Supongo que me perdí la parte de la historia en que el FMI volvió a ser, vaya usted a saber cómo y por qué, una voz autorizada para opinar sobre Venezuela… y en realidad sobre cualquier país del mundo.

El «FMI prevé perspectivas negativas para Venezuela». ¿Acaso esa no es una buena noticia?

La primera plana de El Universal me recuerda otra «mala noticia», difundida hace unas tres semanas, y muy destacada por varios medios de circulación nacional, según la cual «Venezuela era el país de mayor desigualdad de la región«, cuando lo cierto es que, ¡sorpresa!, es absolutamente todo lo contrario.

¿Sorpresa?

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