Viene la Asamblea de Movimientos Populares de Caracas: sábado 19 y domingo 20 de enero


La siguiente nota fue publicada hace pocos momentos en Aporrea, espacio donde muy probablemente muchos de ustedes la leerán antes de verla por acá. Pero como la intención es difundir la información «por los diversos medios posibles», pues ahí les va.

Se trata de las resoluciones de un asamblea popular que realizó el día de ayer el Frente Popular Revolucionario del Sur, en la parroquia caraqueña de El Valle.

Los cámaras reiteran la convocatoria a una Asamblea de Movimientos Populares de Caracas, a realizarse los días sábado 19 y domingo 20 de enero, en la sede de la Universidad Simón Rodríguez en El Valle. Igualmente, hacen un llamado a marchar el 23 de enero, fecha en que celebraremos los 50 años del fin de la dictadura militar en Venezuela.

Resoluciones de la Asamblea Popular realizada en El Valle, Caracas
Asamblea Popular realizada en El Valle el jueves 10/01/07

Frente Popular Revolucionario del Sur

Resoluciones de la Asamblea.


1. Deseamos felicitar al camarada Presidente por su encomiable labor humanitaria, así como también a la senadora Piedad Córdoba, a los comisionados de paz, a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo, y a todos los que pusieron su empeño en la tarea por liberar a Clara Rojas y Consuelo González de Perdomo, materializado hoy jueves 10 de diciembre de 2007, lo que abre un camino esperanzador para conseguir la PAZ de nuestro hermano pueblo colombiano.
2. Avanzar en la consolidación de la Asamblea de Movimientos Populares de Caracas que se realizará el sábado 19 y domingo 20 de enero en la Universidad Simón Rodríguez de El Valle a las 9:00 am.

Por ser nosotros promotores de la asamblea del 4 de diciembre y anfitriones de esta Asamblea de Caracas convocamos a los diferentes colectivos de las Parroquias El Valle y Coche a una reunión en la Universidad Simón Rodríguez el lunes 14 a las 5:00 pm para activar los equipos de apoyo que estaremos recibiendo a los diferentes colectivos de Caracas, y camaradas de las regiones que se convertirán en los promotores de la Gran Asamblea Nacional de Movimientos Populares, fecha aún por definir.

Seguidamente resoluciones generadas en las diversas áreas:

Gobernabilidad popular revolucionaria.
1. Conformar un Consejo Popular de Gobierno, concebido como un ente para generar aportes a las políticas revolucionarias de gobierno e instancia de articulación permanente con el camarada Presidente y demás organismos del Estado.

2. Hacer aportes al plan piloto de seguridad que está implementando en nuestras Parroquias el Ministerio del Poder Popular de Interior y Justicia, ya que no se ha consultado a las comunidades al respecto (aporte enmarcado en el Consejo Popular de Gobierno).
3. Conformar un Parlamento Popular de Legislación Nacional para promover leyes socialistas y además concretar la reforma constitucional donde debe ser incluido entre los primeros artículos la reelección continua del camarada Presidente porque no nos calaremos un chavismo sin Chávez.
4. Conformar Tribunales Populares para procesar denuncias que provengan principalmente de todas las contralorías sociales y hacer que la Fiscalía y entes responsables den respuestas a los expedientes generados. Se decidió buscar asesoría con abogados que estén comprometidos con la Revolución Bolivariana.
5. Creación de las Milicias Populares como forma de autodefensa integral de nuestras comunidades.
6. Crear la Comuna El Valle Coche, para que confluyan no sólo los Consejos Comunales sino todos los movimientos sociales que hacen vida en nuestras Parroquias. (Se designó un comisionado para contactar a los Consejos Comunales que no estuvieron presentes).

Contraloría.
1. Revisión de todas las Misiones (se hizo hincapié en la Misión Mercal por irregularidades mencionadas por la camarada María Ojo Pelao).

2. Revisión de los Consejos Comunales para impulsar su trabajo debido a que algunos tienen debilidad en su funcionamiento.
3. Que las comunidades realicen un balance de la gestión de gobernantes locales y regionales, para estudiar si merecen ser reelegidos.
4. Exigir que los gobernantes locales y regionales rindan cuentas públicamente en las calles de cómo invierten el presupuesto.

Organización y articulación.
1. Luchar por la unidad de todos los movimientos sociales que hacen vida en nuestras parroquias dejando a un lado las diferencias, y paralelamente avanzar en la consolidación de cada una de esas organizaciones sociales mediante el trabajo permanente en cada uno de los sectores.

2. Realizar una lista de las organizaciones sociales revolucionarias con las cuales contamos para hacer planes de lucha conjuntos por la construcción del socialismo.

Política e ideología.

1. Conformación de células de formación política ideológica en todos los sectores de nuestras parroquias.
2. Dar la lucha interna en el PSUV para acabar con las roscas, oportunistas, burócratas y capitalistas infiltrados.
3. Que el 2008 lo decretemos como un año de movilización permanente en las calles y demos inicio a esa jornada con la emblemática fecha del 23 de enero.
4. Exigir que la escogencia de los candidatos sea desde las bases populares en asambleas para que no sean impuestos.
5. Que los candidatos y gobernantes estén obligados a realizar trabajo comunitario.

Comunicación y propaganda.
1. Realizar una fuerte campaña de propaganda para mostrar los logros de la Revolución en nuestros sectores.

2. Que sean publicadas las resoluciones de cada una de las Asambleas por los diversos medios posibles.

Metodología de la Asamblea.

1. Nos declaramos en asamblea permanente, todos los jueves a las 6:00 pm en la Universidad Simón Rodríguez de El Valle.
2. Constituir mesas de trabajo en los diferentes ámbitos para atacar problemas como salud, infraestructura, etc.
3. Que las vocerías de las Asambleas sean siempre diferentes para garantizar la participación de todos y así evitar que individualidades secuestren del espacio.
4. Hacer Asambleas en los cerros y diferentes sectores de nuestras Parroquias.
5. Priorizar un cronograma de tareas a realizar en las mesas de trabajo según previo estudio de las problemáticas.
6. Asumimos como nombre Frente Popular Revolucionario del Sur.

Agradecemos a los invitados especiales por su participación, entre los cuales estuvieron:

Catia Tve.
– Representantes del Frente Nacional Popular Estudiantil Simón Rodríguez.
– Representantes de la Red Metropolitana de Inquilinos.
– Camarada Amado Rivero del estado Lara.

Para la próxima Asamblea del jueves 17 se comenzarán a conformar las mesas de trabajo.

Puedes contactarnos a través del correo: frente.socialistas.sur@gmail.com

¡¡Ahora llegó la hora del Pueblo!!
¡¡Conquistemos en las calles lo que no logramos en el referéndum!!
¡¡Tomemos las calles y salvemos al Proceso!!
¡¡Rompamos el cerco burocrático!!

El chavismo popular luego del 2D: de la deliberación a la rearticulación


(El siguiente es un artículo que terminé de escribir el pasado 5 de enero, a petición de los cámaras de la revista británica de izquierda Red Pepper. Será publicado en la edición correspondiente a febrero/marzo de 2008, por supuesto con las leves modificaciones de rigor. La misma edición incluye una intro del cámara Pablo Navarrete, además de un artículo del alto cámara Javier Biardeau: ¿Por qué ganó la abstención? Aprovecho para recomendarles otro: Diario de la democracia, de Hilary Wainwright, editora de Red Pepper e investigadora del Transnational Institute, quien estuvo en Venezuela por aquellos días como observadora internacional).

I.-
He estado leyendo durante estos días esa obra portentosa de John Reed que es Diez días que estremecieron el mundo. De lo mucho que se pudiera comentar sobre este libro, hay un dato histórico que no puedo dejar de mencionar: corría julio de 1917 y los bolcheviques no pasaban de ser “una pequeña secta política”. No pude menos que sonreír cuando leí la apresurada nota de los camaradas de la editorial Progreso, al pie de la página: “J. Reed emplea aquí la palabra ‘secta’ queriendo subrayar que inmediatamente después de la Revolución Democrático-Burguesa de Marzo de 1917, el Partido bolchevique, recién salido de la clandestinidad, era aún relativamente poco numeroso”.

Pero al margen de la obligada aclaratoria de los camaradas, lo cierto es que los bolcheviques eran eso: una secta, un grupúsculo, una partida de revolucionarios y revolucionarias que, a fuerza de audacia y tenacidad cambiarían el curso de la historia de la humanidad. El detalle está en que habrían de hacerlo mucho más temprano que tarde: tan solo tres meses después, en octubre. ¿Cómo pudo ser posible? Allí es donde la obra de Reed cobra todo su valor histórico. Pero esto puede servirles de abreboca: “En julio los acosaban y despreciaban; en septiembre los obreros de la capital, los marinos de la Flota del Báltico y los soldados habían abrazado casi por entero su causa”.

¿Cómo pudo ser posible? Por más que los camaradas de la editorial Progreso lo intentaran durante décadas, hoy nadie puede convencernos de que los bolcheviques estaban predestinados a conducir la revolución rusa. En las revoluciones intervienen, está claro, las vanguardias, los líderes, los movimientos, pero también la incertidumbre, lo aleatorio, el azar. La sorpresa. De hecho, los líderes se prueban precisamente en estos momentos donde reinan la irresolución y la perplejidad. Por eso se dice que los pueblos revolucionarios siempre “intuyen” cuándo es el momento de actuar y de qué forma.

Quienes militamos en la revolución bolivariana hemos perdido el tiempo si a estas alturas no hemos sido capaces de asimilar que nada está escrito. Comenzábamos a acostumbrarnos a triunfar; y como siempre teníamos por delante la tarea de vencer al adversario, postergábamos la lucha a lo interno del movimiento, como si el chavismo fuera uno e indivisible, guiado por un líder infalible.

El 2D nos ha tomado por sorpresa. Esa es la verdad. No se trata de que la derrota sea atribuible al azar. Es obvio que podríamos evaluar y determinar cuáles han sido las principales causas de este resultado adverso. Pero el resultado, sin duda, ha sorprendido a todos: el chavismo estuvo siempre seguro de la victoria, aun cuando contemplara el escenario de un triunfo por poco margen; la oposición, por su parte, y como ya lo apuntó alguno de los nuestros poco después de conocerse los resultados, no se creía capaz de derrotar electoralmente al chavismo.

El reto que nos toca, por tanto, dentro del campo bolivariano, al propio Chávez, al alto gobierno, pero sobre todo al chavismo popular, democrático y revolucionario, es saber lidiar con la sorpresa. En eso consiste, principalmente, el momento político que se ha abierto a partir del 2D

II.-
Cualquiera podría objetar que el liderazgo revolucionario no depende exclusivamente de su capacidad para desenvolverse con audacia y suficiencia frente al azar y la sorpresa: antes bien, éste dependería de su habilidad para hacerse portavoz y defensor de las demandas populares. Estoy completamente de acuerdo.

El mismo John Reed relata que la eficacia de la política que emprendieron los bolcheviques en las semanas previas a la revolución de octubre, obedeció a “que tomaron los simples y vagos deseos de los obreros, soldados y campesinos y con ellos estructuraron su programa inmediato”: todo el poder a los soviets, paz en todos los frentes, la tierra a los campesinos, control obrero en la industria.

El 3 de diciembre de 2006, luego del primer boletín del CNE – anunciando su categórica victoria en la contienda por la reelección presidencial – Chávez se dirigió en lo siguientes términos a quienes celebrábamos frente a Miraflores: “Hoy es un punto de arranque, hoy comienza una nueva época… una nueva era… La nueva época que hoy comienza tendrá como idea fuerza central… como línea estratégica fundamental, la profundización, la ampliación y la expansión de la revolución bolivariana, de la democracia revolucionaria, en la vía venezolana hacia el socialismo”. Pocos minutos antes había dicho: “Ustedes se han reelecto a ustedes mismos, es el pueblo el que manda, yo siempre mandaré obedeciendo al pueblo venezolano”. Igualmente, hizo un llamado a arreciar la batalla “contra la contrarrevolución burocrática y contra la corrupción, viejos males que siempre han amenazado a la República.” Todos estábamos convencidos de que habíamos alcanzado una nueva y resonante victoria popular.

El 17 de enero de 2007, mientras juramentaba a los integrantes de un Consejo Presidencial para la Reforma Constitucional, Chávez recordó que, tal y como lo establece la Constitución Bolivariana, tres sujetos están facultados para tomar la iniciativa de proponer una reforma constitucional: el propio Presidente de la República, la Asamblea Nacional y el pueblo. Chávez aseguró haber optado por la primera alternativa, persuadido de estar “interpretando y recogiendo el sentir de las mayorías”.

Siete meses después, el 15 de agosto de 2007, en su discurso de presentación de la propuesta de reforma constitucional ante la Asamblea Nacional, Chávez se expresó en términos muy similares: “La reforma es del pueblo, no es de Chávez. Estoy seguro de que nuestro pueblo la va a asumir, todo lo que yo voy a decir está pensado en función del pueblo venezolano, de sus más sagrados intereses, en función de nuestra revolución, de su fortalecimiento”.

Si algo ha quedado claro el 2D, es que lo que efectivamente ha podido ser “la reforma del pueblo” fue realmente la reforma de Chávez. Es cierto que durante su discurso del 15 de agosto Chávez convocó reiteradamente a iniciar el “gran debate de la reforma bolivariana”. Es igualmente cierto que la Asamblea Nacional estuvo muy lejos de servir como espacio catalizador de este debate. Tampoco fue así en el caso del PSUV, cuyas asambleas de batallones fueron concebidas como instrumentos de difusión y defensa de la propuesta de reforma, pero en ningún momento como espacios desde los cuales la ésta podía ser criticada, corregida o complementada.

Sin embargo, la clave de la derrota del 2D reside en el hecho de haber faltado a una regla básica de la política revolucionaria: “es el pueblo el que manda”. Ese mismo pueblo que, en palabras de Chávez, resultó reelecto en diciembre de 2006, el mismo al que juró mandar obedeciendo, no fue convocado a participar en la elaboración de la propuesta de reforma. De allí que una parte considerable del chavismo nunca hiciera suya la propuesta de Chávez. De allí que otra parte importante optara por un respaldo crítico. Para decirlo con Gramsci, ni Chávez ni mucho menos su entorno fueron capaces de construir consenso.

Mucho se ha debatido, antes y después del 2D, sobre el contenido de la reforma. Era y sigue siendo un debate sustantivo. Algunos señalamos que uno de los aspectos problemáticos de la propuesta de Chávez era la concentración de poderes en la figura del Presidente, convencidos como estamos de que la idea del líder infalible ha sido promovida por la derecha del chavismo, que eventualmente pudiera optar por prescindir del mismo Chávez, una vez logrado su objetivo primordial: aislar al chavismo democrático, popular y revolucionario. Pero al mismo tiempo, muchos optamos por respaldar una propuesta con contenido suficiente para convertirla en un programa de luchas populares.

Pero este debate no debe distraernos de lo más importante: si la propuesta de reforma hubiera resultado de la participación y el protagonismo populares, sin duda alguna el contenido hubiera sido otro, mucho más ajustado a las demandas y a la voluntad del chavismo popular y revolucionario. De haber sido así, el resultado del 2D hubiera sido indudablemente favorable para quienes luchamos por la radicalización democrática del proceso bolivariano.

III.-
Hoy se habla de relanzar la propuesta de reforma constitucional, no ya por iniciativa presidencial, sino por iniciativa popular o de la Asamblea Nacional. Incluso no se descarta, como lo hiciera Chávez expresamente en 2007, la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente. En tanto que la Asamblea Nacional no es un espacio con suficiente legitimidad y respaldo popular como para relanzar la propuesta, las alternativas, en principio, serían dos: reforma por iniciativa popular o Constituyente.

Sea cual fuere la vía que escojamos, está claro que la opción habrá de ser aquella que resulte de la voluntad popular. La propuesta de reforma de Chávez ha podido ser la reforma del pueblo, pero no lo fue. De reincidir en la misma lógica excluyente que prescindió del consenso entre las bases populares del chavismo, la reforma por iniciativa popular puede encontrar las mismas resistencias. Insistir en promover por “iniciativa popular” la misma propuesta de reforma, equivaldría a un error táctico de incalculables proporciones.

Pero estas consideraciones tácticas son apenas la punta del iceberg. Debajo de la superficie, saliendo a flote progresivamente, yace un gigante que dormitaba bajo las aguas revueltas del 2D: es el chavismo popular, la única garantía de profundización revolucionaria del proceso bolivariano. El 2D nos encontró dispersos, como no había sucedido en años. Pero desde la misma madrugada del 3 de diciembre esa multitud de sujetos que conforman el chavismo popular ha sido protagonista de una efervescencia deliberativa que difícilmente podrá ser acallada por los sectores más conservadores del chavismo. Lo que es mejor, esa efervescencia comienza a dar paso a la rearticulación del chavismo popular. El gigante dormido ha despertado y tiene ante sí la oportunidad de dejar de ser una “pequeña secta política”. John Reed dixit.

Frente Popular Revolucionario del Sur convoca a movimientos populares de Caracas


El Frente Popular Revolucionario del Sur, que agrupa las parroquias El Valle, Coche, La Vega y San Agustín, propuso realizar una asamblea el venidero 12 de enero con todos los colectivos y dirigentes populares de Caracas, con miras a concretar un encuentro a escala nacional para poner en práctica un verdadero parlamentarismo de calle.

El coordinador de la Radio Comunitaria Alí Primera, Alí Verenzuela, dijo que esta decisión se acordó por unanimidad en una reunión efectuada recientemente en la Universidad Simón Rodríguez, con la participación de más de 30 colectivos de Caracas.

Allí se planteó la lectura revolucionaria de los artículos de la Constitución para que el pueblo proponga esa modificación, pero con un gran sentido de compromiso con la Revolución Bolivariana y el socialismo.

Asimismo, se decidió la creación de un consejo popular de gobierno con carácter vinculante, la construcción de las comunas como expresión del poder popular y la organización de las milicias populares como forma de autodefensa.

Igualmente, se aprobó la constitución de los tribunales populares para procesar las denuncias y cuestionamientos de funcionarios acusados de corrupción, burocratismo e incompetencia, así como asesinatos de dirigentes campesinos y populares, con el objetivo de dar inicio a los procesos de juicio populares.

También se planteó la necesidad de fortalecer la formación política ideológica del pueblo para consolidar su unidad como garantía de la construcción del socialismo.

Asimismo, se pidió continuar la construcción del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), a fin de fortalecer la organización de los y las aspirantes a militantes y su formación político-ideológico, como parte de nuestro pueblo.

Verenzuela manifestó que en esa reunión se concluyó que los resultados electorales contra la propuesta de reforma constitucional, fueron producto de la canallada puesta en marcha por parte de la quinta columna, los oportunistas y derechistas que forman parte del gobierno y quienes trabajaron en alianza con la oposición pro imperialista.

Considera que pese a ese proceso electoral, el pueblo no se siente derrotado, aunque entiende que la abstención fue un claro mensaje dirigido a los burócratas que no están en sintonía con las necesidades de la gente, motivo por el cual fueron los grandes derrotados.

«Esos mismos que no hicieron el trabajo para obtener el triunfo, fueron incapaces de visitar un barrio, de estar en contacto directo con las comunidades, pues sólo actúan cuando necesitan el voto para ocupar un cargo u obtener cualquier otro beneficio particular, pero no para dar la batalla por el socialismo que estamos construyendo», expresó.

Manifestó que todo esto, aunado a la sucia, feroz y aplastante campaña mediática de desinformación de la derecha y el monstruoso andamiaje de los medios de comunicación privados que siguen actuando impunemente, frente al cual los esfuerzos de los sectores populares por difundir la propuesta, quedaron prácticamente anulados.

Llegó la hora de conquistar en la calle lo que no logramos en el referendo y rompamos el cerco burocrático, para lo cual es vital construir los consejos populares de gobierno e impulsemos nuestras propias leyes, puntualizó Verenzuela.

(Publicado por los cámaras de Anmcla).

Fidel y la derrota


Mucho se ha comentado sobre el discurso de Chávez el pasado 6 de diciembre en el Poliedrito (para escuchar una parte, pulsa aquí). Chávez se ha granjeado el liderazgo del proceso bolivariano por hacer exactamente lo contrario de lo que hizo aquel día: no escuchar al pueblo.

Ayer por la mañana el cámara Gavimán me comentaba que sería conveniente darle difusión al discurso de Fidel en el que anunciaba al pueblo cubano que no podrían alcanzar la meta de los 10 millones de toneladas de azúcar. Corría el año 1970.

Ayer mismo, ya por lo noche, me llamó la atención una nota de prensa (del día anterior) de la Agencia Bolivariana de Noticias titulada así: «Diosdado Cabello asume responsabilidad de la derrota del 2D en Miranda«. Les transcribo los tres primeros párrafos:

Los Teques, 12 Dic. ABN.- “Yo asumo toda la responsabilidad de la derrota sufrida en Miranda el pasado domingo 2 de diciembre en el referendo constitucional”, manifestó este miércoles el gobernador del Estado Bolivariano de Miranda, Diosdado Cabello Rondón.

“Al parecer, una derrota no tiene padre, pero si hubiera sido una victoria tendría muchos. Por eso, si nadie quiere asumir la responsabilidad de la derrota en todo el país: ¡Yo la asumo también!”, dijo.

Cabello, integrante también del Comando Zamora, considera que el presidente de la República, Hugo Chávez no es responsable de lo ocurrido durante el proceso refrendario. A su modo de ver, la culpa es de los flojos que se abstuvieron de ir a votar.

Así mismo como lo leyeron: «la culpa es de los flojos que se abstuvieron de ir a votar». Así, pues, ante este despliegue de insuperable capacidad de análisis de los representantes del alto gobierno bolivariano, y a petición, les dejo un fragmento del referido discurso de Fidel Castro.

¿Verdad que provoca irse un mes, digamos que 15 días antes y 15 días de las elecciones a gobernadores, a ver qué van a hacer? Tranquilo Diosdado: a la hora de la chiquita, el pueblo jamás agarra vacaciones.

DISCURSO PRONUNCIADO POR EL COMANDANTE FIDEL CASTRO RUZ, PRIMER SECRETARIO DEL COMITE CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA y PRIMER MINISTRO DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO, EN EL ACTO DE RECIBIMIENTO A LOS ONCE PESCADORES SECUESTRADOS, EFECTUADO FRENTE AL EDIFICIO DE LA EXEMBAJADA DE LOS ESTADOS UNIDOS DE NORTEAMERICA EN CUBA, EL 19 DE MAYO DE 1970.

(FRAGMENTO. Para leer completo, pulsa aquí).

Aquí a nadie se le han ocultado las dificultades de la zafra. Aquí se ha publicado y se está publicando y se seguirá publicando hasta el último día tonelada por tonelada toda la que se produce. Se han estado publicando los rendimientos de la caña: los rendimientos programados, los rendimientos realmente encontrados. Hemos estado publicando esas dificultades desde el principio: las dificultades en Oriente, las dificultades industriales muy serias que hemos tenido a lo largo de la zafra. Aquí no se le ha ocultado eso a nadie. Y aquí, además, está el país entero haciendo un esfuerzo descomunal, un tremendo esfuerzo, como jamás lo ha hecho nunca.

Y ciertamente tenemos dificultades. Eso no se le va a ocultar a nadie y se publica todos los días.

¿Qué cálculo han hecho los imperialistas? Ellos calculan que si no logramos la victoria suprema de los 10 millones, entonces ese será el momento sicológico para agredir el país y para elevar la cosa de la contrarrevolución.

Yo les debo decir con toda franqueza que las dificultades que tenemos son muy serias. Y que era nuestro propósito en esta segunda quincena de mayo hacer una amplia exposición sobre la marcha de la zafra, y que hemos tenido todos estos problemas, toda esta situación.

¿Qué han estado elaborando? La tesis de que queremos crear un incidente. ¡Cómo si este país cada vez que le han agredido a los pescadores no hubiera respondido!

Hace cinco o seis años capturaron unos barcos de pesca en Estados Unidos. Y en aquella ocasión le cortamos el agua a la base naval de Guantánamo. ¡Se acabaron los suministros de agua! Incluso sacaron a miles de obreros que estaban allí. Y este país sin importarle el riesgo sencillamente los obligó a hacer una planta allí para desalinizar el agua de mar.

Cuando secuestraron el “Alecrín” nosotros teníamos medidas preparadas. ¿Por qué no las tomamos? Porque siempre no se puede tomar, en cada caso, la misma medida. A veces no se puede tomar inmediatamente. Y nosotros calculamos: todo esto es una jugarreta electorera, en medio de un proceso electoral, para que cuando nosotros tomemos alguna acción agitar eso en favor de la pandilla de ladrones que están allí. Y sencillamente esperamos. Pero nosotros, como dijimos una vez, hubiéramos podido tomar unas cuantas acciones.

Y estos miserables cuando desembarcan por Baracoa y el país lo denuncia, cuando secuestran a 11 pescadores, la tesis que ha estado elaborando ese agente espía que tenemos aquí a nombre de la Reuter es que todo esto era resultado de que la Revolución tenía dificultades y que por eso —para apartar la atención de la zafra— estábamos inventando estas movilizaciones. Y no puedo concebir nada más canallesco.

Y no lo puedo concebir —como les decía anteriormente— porque ahí están a la luz pública todos los datos, y ahí está la historia de esta Revolución, y el sentido de la responsabilidad de los hombres de esta Revolución. Y creo que algo más: el valor de nuestro pueblo y el valor de los hombres de esta Revolución (APLAUSOS).

Y lo que puede decir nuestro pueblo y lo que podemos decir todos nosotros es que jamás en la historia de este país se ha estado llevando un esfuerzo como el que se ha estado haciendo, se ha estado realizando un esfuerzo sobrehumano como el que estamos realizando.

Nos hemos encontrado dificultades. ¿Le vamos a echar la culpa a alguien? ¡No! ¿Se la vamos a echar a los imperialistas? ¡No! No se la vamos a echar ni siquiera a los mercenarios que desembarcaron. Ellos querían interrumpir la zafra. No se la vamos a echar a estos miserables de la CIA que secuestraron a los pescadores. ¡No! ¡Nos tendremos que echar nosotros mismos la culpa!

Un pueblo revolucionario no tiene que estar culpando a nadie de sus dificultades. Y si nosotros la victoria suprema no la alcanzamos, no habrá que buscar a nadie más culpable que nosotros mismos. Y sencillamente no andaremos ni inventando incidentes. Eso es de criminales. No andaremos inventando excusas.

Reveses ha sufrido la Revolución, y los ha sufrido más de una vez, ¡y reveses de verdad! ¿Y los sufrimos cuántas veces a lo largo de la historia revolucionaria? En el Moncada, en el Granma nos quedamos seis o siete con unos pocos fusiles, cuando la Huelga de Abril. ¡Montones de veces!

Si nosotros no hacemos los 10 millones tendremos dos cosas: una derrota moral incuestionable. No hay duda. ¿Y eso por qué? Porque nosotros creemos sinceramente que existían las condiciones objetivas para imponerse y alcanzar una meta de esa naturaleza.

Si esa meta no se alcanza, solo sobre nosotros mismos, sobre los revolucionarios, habrá que buscar las causas, las razones, que no son objetivas y que son subjetivas. Tendríamos que hacer el recuento de todas nuestras debilidades, ineficiencias, que todavía nos quedan en el proceso revolucionario. Tendríamos que sacar esa cuenta, pero con valentía. Afrontar una derrota. Sí. Moralmente no alcanzar los 10 millones sería una derrota. No hay la menor duda.

Subjetivamente para nosotros significaría que estuvimos por debajo de las posibilidades, significaría que no fuimos capaces de alcanzar esa meta. Objetivamente no. Nosotros no tenemos la menor duda de que lo que el país está haciendo hoy y lo que el país está logrando hoy significará un récord de incremento de producción que no se ha logrado jamás en la historia económica de ningún país, incluso un récord que ni nosotros mismos volveremos a alcanzar jamás. Y una buena prueba de ello es que dos meses antes ya hemos dejado atrás el máximo de producción de los capitalistas (APLAUSOS), cuando en este país había medio millón de desempleados, medio millón de hombres esperando angustiosamente que empezara la zafra.

Y nos quedan más de 20 000 caballerías de caña todavía por cortar y por moler.

Hemos estado haciendo caminos para enfrentarnos a la zafra en condiciones de lluvias; hemos estado haciendo esfuerzos sobrehumanos. ¡Y mantendremos esta batalla hasta la última caña, hasta la última caña! (APLAUSOS)

Hemos encontrado el problema de los rendimientos. Ha sido la más grave de las dificultades que hemos encontrado, derivadas de las inversiones industriales en primer lugar, y también de los problemas operacionales en los centrales. Y esta cuestión la analizaremos ampliamente.

Pero sí deben saber nuestros enemigos que se anden quitando ilusiones. ¡Ellos no saben lo que es una revolución!

Claro, que si una revolución se propone un objetivo y no lo alcanza, eso a todos nos duele en lo más profundo de nuestros corazones y nos hiere en lo más profundo de nuestra vergüenza y de nuestra dignidad. Pero de creer que un revés revolucionario sería la hora de ajustar cuentas con la Revolución, sería la hora del regreso de los criminales, de los explotadores, de los vendepatria, ¡ah, de ahí allá hay una distancia sumamente grande! (APLAUSOS)

Un pueblo revolucionario sabe sacar lecciones de las victorias, pero incluso las sabe sacar mejor también de los reveses.

De manera que la línea que ha seguido la Revolución es la más amplia publicidad de toda la marcha de la zafra. No hay ningún fundamento. Y solo los miserables pudieran haberse imaginado que los esfuerzos que la Revolución realiza —el esfuerzo realizado para combatir a los mercenarios de Baracoa, o para rescatar a los pescadores— hayan sido invenciones para ocultar nuestras debilidades o para ocultar nuestras dificultades. Y esa ha sido una de las cosas.

Y nosotros sobre este problema hablaremos oportunamente y explicaremos. No creo que sea este el momento de hacer la completa y exhaustiva explicación acerca de la marcha de la zafra.

Pero si ustedes quieren que les diga con toda claridad la situación, es sencillamente que no haremos los 10 millones. Sencillamente. No voy a andar con rodeos para decirlo.

Creo que para mí, igual que para cualquier otro cubano en un grado muy alto, significa realmente algo muy duro. Significa algo muy duro, tal vez más duro que ninguna otra experiencia en la lucha revolucionaria.

Porque a veces hemos sufrido la derrota. La sufrimos en el Moncada —éramos todavía unos cuantos—; la sufrimos en el Granma —éramos todavía unos cuantos—; nos dispersaron unas cuantas veces —éramos unos cuantos. Eramos muchos más, pero todavía no muchos, y derrotaron a nuestro movimiento revolucionario en abril. Pero todavía éramos unos cuantos.

Esta vez no somos unos cuantos. Esta vez somos un pueblo entero —¡entero!— dedicado con un honor y con una dignidad tremendos a una tarea, trabajando de una manera sobrehumana en conseguir un objetivo en que veíamos una bandera de nuestra causa, en que veíamos una bandera del socialismo, en que luchábamos con el ardor con que los revolucionarios deben luchar por sus objetivos.

Muchos no estarán de acuerdo con que se hable de derrota. Muchos dirán que no tiene que hacerse ningún tipo de comparación con otras experiencias y otros acontecimientos.

¡El hecho de que se hable así es para que se sepa nuestra actitud revolucionaria! ¡Es para que se sepa que nosotros no trataremos de encontrar pretextos, no trataremos de encontrar excusas! (APLAUSOS) No trataremos de aminorar la critica que nos merezcamos todos, sin ninguna excepción.

Ahora, nunca se engañó al pueblo, ni se le engaña en este momento, cuando todavía queda mucha caña por cortar y todavía queda mucha azúcar por producir; pero siempre dije: “El día y hora que de acuerdo a la situación y tengamos todos los cálculos, sepamos que no alcanzamos —por las razones que sean— los 10 millones, se lo diremos al pueblo.” No mantendremos una ilusión hasta última hora. No la mantendremos porque no sería honesto. No es por esos medios con los que nosotros tenemos que movilizar al pueblo para realizar el esfuerzo, ¡y no lo haremos jamás! (APLAUSOS) y lo dije.

La última vez que hablé sobre la zafra fue en febrero, y expliqué allí con todo lujo de detalles, central por central, la situación, los problemas, los movimientos de caña, los caminos; todos esos esfuerzos se han venido realizando meticulosamente. Ahora, los rendimientos estaban una arroba o más por debajo de lo que debían estar los rendimientos en azúcar. Teníamos más caña, y tenemos más caña que la caña que se programó para los 10 millones: teníamos y tenemos más caña que la caña que se programó para los 10 millones. Y estamos cortando y cortaremos más caña que la caña que se programó para los 10 millones. Pero en una sola provincia —donde hemos tenido los problemas industriales más serios—, que es en la provincia de Oriente, tendremos un déficit de 700 000 toneladas de azúcar. Esa provincia tenía que producir no menos de 3,2 millones de toneladas de azúcar.

Quedaremos por debajo también en la provincia de Camagüey —aunque no en igual escala. Quedaremos en el plan en Las Villas; por arriba del plan en Matanzas —del plan que se hizo en Santa Clara, donde se estipuló toda la caña por provincia—; y unas 70 000 toneladas estará por arriba la provincia de La Habana. Un sobrecumplimiento del plan que, sin embargo, está por debajo de lo que se había proyectado.

En estas dos provincias: Matanzas y La Habana, sobrecumplen ampliamente sus metas: Las Villas alcanza las metas: Pinar del Río las cumple: Camagüey está haciendo ahora un magnifico trabajo, un magnifico esfuerzo, sin embargo, quedará por debajo: y Oriente tendrá un déficit de 700 000 toneladas de azúcar. Camagüey tendrá un déficit de unas 400 000. Entre La Habana y Matanzas un incremento de unas 150 000 por encima de las metas. De manera que la lucha por los 10 millones en este momento se vuelve la lucha por los nueve millones.

¿Y qué debemos hacer? ¿Ocultar al pueblo esto? Sería indigno de nosotros. ¿Desmoralizarnos? Sería indigno de nuestro pueblo. ¿Qué debemos hacer? Sencillamente primero esto: conocer la realidad, pelear hasta la última caña —miles de obreros están listos para salir a apoyar la provincia de Oriente, miles de obreros (APLAUSOS). Y hay que cortar hasta la última caña, ¡hay que cortar hasta la última caña, y pelear como pelearía este pueblo en cualquier circunstancia! ¿Si nos invadiera el enemigo qué haríamos? (EXCLAMACIONES DE: “¡Pelearíamos!”) ¡Pelearíamos hasta la última gota de sangre! Pelearíamos todos. Y cuando fuésemos la mitad, pelearíamos la mitad; y cuando quedara uno, ese uno tiene que seguir peleando (APLAUSOS).

Tiene muchos más incentivos sin duda luchar cuando se está cerca de la meta, cuando está a la vista, como el corredor de una distancia larga, que ve la meta y tiene a la vista de esa meta las energías para la lucha final. Creo que será una demostración de valor y de condición revolucionaria luchar cuando incluso esa meta no está a la vista, cuando incluso sabemos que esa meta no será alcanzada.

Desde el punto de vista objetivo nuestros enemigos hasta la saciedad explotarán el no cumplimiento de esta meta. Meta que mostró el límite de nuestra capacidad, que mostró el límite de nuestras fuerzas; que nos demostró a nosotros que estábamos por debajo de lo que creíamos; que nos demostró o que demostró a nuestra Revolución que no estaba todavía tan alta como suponíamos; que nos demostró a todos nosotros nuestras limitaciones.

El enemigo sacará todo el partido de eso. Y no debemos culpar a nadie, sino a nosotros mismos. Para nosotros, para adentro, para los revolucionarios, habremos de tener en cuenta también el esfuerzo tremendo realizado por el pueblo; habremos de tener en cuenta que alcanzaremos —aun sin llegar a los 10 millones— elevar a un ciento por ciento, cuando menos, la producción azucarera del pasado año y elevar en un 70% el promedio de producción de azúcar de los últimos 10 años.

Y nosotros podemos decir aquí que tal proeza, que tal proeza no la ha hecho jamás en el desarrollo agrícola ningún país del mundo. Pero nosotros podemos decir también que tal proeza no la volverá a hacer ningún país, ni nosotros mismos. Es proeza porque se partió de un nivel alto. Seremos dos veces el mayor productor de azúcar de caña en el mundo, dos veces; el que produzca detrás de nosotros estará por la mitad debajo de nosotros. De manera que habremos escrito una página. Eso es para nosotros: eso no es para afuera.

Y debemos saber tener la entereza de revolucionarios para convertir el revés en una victoria (APLAUSOS). La victoria habría podido conducir al relajamiento. La victoria habría podido conducir a la idea de que todos los problemas estaban resueltos. El revés debe conducirnos a la realidad; debe conducirnos a la conclusión de que estamos lejos de haberlo hecho todo. En la victoria habríamos tenido que cuidarnos del exceso de optimismo; en el revés debemos multiplicar nuestras energías, multiplicar nuestra fuerza.

No tendremos que preocuparnos de la desmoralización. Se desmoralizan los pequeñoburgueses, se desmoralizan los gusanos. ¡Los revolucionarios no se desmoralizan jamás! (APLAUSOS) Sacan fuerzas de sus reveses, sacan fuerzas de sus dificultades, y siguen adelante.

Y esto es lo que nos enseña la historia de nuestro país desde las primeras luchas por la independencia, desde la Guerra de los Diez Años —¡diez años!—, que terminó en la derrota total —¡diez años!—, que terminó en el Zanjón. Y, sin embargo, se volvieron a levantar y prosiguieron adelante y llegaron a lo que hemos llegado hoy.

Claro está que nosotros decíamos siempre que estamos haciendo un incremento de arroz extraordinario —incremento que bate todos los récords—, porque en dos años estamos elevando seis veces la producción de arroz. En pesca, en diez años, este año estaremos elevando ocho veces la producción del pescado que encontramos al triunfo de la Revolución. Pero nosotros decíamos: no nos medirán por lo que pesquemos, no nos medirán por el arroz que produzcamos, no nos medirán por las carreteras, escuelas, ni presas que construyamos. Nos medirán por los 10 millones, porque hemos convertido esta cuestión en la cuestión principal, fundamental.

Hemos concitado la solidaridad de todo el mundo: han venido de todos los rincones del mundo a ayudarnos, llenos de ilusión, combatientes vietnamitas entre ellos (APLAUSOS); jóvenes de países capitalistas, jóvenes de países socialistas. Dos brigadas de jóvenes norteamericanos estuvieron aquí también ayudándonos (APLAUSOS).

Nos medirán por los 10 millones y, en consecuencia, esa será la medida de la Revolución. Y nos mediremos nosotros también por los 10 millones: mediremos nuestras debilidades, tomaremos conciencia de que estamos por debajo; pero sobre todo nos mediremos con la actitud ante el revés, con la actitud ante el dolor, con la actitud frente al golpe, incluso digámoslo: con nuestra actitud ante la humillación.

Ciertamente no era nuestro propósito en la noche de hoy plantear este problema. Nuestro propósito era explicar algunos de los argumentos que se han usado contra la movilización. ¡Si nosotros quisiéramos crear un conflicto, si nos faltaran a nosotros posibilidades y ocasiones para crear un conflicto…!

Y la política de la Revolución ha sido siempre la de ir adelante, resolver los problemas de manera responsable, de manera honesta.

Pero hay algo dentro de nosotros frente al pueblo, algo que siempre será demasiado poderoso, y es la lealtad al pueblo, el respeto al pueblo. La mera idea de que la simple alusión a las dificultades pudiera parecer aquí, pudiera parecerle a cualquiera que se intentaba disimular esas dificultades, de que se intentaba ocultar una verdad o una realidad, nos decidió a introducir estas informaciones que les acabo de dar.

Hablaba de qué es lo que debíamos hacer ahora al regreso de los pescadores. Eso explicaba. Algunos han dicho distintas medidas: Cortemos la salida de la gusanera. Otros han dicho: ocupemos el edificio.

Y sobre esto lo que nosotros queremos decir es lo siguiente: no debemos gastar una sola de las armas del arsenal que nos queda. La batalla es larga. Para tomar posesión de esa embajada, en el instante que lo creamos conveniente, basta con que el Gobierno Revolucionario le retire a la embajada suiza su condición de representante de los intereses de Estados Unidos en Cuba (APLAUSOS). ¡Basta eso! Una sola medida legal y el hilo de la telaraña se…

(DEL PÚBLICO LE DICEN: “¡No se oye!”) Parece que se cortó algún micrófono.

Lo leen mañana en el periódico. No hay otra solución. Dicen que no se oye, yo lo siento mucho. Pero si no oyen esto, pues seguirán gritando allá. Los que oigan algo que les pasen la voz, y que esperen al periódico. Porque queda el resto del público y quedan algunas cuestiones por plantear.

Decíamos que con una simple medida es prerrogativa del Gobierno Revolucionario de Cuba cancelar cuando lo desee el carácter de representante de los intereses de Estados Unidos en Cuba de la embajada suiza. Y entonces este edificio cae como una hoja seca. Y con eso legalmente no tendrán nada con qué defender este edificio.

Ahora, nuestra opinión, no es este el instante de tomar esa medida. Sería gastar una salva más por gusto cuando el objetivo fundamental está logrado. De manera que los enemigos no puedan aparecer usando el argumento de que la Revolución se excedió innecesariamente. Esa debe ser nuestra estrategia.

Hemos ganado una batalla política importante, y la hemos ganado empleando un mínimo de nuestros recursos. Conservemos las demás armas en nuestros arsenales para cuando tengamos necesidad de usarlas.

Ese edificio por ley es nuestro. Ese edificio con una simple disposición, con un simple decreto, y sin necesidad de movilizar las masas, pasa y tiene que pasar con la simple expedición del decreto al Gobierno Revolucionario (APLAUSOS). De manera que no hay que entrar en el patio, no hay que romper ninguna puerta. Tenemos todos los medios legales para que ese edificio pase a nuestras manos.

Cuando desaparezcan los intereses o la representación de los intereses, no aceptaremos que ningún otro país represente tales intereses. Cancelaremos la representación de los intereses de Cuba en Estados Unidos, ¡que no tenemos ninguno, además!, y no es más que un mero formulismo. Y, desde luego, cae también, viene abajo la salida de la gusanera y todas las demás cosas (APLAUSOS).

De manera que si en el momento en que los pescadores están aquí entre nosotros, en el momento en que hemos ganado esta batalla empleamos muchas de las armas que nos quedan en el arsenal de la Revolución, si las empleamos ahora las estaríamos empleando de más.

Y por eso nosotros proponemos al pueblo que lleguemos hasta aquí y que guardemos en el amplio arsenal de la Revolución las demás medidas para cuando las circunstancias lo exijan (APLAUSOS).

Eso es lo que nosotros venimos a plantear al pueblo hoy.

¡Duro papel este papel de moderador! (EXCLAMACIONES DE: “¡Viva Fidel!”) ¡Duro papel! ¡Duro papel este de venir a hablarle al corazón indignado de nuestro pueblo!

Apliquemos la inteligencia. Esperemos. Conformarnos con esta gran victoria del pueblo. No gastemos un solo cartucho más, guardémoslo para cuando lo necesitemos. Evitemos aparecer ante la opinión internacional excediéndonos, yendo más allá de lo necesario. Eso es inteligencia revolucionaria.

Y nadie se entristezca si cree que esta es la última batalla. A nuestra Revolución le quedan muchas batallas por delante, le quedan por delante muchas oportunidades de probar la entereza, el valor y la decisión del pueblo.

¡Duro papel este de venir a expresar todas estas cosas, de decir incluso lo que el deber impone por encima de lo que el sentimiento reclama! ¡Pero nosotros venimos a cumplir ese deber!

¡A nosotros no nos queda nunca otra alternativa que saber cumplir el deber, en cualquier circunstancia, no importa lo difícil que sea!

Era difícil decirle al pueblo esto. Era difícil, porque todo el mundo ha oído hablar miles y cientos de miles de veces. Sin embargo, está dicho, explicado. Y entendemos y creemos que el pueblo lo entiende.

Más duro todavía, créanmelo —¡y eso si es duro!—, es la noticia de los 10 millones. ¡Duro! Y creo que nunca más, ojalá que nunca más me vea en el amargo deber de dar una noticia como esa.

Hemos trabajado como los más por esto, hemos dedicado hasta el último átomo de nuestra energía, de nuestro pensamiento, de nuestro sentimiento. Y lo único que me resta por decirle a cualquier cubano, a aquel que en lo más hondo le duela, o a aquel que en lo hondo más le duela esta noticia, decirle que ese mismo dolor es el dolor que sentimos nosotros, es el mismo dolor que yo siento en este instante. Y decirle a aquel cuya vergüenza y cuyo honor revolucionario se sienta más profundamente lastimado, que esa herida profunda que él siente en su dignidad, en su honor, en su orgullo si se quiere que se diga, es el mismo dolor que yo siento al comunicar a nuestro pueblo esta noticia, y es el mismo dolor de todos nuestros compañeros (EXCLAMACIONES DE: “¡Fidel, Fidel!”).

Y frente a esto, frente a esto: ¡seguir trabajando más que antes!

Nunca se nos podrá olvidar un día triste en las montañas, cuando quedábamos 12 hombres y por un radio de pilas escuchamos un parte del Estado Mayor General del ejército enemigo que decía: “Han sido perseguidos incesantemente” —¡era verdad! “Solo quedan 12 hombres y no les queda más alternativa que rendirse o escapar, si es que pueden.” Y éramos —acertaron en su mentira—, éramos en ese momento 12 hombres: unas horas antes habíamos quedado solo 12 hombres.

Me acuerdo en aquel momento la reacción de todos nosotros: “Quedamos 12, pero no nos rendiremos jamás, no pensaremos jamás en escapar. Seguiremos la lucha y la llevaremos hasta el final, seguiremos la lucha mientras quede un hombre, seguiremos la lucha hasta el último aliento.”

Y así también nuestro sentimiento ahora. El sentimiento del revolucionario solo puede ser uno.

Hemos de trabajar más. Hemos de esforzarnos más. Hemos de engrandecernos.

No hemos de disimular nuestras deficiencias. No hemos de disminuir un átomo nuestras responsabilidades. No vamos a exaltar nuestros éxitos objetivos. Pongamos el acento no en los récords, que quedarán para la historia y que nunca más serán superados: ¡pongamos el acento en el revés y empinémonos sobre el revés, para engrandecernos, para multiplicar nuestras energías, para multiplicar nuestro esfuerzo! (APLAUSOS)

Levantemos la frente, ¡levantemos la frente!, que nos queda mucho por luchar, nos queda mucho por hacer. ¡Levantemos la frente en este instante amargo! Y frente a nuestros enemigos y junto a nuestros deberes más elementales digamos, con más fuerza que nunca —en este minuto feliz por un lado y triste por otro, en este minuto de victoria y de revés—, digamos: ¡adelante, pueblo revolucionario! (APLAUSOS PROLONGADOS) ¡Adelante, con más coraje y con más valor que nunca! (APLAUSOS) y digamos con más profundidad, digamos más alto que nunca:

¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
(OVACIÓN).

Movimientos populares frente a la coyuntura actual


En la Campaña por el Sí: defender la reforma, impulsar las luchas del pueblo, profundizar el poder popular, construir el socialismo.

Una vez más como pueblo acudimos decididos a la cita de la historia. La aprobación de la reforma constitucional vuelve a enfrentar a los enemigos de siempre, a la oligarquía, a los patrones, a los dueños del país, contra el pueblo que crece y se moviliza. La aprobación de la reforma supone una nueva gesta, que el pueblo asume nuevamente con alegría y firmeza: la de la construcción del socialismo y del poder popular.

La reforma significa un avance en la construcción de una nueva sociedad. Por un lado, amplia los derechos del pueblo, continuando y profundizando los alcances de la Constitución de 1999, que consagra el Estado Democrático y Social de Derecho y de Justicia como horizonte. El reconocimiento del derecho a la ciudad, que nos devuelve a todos la ciudad, hasta ahora un privilegio de pocos (garantizando el acceso al suelo urbano, la protección contra la especulación inmobiliaria, el derecho a las redes de servicios urbanos, la participación en las decisiones que competen a la ciudad); la reducción de la jornada laboral, devolviéndole al trabajador una parte del tiempo que le arrebata el patrón; la seguridad social para los trabajadores independientes, que garantiza y protege los derechos laborales de ciento de miles hasta ahora excluidos de ellos; el derecho de todos a la creación, acceso y disfrute de la actividad cultural, científica y tecnológica; el reconocimiento de nuestra herencia afro e indígena; la prohibición de la discriminación por cualquier motivo; la protección de la vivienda principal; la prohibición del latifundio y la garantía de la soberanía alimentaria; la protección y promoción de la agro-ecología, son, entre otros, ejemplos de la ampliación del conjunto de derechos que permiten el camino a una sociedad más justa y solidaria. La reforma expresa en tal sentido parte de las luchas que el pueblo ha emprendido y defendido en el proceso revolucionario. Habitantes de las comunidades populares, inquilinos amenazados de desalojos, sin techos, trabajadores, estudiantes, conserjes, campesinos, afrodescendientes, comunicadores populares, vemos en la reforma un horizonte concreto para nuestras luchas y reivindicaciones.

La reforma no se queda en esto, sino que va más allá al reconocer al pueblo ya no sólo como sujeto de derecho, sino sujeto del ejercicio del poder. La reforma desbroza el camino hacia la democracia revolucionaria, al constitucionalizar el poder popular, construido en estos años de lucha, y transferirle competencias efectivas tanto para el ejercicio del auto-gobierno como para su participación directa en las políticas nacionales. No contradice, sino que desarrolla la Constitución de 1999: para garantizar y ejercer sus derechos, el pueblo tiene que ser poder. La democracia participativa se convierte en poder popular.

En tercer lugar, la reforma crea las condiciones materiales para construir una nueva sociedad y un nuevo Estado. En el marco del capitalismo, que expropia a la gente de sus derechos y de su poder, no hay posibilidad real de cambio alguno. La reforma incorpora los primeros elementos para crear una economía socialista, que nos libere de la explotación del hombre por el hombre, y permita que los productores (el pueblo en su conjunto) sean dueños de su destino. Sólo habrá derechos para el pueblo, sólo habrá posibilidades de construir el verdadero poder popular, si al mismo tiempo construimos el socialismo. El desarrollo lógico del Estado Democrático y Social de Derecho y de Justicia es el Estado socialista.

Ésta es la causa del pánico que la reforma provoca en la derecha y en la oligarquía. Por eso están decididos a impedirla de la forma que sea, y acudirán a la mentira, a la violencia, al golpe de Estado, a cualquier medio legal o ilegal. Lo que nos obliga a los movimientos populares a tomar la calle, a movilizarnos, a movilizar a nuestras bases, debatir con el pueblo, organizarlo para los días que se vienen. La campaña por el Sí debe ser una campaña de calle, de luchas, de organización y debate popular. Debe ser también una campaña llena de contenido, consciente, movilizadora, en que los distintos sectores pongan en el centro del debate aquellos elementos de la reforma que expresan de manera directa sus intereses y que resultan de mayor poder movilizador, mientras que entre todos levantamos la bandera de la construcción de socialismo y del poder popular, como elementos estratégicos planteados por la propuesta de reforma. Tomar las calles y movilizar al pueblo con la reforma como instrumento programático, para derrotar a la derecha y a la desestabilización.

Pero no es la derecha opositora la única amenaza a vencer. Desde dentro del proceso bolivariano, en las nuevas elites que han crecido a la vera de las luchas del pueblo y de la revolución, desde muchos de los que tienen responsabilidades políticas e institucionales, se prepara un nuevo atentado, más velado pero no menos peligroso, contra el pueblo y la reforma. La manera como se aprobó el proyecto de reforma, entre cuatro paredes y sin dar cabida al pueblo como fuente del constituyente primario, esta campaña deslucida, fría, clichetera, vacía de contenido (¡¡si, sí, así, así!!), que promueve el inmovilismo y la apatía del pueblo, parece una trampa para impedir su aprobación y, en cado de darse, preparar las condiciones para desconocer en la práctica su implementación. Nada desvela más al burócrata que el poder popular, nada preocupa más al capitalista convertido a última hora en bolivariano que el socialismo, por eso preparan desde dentro, agazapados, el zarpazo a la reforma, convertirla en letra muerta, asesinarla apenas se apruebe. Una vez que derrotemos a la derecha opositora en la calle y en las urnas electorales, debemos prepararnos para derrotar a la derecha escondida dentro del proceso bolivariano, a los oportunistas y corruptos, a los que trafican con las luchas y las esperanzas del pueblo. ¡Después del 2 de diciembre, nadie se devuelve a su casa, el pueblo se mantendrá en la calle vigilante de su victoria y de la concreción de la reforma!

En tal sentido, proponemos:

· La campaña por el Sí debe ser una campaña de movilización por luchas y reivindicaciones populares, avanzando en la derrota simultanea de la oligarquía y la derecha golpista, y de los sectores oportunistas y reaccionaros presentes en el campo revolucionario.

· La reforma debe convertirse en el programa de luchas del movimiento popular, tanto durante la campaña como luego de ella, exigiendo en la calle que se apliquen los contenidos revolucionarios y clasistas propuestos en la reforma.

· La campaña por el Sí y la reforma debe servir como bisagra articuladora del movimiento popular, tanto en los días que restan para el referéndum, como para la etapa de lucha y construcción del poder popular y el socialismo luego del 2 de diciembre.

Necesitamos cambios concretos y solamente la unión entre trabajadores, estudiantes y los diferentes sectores sociales alrededor de un claro proyecto político revolucionario nos permitirá fortalecer nuestra lucha común por una verdadera justicia social. Estamos convencidos de que la autonomía político-organizativa y la práctica revolucionaria de las clases explotadas son las únicas garantías para que se haga realidad la victoria del pueblo.

¡¡¡Por las luchas históricas del pueblo, por el poder popular, por el socialismo, el pueblo en la calle dice Sí!!!

– Frente de Empresas Cogestionadas y Ocupadas –
– Frente Nacional Campesino Ezequiel Zamora –
– Frente Comunal Simón Bolívar –
– Comités de Tierra Urbana (CTU) –
– Campamentos de Pioneros/Movimiento por la Tierra y el Hábitat –
– Ateneo Popular –
– Conserjes Unidos por Venezuela –
– Red Metropolitana de Inquilinos –
– Programa de Formación de Grado en Estudios Jurídicos de la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV) –
– Red de los Afrodescendientes –
– Asociación Nacional de Medios Comunitarios Libres y Alternativos (ANMCLA) –

Estudiantes opositores llaman a la marcha sin retorno


Finalmente, después de tanto panfleto circulando por las catacumbas electrónicas, después de tanta amenaza del Comando Nacional de la Resistencia, los estudiantes opositores han anunciado lo que ya todos sabíamos: el próximo lunes 26 de noviembre pretenden marchar a Miraflores.

Ciudadanos del mundo, y en particular los no-ciudadanos del centro y oeste de Caracas: están advertidos. Lo ha dicho Ricardo Sánchez. (¡A que no saben quién es! Bien, se los digo: el flamante presidente de la Federación de Centros Universitarios de la Universidad Central de Venezuela. Así que asústense). Lo ha dicho Ricardo Sánchez y lo ha registrado Associated Press hace un par de horas: «El movimiento estudiantil no va a dejar la calle… salió a la calle para no dejarla más nunca». No hay retorno caballero.

¿El argumento? Uno que ya estamos cansados de escuchar, y que ya analicé en un artículo en dos partes que publiqué por acá (para leer, pulsa aquí I y II): «En Venezuela se acabó la discriminación política porque nosotros también vamos pa Miraflores».

A continuación les transcribo la nota completa. Sólo les adelanto que es importante fijarse en un detalle: la noticia del día, que es la multitudinaria marcha de los estudiantes progresistas y revolucionarios que recorrió las calles de Caracas el día de hoy, en apoyo a la reforma y en celebración por los 50 años del Día del Estudiante, queda relegada a los tres últimos párrafos. «Equilibrio», le llaman.

Llaman a marchar hacia palacio presidencial en Venezuela.
CARACAS (AP) – Los universitarios opositores llamaron a una marcha al palacio presidencial el próximo lunes para protestar contra el proyecto de reforma de la constitución que promueve el mandatario Hugo Chávez, anunció el miércoles un dirigente estudiantil.

«El próximo día lunes el movimiento va a Miraflores», afirmó el líder universitario, Ricardo Sánchez, al anunciar que los estudiantes irán a manifestar a la sede del gobierno central, área que está vedada para la oposición desde hace cinco años luego de unas violentas protestas que desencadenaron el fallido golpe contra Chávez.

Sánchez, presidente de la Federación de Centros de Estudiantes de la Universidad Central de Venezuela (UCV), dijo que los opositores acordaron marchar hasta el palacio de gobierno en respuesta a una multitudinaria concentración que hicieron el miércoles grupos oficialistas en esa área, que fue decretada zona de seguridad desde el 2002 para impedir el paso de opositores.

«En Venezuela se acabó la discriminación política porque nosotros también vamos pa Miraflores», acotó el dirigente.

«A Miraflores, a Miraflores», vocearon varios cientos de universitarios que se concentraron en la plaza Brión del este de la capital para apoyar la decisión de la dirigencia estudiantil que desde hace un mes viene promoviendo protestas en Caracas y otras ciudades del interior en rechazo a la reforma constitucional promovida por el mandatario.

«El movimiento estudiantil no va a dejar la calle…salió a la calle para no dejarla más nunca», expresó Sánchez luego de declarar que los universitarios llamarán a votar contra la referendo, y no boicotearán los comicios del 2 de diciembre tal como están promoviendo otros sectores opositores.

«Queremos condiciones electorales justas, transparentes y la imparcialidad del Poder Electoral. No cederemos ante el chantaje y no permitiremos que el miedo triunfe», indicó el dirigente universitario Stalin González.

«Nuestro voto este 2 de diciembre va más allá de una simple elección. Nuestro voto será una protesta pública y notoria contra la imposición. Nuestro voto será una protesta contundente contra la amenaza de los derechos más básicos de todos los venezolanos», añadió González.

Varias decenas de miles de seguidores de Chávez marcharon el miércoles por el centro de la capital para expresar su respaldo a la propuesta de reforma de la constitución que prevé la reelección indefinida y la instauración en el país de un modelo socialista.

En medio de banderas venezolanas y contagiosas canciones de salsa, los seguidores de Chávez, vestidos con sus características franelas rojas, recorrieron el centro capitalino hasta los alrededores del palacio presidencial.

César Trompiz, miembro de la comisión presidencial para la conformación del poder popular estudiantil, expresó que la manifestación oficialista busca «demostrar al mundo que la batalla y el compromiso con la revolución siguen más fuertes que nunca», según reseña de la agencia estatal de noticias.

Develando la estrategia opositora: universidad, violencia y territorio (y II)


IV.-
El miércoles 7 de noviembre, en el programa Buenas noches, que transmite Globovisión, un inefable Stalin González declaraba que «acorralar» a los «agresores» en la Escuela de Trabajo Social de la UCV había sido una reacción «normal» de los buenos muchachos opositores. Dijo más: la acción de acorralamiento estaba plenamente ajustada a derecho, puesto que la intención no era otra que entregar a los «agresores» a los fiscales del Ministerio Público.
Éste constituye otro de los aspectos del discurso asociado a la estrategia opositora: los estudiantes, y en general la «sociedad civil» que se manifiesta en contra de la reforma constitucional, serán siempre la expresión más acabada de las fuerzas pacíficas y democráticas que luchan contra un régimen dictatorial, criminal y violento. En razón de esto, televisoras como Globovisión simplemente desviarán la atención y se abstendrán de hacer cualquier comentario cuando sus mismas cámaras capten imágenes de estudiantes opositores incurriendo en graves agresiones contra la fuerza pública, tal y como sucedió cuando, durante la marcha hacia el Consejo Nacional Electoral, el 1 de noviembre pasado, un joven roció con gasolina un vehículo de la Policía Metropolitana.
Es por esto que el mismo Pedro Luis Flores que, el miércoles 7 de noviembre, repasaba extático las primeras planas de los diarios venezolanos, al toparse con la edición de Panorama del jueves 8 de noviembre, celebró la fotografía que ya analicé en la primera parte de este artículo, pero evitó hacer cualquier comentario sobre otra noticia que también aparecía en primera plana:

En imágenes que fueron transmitidas por el canal estatal, Venezolana de Televisión, el sábado 3 de noviembre (y captadas por un videoaficionado un día antes), puede verse a Yorman Barillas, estudiante de la Universidad del Zulia, militante de Un Nuevo Tiempo (opositor) y candidato a la Federación de Centros Universitarios (máxima instancia de representación estudiantil), alternando con varios jóvenes que, en el transcurso del video, aparecen portando armas de fuego, cortas y largas. Más tarde, ese 2 de noviembre, se produjeron en los predios universitarios enfrentamientos armados entre grupos estudiantiles opositores, que dejaron el lamentable saldo de dos estudiantes muertos. Cinco días después, si no antes, ya esto no era noticia: ni había estudiantes revolucionarios involucrados ni los enfrentamientos tuvieron nada que ver con la reforma constitucional, sino con la postergación de las elecciones estudiantiles y la lucha interna por cuotas de poder.

De acuerdo a la misma estrategia, Globovisión silenció deliberadamente las imágenes grabadas por la televisora comunitaria caraqueña Catia TV, y otras imágenes de Ávila TV, que presentan una versión radicalmente distinta de la difundida por Globovisión. En resumen, ambas televisoras registran el violento ataque del que fueran víctimas los estudiantes refugiados en la escuela de Trabajo Social de la UCV y el destrozo de las instalaciones. Los pacíficos estudiantes opositores la emprendieron con piedras, bombas molotov y, según el testimonio de los estudiantes cercados, con bombas lacrimógenas, niples y disparos. Catia TV capta el momento en que algunos estudiantes opositores vocean consignas que piden la muerte de los bolivarianos.

Ataque contra las instalaciones de la escuela de Trabajo Social de la UCV. Un joven encapuchado opositor lanza una bomba molotov. Fuente: Reuters.

Jóvenes opositores a las puertas de la escuela de Trabajo Social de la UCV. En varias ocasiones intentaron prenderle fuego. Fuente: ABN.

Igualmente, en razón de esta lógica los medios privados silenciaron las declaraciones del señor Pedro Fajardo, conductor de la unidad de transporte que fue incendiada por encapuchados dentro de la UCV, la tarde del 7 de noviembre, y que desmiente, en entrevista concedida a Ávila TV, la versión (de las autoridades universitarias) según la cual los responsables habrían sido los estudiantes revolucionarios, que a esa hora se hallaban refugiados en la escuela de Trabajo Social.

Mención aparte merece el hecho de que las cámaras del principal canal del Estado, Venezolana de Televisión, no estuvieran presentes en el lugar de los hechos. En todo momento dio la impresión de que la respuesta al cerco mediático que pretendían imponer los medios opositores, corría por cuenta de dos pequeñas pero combativas televisoras (Catia TV y Ávila TV, con un radio de acción y difusión muy limitado). Luego, en este orden, los espacios televisivos Dando y Dando (Aristóbulo Istúriz y Tania Díaz), Contragolpe (Vanessa Davies) y La Hojilla (Mario Silva), transmitidos por Venezolana de Televisión, difundieron las imágenes grabadas por las dos televisoras ya mencionadas y abrieron sus espacios a la participación de algunos de los estudiantes que habían sido víctimas del asedio opositor. Lo mismo haría, ya entrada la noche, Ávila TV.

Llegados a este punto, bien vale una segunda digresión: circula por la web un documento, Trece pasos para salir del laberinto, fechado en octubre de 2007 y firmado por una supuesta Unidad de Análisis Estratégico. Se trata de un documento que quizá no sea digno de todo crédito y es posible que su súbita aparición responda a la misma estrategia de desmovilización y desmoralización de las filas del chavismo radical y democrático. Pero hay un par de párrafos que llaman la atención:

Por otra parte, mientras los medios de comunicación democráticos profundizan la matriz: chavistas criminales versus oposicionistas democráticos, se debe forzar al Presidente para que saque del gabinete y limite la actuación de toda vocería radical del chavismo, como por ejemplo: Aristóbulo Istúriz, Mario Silva, los Robertos [Malaver y Hernández Montoya], Vanessa Davies, Vladimir Acosta, Ernesto Villegas, los estudiantes bolivarianos. Silencio total sobre diputados como Luis Tascón, Iris Valera, Carlos Escarrá, Earle Herrera. Neutralizar alcaldes como Juan Barreto, incluida la posibilidad de que salga del aire o le cambien el formato a Ávila-TV. Invocando el espíritu de concordia y armonía de las festividades navideñas, se debe lograr que el chavismo moderado presione para la salida del aire del programa La Hojilla y de ser posible convencer al mismo Presidente de lo adecuado que sería mantenerse bajo perfil luego del referéndum de diciembre, que de seguro ganará con el apoyo del CNE.

Antes se refiere de manera específica al canal Ávila TV y al programa La Hojilla en los siguientes términos:

Atención aparte merece el caso de la gente de Ávila-TV, la cual no hace tanto daño hoy, pero sí puede ser un peligro si mañana diversos sectores afectos al gobierno comienzan a hacer un uso más atento a su potencial comunicacional. Muy importante, se debe olvidar a Mario Silva, bajar al máximo la atención sobre él, de manera que si mañana algo le pasa, nada tendría que ver con la oposición democrática, pues hay indicios de que, dentro de cierto chavismo, él viene siendo incómodo.

¿Ficción? ¿Realidad? ¿Guerra psicológica? Obviamente no lo sabemos. Pero algo resulta muy claro y es un dato que no debe pasar desapercibido: se identifica como «vocería radical del chavismo» a buena parte de los periodistas que vienen haciéndole frente a la estrategia opositora de criminalización, desmovilización y desmoralización del chavismo popular y democrático.

V.-
Retomando: la periodista Vanessa Davies, durante la transmisión del programa Contragolpe, el 7 de noviembre, se refirió al ataque de los estudiantes opositores contra la escuela de Trabajo Social, más o menos en los siguientes términos: «es la primera vez en la historia de la UCV que estudiantes provenientes de otras universidades provocan destrozos contra sus instalaciones».

Un hecho inédito, sin duda alguna, que responde a una circunstancia muy concreta a la que me referí en la primera parte de este artículo: en buena parte de las universidades nacionales, públicas y privadas, los estudiantes revolucionarios constituyen franca minoría. El enfrentamiento inicial, a la llegada de la marcha proveniente del Tribunal Supremo de Justicia, y luego el ataque contra los estudiantes encerrados en Trabajo Social, deben ser interpretados como episodios de una lucha por el control del territorio.

Los mismos estudiantes opositores que han visto constantemente frustradas sus intenciones de penetrar un territorio (centro y oeste de la ciudad) que está fuera de su área de influencia, respondieron con violencia intentando prevalecer en un territorio que controlan. Por eso, además, el ataque contra una escuela (de Trabajo Social) cuyo centro de estudiantes está bajo control del chavismo, y por eso mismo el posterior ataque que provocó el incendio del centro de estudiantes de la escuela de Derecho de la UCV (hecho acaecido durante la noche del 9 de noviembre).

No se trata acá de hacer pasar por análisis una vulgar apología de violencia o de la Ley del Talión. Tampoco se trata de reproducir el maniqueísmo que abunda tanto en los medios privados como en los estatales. Antes al contrario, se trata de hacer visible el complejo entramado de relaciones de fuerza que atraviesa la ciudad de Caracas y que se expresa, con claridad, territorialmente; relaciones de fuerza que, lejos de ser estáticas, son variables, movibles, modificables. De allí la importancia de un análisis que ponga el acento en las estrategias que despliegan las fuerzas encontradas, y por eso mismo la inutilidad de la propaganda, tanto opositora como estatal, que ha hecho una norma, casi una ley, subestimar, menospreciar y minimizar a las fuerzas contrarias.

Estudiantes universitarios opositores han intentando incendiar y linchar a los estudiantes revolucionarios refugiados en Trabajo Social, en primer lugar porque la despiadada propaganda de guerra que difunden permanentemente los medios opositores, les ha persuadido de que se trata de un acto de justicia, un acto dirigido a ajusticiar a los violentos y criminales chavistas. Tal y como lo ha definido Stalin González: es una lucha de lo «normal» contra lo patológico. Y lo patológico debe ser extirpado del cuerpo social.

Earle Herrera, integrante de la «vocería radical del chavismo» y conductor del espacio televisivo El kiosco veraz, que transmite Venezolana de Televisión los domingos a las 9 de la mañana, en su edición del 11 de noviembre recoge el comentario (publicado por el vespertino El Mundo, el 9 de noviembre) de una madre de estudiantes opositores de la UCV, que ilustra el tipo de mentalidad que se ha venido conformando en el antichavista promedio como consecuencia de la propaganda de los medios privados: «A esos macacos hay que sacarlos de la universidad. Aquí estudian mis hijos y no quiero que se mezclen con esa gentuza. Hay que hablar con las autoridades para que boten de aquí a esos malandros».

En segundo lugar, los estudiantes opositores provenientes de universidad privadas que han causado los destrozos en la escuela de Trabajo Social, han actuado convencidos de estar defendiendo un territorio que les pertenece. La saña y la violencia con la que han procedido nos ha mostrado su verdadero rostro: es un rostro terrible, que debe ser constantemente maquillado y embellecido por los medios opositores.

Está claro que, en este contexto, la pasividad de los estudiantes revolucionarios no es una opción. Precisamente, a su desmovilización, como he intentado demostrar, apunta la estrategia opositora. Pero como ya he apuntado, es preciso evitar a toda costa ceder al chantaje y a la provocación, mucho más en un territorio donde los estudiantes revolucionarios son minoría. En universidades como la Central de Venezuela, el reto consiste en ir creando las condiciones para instaurar y multiplicar espacios de libertad. El reto es aún mayor en la medida en que la Universidad, con mayúscula, constituye hoy una de las instituciones más conservadoras de la sociedad venezolana. Los centros de estudiantes, las federaciones de centros, las instancias de cogobierno, reproducen la misma lógica profundamente antidemocrática y representativa que hemos identificado hace ya unos cuantos años como un lastre de la vieja cultura política que obstaculiza la democracia radical.

La reforma del artículo 109 constitucional contribuirá a modificar, pero no a invertir, las relaciones de fuerza a lo interno de las universidades. Por eso las autoridades universitarias, y aún muchos estudiantes opositores, denuncian que el propósito real de la reforma constitucional es acabar con la autonomía universitaria. Allí donde dicen «autonomía», léase: defensa del territorio conquistado, preservación de un estatus de relaciones de fuerza. Por eso la reforma es «democrática», pero no «conveniente». La reforma del referido artículo debe ser concebida como una jugada táctica, que ayuda a destrabar, pero no decide el curso de la lucha. Una lucha, por demás, que si es revolucionaria, se libra también al margen de modificaciones de ley.

VI.-
La reforma constitucional es una promesa, pero también una amenaza. Promete la profundización de la revolución bolivariana, en tanto que sentaría las bases para la construcción del socialismo venezolano. Pero, al mismo tiempo, constituye una amenaza en la medida en que hagamos nuestra la idea según la cual esta profundización democrática y radical de la revolución bolivariana no es posible sin reforma constitucional.

Algunos contenidos de la reforma constitucional han sido cuestionados por sectores indiscutiblemente vinculados y comprometidos con el proceso revolucionario. Inclusive, las críticas más radicales apuntan a señalar que ha debido convocarse a una Asamblea Constituyente. Cualquiera podría señalar que, sobre todo a partir del pronunciamiento del general Baduel, todo asomo de crítica pasa a ser sospechoso de «traición». Esto, cámaras, me parece un chantaje casi tan peligroso como el chantaje opositor y antidemocrático al que he hecho referencia a lo largo de este artículo.

El acto de votar por el SÍ a la reforma constitucional debe constituir, en sí mismo, un ejercicio crítico, democrático y por tanto revolucionario. La lealtad en la acción no se impone. La lealtad impuesta es subordinación. La disciplina impuesta es domesticación. La intolerancia frente a la crítica conduce al silenciamiento. Militantes subordinados, domesticados y acríticos no son militantes revolucionarios. Y sin militantes revolucionarios no se hace ninguna revolución.

Ese chantaje que consiste en tildar de «traición» toda crítica, forma parte de la estrategia de la derecha endógena, conformada por esos segmentos esclerosados, burocratizados y conservadores del chavismo, a los que hacía referencia al inicio de este artículo. La eventual expulsión de Luis Tascón de las filas del PSUV, otro integrante de la «vocería radical del chavismo», es un signo desalentador, aparentemente promovida por el chavismo conservador, el mismo que llama a la unidad y a cerrar filas con Chávez, pero de hecho atenta contra esa misma unidad de las filas revolucionarias.

La derecha endógena es minoría, aunque haya venido acumulando espacios de poder y recursos económicos. Pero el poder, ya nos lo enseñaba Foucault, no se toma simplemente, sino que se ejerce. El chavismo conservador ejerce hábilmente el poder y se nos presenta como mayoría. El chavismo popular, radical y revolucionario está llamado, en función de garantizar la profundización democrática del proceso bolivariano, a ejercer el poder en consecuencia. Que cachicamo no trabaje pa’ lapa. El cachicamo, por otra parte, es bueno que lo sepamos todos, es uno de los pocos animales que es capaz de vencer a los alacranes.

El Frente Antifascista de Venezuela publicó un artículo, El metabolismo de las revoluciones, en la más reciente edición (9 de noviembre) del semanario Temas Venezuela. Se trata, a mi juicio, de uno de los análisis más lucidos de la actual coyuntura, y por tanto me gustaría compartir un fragmento con ustedes. Los énfasis agregados corren por cuenta mía. Son los aspectos del análisis que me parecen más relevantes, son también los que suscribo completamente y es con lo que quisiera cerrar este artículo:

Para Chávez, asegurar su descrédito [se refiere a Baduel] es una necesidad, tanto en el horizonte personal como en el horizonte estratégico. En el plano estratégico, el proceso de reforma es la batalla actual en la trayectoria de consolidación del proceso bolivariano. Al ser atacada por un actor relevante del propio proceso, es evidentemente necesario neutralizar sus efectos. En el plano personal, él es el autor fundamental de la estrategia de reforma, y la calificación que realiza Baduel de la misma es un ataque directo a su legitimidad. A su vez, desde hace años, Chávez percibía a Baduel como un contrincante a futuro en el liderazgo popular. De ahí que su respuesta se guíe por la calificación de la traición personal, y por el desmontaje del mito en el imaginario popular.

Por otra parte, la mayoría de reacciones permisadas en los foros públicos que apoyan la revolución se orientan en el mismo sentido: descalificación del actor, revelación de sospechas y anticipaciones, condena de sus actos y decisiones, y si acaso, el despecho de muchos que confiaron en su liderazgo revolucionario y sienten su nueva posición como una puñalada.

Pero quizá lo más relevante no es el modo en que reacciona Chávez, sino la rebatiña carroñera de quienes le rodean. Si para Chávez hay una intención estratégica, en la mayoría del resto de actores lo que hay es el rencor acumulado ante el liderazgo autónomo, y la necesidad de enterrar lo más pronto posible al cadáver, para que la crítica implícita a su falta de legitimidad se evapore lo más pronto posible.

En definitiva, un saldo quizá más importante que la coyuntura concreta, en el marco del inicio de la campaña por el referéndum que sin duda hay que ganar por mayoría contundente, es el potencial quiebre de las bases que sustentan la unipolaridad discursiva a lo interno del proceso. Con un poco de suerte, ese quiebre se convertirá en resquebrajamiento, para dar rienda suelta a la crítica radicalmente democrática de las fallas y lacras acumuladas en el aparato de gobierno, como válvula necesaria para poder consolidar la revolución por la que luchan las mayorías populares. Sólo así podrá construirse un socialismo radicalmente democrático.

Salud.

Develando la estrategia opositora: universidad, violencia y territorio (I)


I.-

En ciertas coyunturas, el chavismo en general actúa como lo hace el chavismo democrático, radical y revolucionario a lo interno del mismo chavismo: como minoría. Las estrategias a través de las cuales el chavismo popular y revolucionario es cooptado, domeñado y silenciado por los segmentos más esclerosados, burocratizados y derechizados del chavismo tendrían que ser objeto de otro análisis.

Aquí me detendré, con los recursos a la mano a esta hora, a develar las primeras: las estrategias orientadas a presentar al chavismo como sujeto criminal, al margen de toda lógica, razón o legitimidad. Esta criminalización persigue como objetivo fundamental la desmovilización del chavismo revolucionario, su desmoralización. La idea es crear una imagen de los partidarios de la revolución bolivariana como una suerte de red difusa de grupúsculos violentos que estarían atentando contra la democracia. En la medida en que el chavismo hace suya esa misma imagen, en tanto que cede a este chantaje, actúa de manera reactiva y corre permanentemente el riesgo de que la actitud eminentemente defensiva que asumen sus acciones sean interpretadas por el adversario como un signo de debilidad, que no se corresponde con la real correlación de fuerzas que caracteriza hoy a la sociedad venezolana. Es preciso, por tanto, saber interpretar las estrategias de las fuerzas antidemocráticas, para recuperar nuestra capacidad de iniciativa política.

Esta estrategia de criminalización de los sujetos o movimientos revolucionarios no es cosa nueva. Al contrario: allí donde las fuerzas revolucionarias de todos los tiempos y todas las latitudes han luchado por invertir o modificar relaciones de fuerza que les son desfavorables, los paladines del orden establecido han recurrido a su criminalización. Las reglas o procedimientos no son siempre los mismos: dependen, precisamente, del tiempo y del lugar.

En Venezuela, esta estrategia de criminalización no se ha puesto en práctica por primera vez a propósito de la iniciativa presidencial de reforma constitucional. Sin embargo, la marcha de los estudiantes opositores al Consejo Nacional Electoral, el 1 de noviembre pasado, arroja suficientes datos sobre los contenidos del discurso (principalmente mediático) que soporta esta estrategia. Me limitaré acá a enumerar un par de aspectos de este discurso.

II.-
En primer lugar, una constante tanto de las anclas como de los reporteros de Globovisión, y por supuesto de los principales dirigentes estudiantiles opositores, es la denuncia de la presencia de «simpatizantes del gobierno», «afectos al oficialismo» o «manifestantes oficialistas» en el centro de Caracas, lugar de asiento de la mayoría de las instituciones del Estado. Eso ha sido denunciado por estos dirigentes estudiantiles como un ejemplo palmario de «discriminación política», bajo el argumento de que no todos los venezolanos tienen igual derecho a manifestar en cualquier parte de la ciudad.

Lo primero que tendríamos que poner en cuestión es la idea de centro. De centro geográfico. Basta revisar la imagen uno para constatar que eso que reconocemos como centro de la ciudad está, realmente, ubicado hacia el oeste geográfico. Es en este centro-oeste, si cabe el término, donde se encuentra la sede del Consejo Nacional Electoral (cuyo lugar exacto está señalado con la marca de posición amarilla), pero también la Asamblea Nacional (apenas a dos cuadras, al noroeste) y Miraflores (a siete cuadras, más hacia al oeste).

UNO
Imagen satelital de Caracas
Fuente: Google earth. 2007.

La imagen dos nos da la perspectiva geopolítica. Expresa la distribución de fuerzas políticas en el territorio que comprende la ciudad de Caracas. Con algunas imprecisiones, con algún margen de error. Quedará para otros, con mayor destreza en el uso de estas herramientas, registrar con mayor exactitud esta distribución. Sin embargo, es lo suficientemente precisa para hacernos una idea bastante aproximada del territorio que ocupan las fuerzas revolucionarias y las fuerzas que son adversas al proceso bolivariano.

El procedimiento ha sido bastante sencillo: la fuente de información está disponible, para quien desee verificarla, en la página del Consejo Nacional Electoral. Los datos: el resultado de las elecciones presidenciales del 6 de diciembre de 2006, en los cinco municipios y las 32 parroquias que hacen parte de la ciudad de Caracas. En rojo, las porciones del territorio en las cuales resultó vencedor el chavismo. En azul, donde predomina el antichavismo.
DOS
Caracas y su geopolítica

Fuentes: Google earth. Consejo Nacional Electoral.

¿Qué es lo primero que salta a la vista? Que el verdadero centro geográfico de la ciudad coincide con el territorio habitado por el antichavismo. Esta fuerza, además, controla porciones del territorio tanto al oeste (Universidad Católica Andrés Bello) como al noreste geográfico (universidades Santa María y Metropolitana), haciendo frontera con zonas populares. Son las zonas de la ciudad que disponen de los mejores servicios, las mejores viviendas, el comercio más pujante, los mejores espacios de recreación, los más exclusivos lugares de entretenimiento, etc. Casi se podría decir que lo tienen todo. Pero he aquí el detalle: las principales instituciones del Estado, y sobre todo el centro del poder político nacional, están ubicados hacia el oeste, fuera de su área de influencia. Otro detalle, sin duda el más importante: les falta el pueblo.

Desde la perspectiva que nos brinda esta imagen, la enorme porción de territorio ocupado mayoritariamente por el antichavismo es equivalente al resto de Caracas. Los espacios en rojo bordean, amenazantes, al gran centro azul. Pareciera como si las «zonas rojas» crecieran a la sombra del centro azul, o como si éste expulsara hacia sus márgenes al resto de la ciudad. En realidad, ambos procesos se desarrollan simultáneamente.

Cualquier desprevenido pudiera concluir que la elección presidencial de 2006 arrojó un resultado extremadamente ajustado. Sin embargo, esto no fue así: sumados los votos de los cinco municipios, el chavismo alcanzó 872 mil 324 y el antichavismo 710 mil 526. Esto es, 55% contra 45%. Diez puntos de diferencia. De esto se desprende otra conclusión: la densidad poblacional del territorio ocupado por el antichavismo es menor a la del territorio ocupado por el chavismo. El antichavismo tiene espacio para estirar las piernas y algo más. El chavismo vive hacinado.

De acuerdo a la imaginería del antichavista promedio, lo que entendemos desde siempre como el centro de la ciudad es un pedazo de territorio caótico, salvaje, sucio, desordenado y atrasado. Sin duda, desde su perspectiva, no le faltan las razones: en contraste, eso que tenemos como este de Caracas es ordenado, civilizado, limpio y por tanto la expresión genuina del progreso. Sabemos de sobra que una buena parte de los habitantes del este de la ciudad no ha pisado jamás la Plaza Bolívar. Y es muy probable que muchos de los estudiantes opositores hayan experimentado su bautizo de fuego en el centro de Caracas durante alguna de las marchas que han organizado recientemente. Valga la digresión (que no la es tanto): he allí la importancia capital de la participación en estas manifestaciones de los militantes de Bandera Roja, quienes, a diferencia de sus nuevos camaradas, conocen bien el terreno.

El antichavista promedio se asume como habitante legítimo de la ciudad. No en balde, el territorio que ocupa es modelo de convivencia citadina. El este es la metrópolis. A sus márgenes se encuentran los suburbios. Está convencido de que la ciudad debería ser un este que se extiende y ocupa todo el territorio. El problema, claro está, son los pobres: caóticos, salvajes, sucios, desordenados y atrasados. Son los habitantes ilegítimos, los invasores, los ocupantes ilegales. Caracas estaría mejor sin ellos y por tanto deberían marcharse de una ciudad que está «sobrepoblada». El problema no son tanto los cientos de miles de carros que circulan por la ciudad. El problema tampoco es el transporte público, si con éste nombramos a la red de Metrobuses. El problema son las camioneticas y los autobuses. El problema son los motorizados.

Cuando el antichavista promedio se involucra en la política, es joven y tiene el futuro por delante (un futuro promisorio que está siendo amenazado por un «régimen castro-comunista»), se cree con absoluto derecho, no sólo de transitar por el lugar de la ciudad que le plazca, sino sobre todo con la obligación de hacer el sacrificio de llegar al mismo centro si es preciso (y si es el mismo centro del poder político, pues habrá que hacerlo) con tal de defender la libertad, la democracia y los derechos del antichavista promedio que, de más está decirlo, ha sido instruido y adoctrinado en la creencia de que su responsabilidad ciudadana es encarnar los intereses de la totalidad de la sociedad venezolana. Si el «régimen castro-comunista» osa ponerle límites a su deber ciudadano, llámesele a esto: discriminación política.

Porque el problema, claro está, es que el antichavista promedio no encarna los intereses de la totalidad de la sociedad venezolana. No dejemos que pase bajo la mesa un pequeño detalle que les apuntaba más arriba: el antichavismo no resultó victorioso en las elecciones presidenciales. Resultó victorioso el pueblo ubicado en los márgenes de la ciudad de Caracas. Los márgenes son, hoy, mayoría. El antichavista promedio está convencido de que el pueblo sólo ha podido llegar a ser mayoría a expensas del fraude. El antichavista promedio acumula derrota tras derrota, pero nunca pierde realmente. Cuando se sabe perdido, arrebata.

Pero para el antichavista promedio los arrebatos y los arrebatones son cosas que sólo suceden en el centro y el oeste de la ciudad, son cosas de chavistas. Por eso, señoras y señores, cámaras de Globovisión, pueblo todo: cuando el antichavismo marche hacia el centro de Caracas, el pueblo de Caracas no tiene derecho a estar ahí. El antichavista promedio no quiere vérselas con el pueblo que transita y ocupa ese mismo territorio, haya o no marchas opositoras. Cuando el antichavismo marche hacia el centro de Caracas, hacia Miraflores, no querrá sentirse en el «salvaje oeste», sino en un pueblo fantasmal, deshabitado.

A esta lógica responde la estrategia de criminalización que promueve el antichavismo: poco importa si el chavismo es mayoría y si ocupa determinados espacios. Estos espacios deben ser desalojados por la fuerza pública cuando el antichavista esté presto a asumir su pretendido rol histórico de representante de la sociedad venezolana. Por esto, la criminalización encuentra su par en la desaparición de la escena (mediática) del pueblo chavista: cuando la oposición se manifiesta, éste, aunque mayoritario, no existe, y si aparece, si se hace visible es como sujeto criminal. La expresión «afectos al oficialismo», de la que hacen uso todos los medios opositores, contiene una profunda carga valorativa que sólo se expresa nítidamente en el momento en que, como sucedió el pasado 1 de noviembre, alguno de los dirigentes estudiantiles opositores no puede evitar referirse al pueblo chavista como «hordas rojas», «hordas violentas» o «malandros» que serían «pagados» por el «oficialismo».

III.-
En otra parte he cuestionado la costumbre de nuestros voceros gubernamentales de equiparar toda acción opositora al 11 de Abril: «Sé lo que hicieron el 11 de Abril pasado». No obstante, lo que han hecho los medios opositores, en particular Globovisión, pero también la inmensa mayoría de los medios impresos (que, nunca está de más recordarlo, son de por sí casi todos opositores) de todo el país, a propósito del enfrentamiento entre estudiantes opositores y bolivarianos en la Universidad Central de Venezuela, el miércoles 7 de noviembre, guarda una similitud sorprendente con la empresa de linchamiento moral a que fueron sometidos los mal llamados «pistoleros de Puente Llaguno». De hecho, me atrevería a afirmar que desde entonces no se había sometido a un grupo de bolivarianos, como ahora, a una campaña tan despiadada de criminalización.

Varios cámaras dan fe de que los enfrentamientos iniciaron más o menos de la forma que sigue: al regresar de la marcha que se había dirigido al Tribunal Supremo de Justicia (y que se desarrolló sin incidente alguno), los estudiantes opositores provenientes de distintas universidades, en su mayoría privadas, se toparon con estudiantes bolivarianos que se encontraban pegando propaganda a favor del SÍ a la reforma constitucional. Un paréntesis: la Universidad Central, como la mayoría de las universidades, públicas y privadas, de este país, está bajo control de la derecha. Los bolivarianos son minoría. Todo cuanto ocurrió a continuación se debe, en buena medida, a la desventaja numérica que pesa sobre los estudiantes revolucionarios.

Luego de los primeros enfrentamientos, los estudiantes bolivarianos se refugiaron en las instalaciones de la Escuela de Trabajo Social, quedando atrapados, junto con ellos, un conjunto de estudiantes ajenos al enfrentamiento. En total, alrededor de 150.

A las 4:05 pm, la página web de El Universal reseñaba que «un grupo de sujetos armados ingresó al interior de la Ciudad Universitaria y atacó a los estudiantes que regresaban de la marcha que llevaron a cabo hoy hasta el Tribunal Supremo de Justicia». Según el decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas, Jorge Pabón, «estos sujetos habrían ‘esperado’ a los estudiantes cuando regresaban de la marcha y los han ‘golpeado y atropellado‘». Según la secretaria general de la UCV, Cecilia García Arocha: «No se justifican estos hechos. Cuando los estudiantes regresaban comenzaron los conflictos, este grupo violento, armado, que vino a herir a los estudiantes que hacen vida civilizada en nuestra universidad«. Todos los énfasis son de mi entera responsabilidad. En cuanto a la similitud con el discurso que responde a la estrategia de criminalización del chavismo, que respondan periodistas y declarantes.

A las 4:46 pm, la página web de Tal Cual reseñaba: «Luego de que transcurriera en paz la marcha convocada por el movimiento estudiantil hacia el TSJ, se presentaron hechos de violencia en las instalaciones de la Universidad Central de Venezuela cuando grupos de encapuchados, aparentemente identificados con el oficialismo, esperaron a los manifestantes que regresaban a la Ciudad Universitaria y arremetieron contra ellos, con disparos y piedras, dejando un saldo de seis personas heridas de bala, según informó el reportero de Globovisión«. ¿Según informó el reportero de Globovisión? Tremenda fuente.

Más tarde, El Nacional: «Ocho estudiantes heridos dejó un enfrentamiento que se presentó en la Universidad Central de Venezuela (UCV), cuando algunos académicos regresaban de la marcha hasta el Tribunal Supremo de Justicia y fueron emboscados por un grupo violento«.

A partir de las 5 pm, Leopoldo Castillo, conductor del programa Aló ciudadano, que se transmite por Globovisión, se sumó al coro: palabras más, palabras menos, Castillo, juez y parte, sentenciaba que la violencia era consecuencia de la frustración que supuestamente habría causado entre los revolucionarios el hecho de que la marcha de los estudiantes opositores hubiera transcurrido con normalidad.

En resumen: un grupo de académicos o estudiantes universitarios que había marchado en sana paz, y que hacen vida civilizada en la UCV, fueron esperados o emboscados por grupos de sujetos armados, violentos, encapuchados del oficialismo, quienes los golpearon, atacaron y atropellaron. Los periodistas de Globovisión, por su parte, se refirieron en todo momento a una «situación irregular» que tendría como protagonistas a «grupos irregulares». Me pregunto: ¿a quién irá dirigido esto de «grupos irregulares»? ¿Cuál es la institución llamada a actuar contra los «grupos irregulares»?

Los tres diarios mencionados exhibían ese mismo día galerías de imágenes fotográficas que nos mostraban a encapuchados armados pertenecientes al chavismo. Pero el verdadero paroxismo aconteció cuando Globovisión mostró imágenes de los estudiantes siendo rescatados por civiles armados, en clara actitud de defensa, quienes habían ingresado a los predios universitarios en motos. El cuadro estaba completo: la «huestes de Atila», como las llamó un cámara, esos motorizados que tanto terror infunden al antichavista promedio, habían entrado en escena.

La jornada televisiva fue coronada por el periodista que conduce el segmento Titulares de mañana, del programa Buenas noches, que transmite Globovisión desde las 10 pm hasta la medianoche. Un Pedro Luis Flores visiblemente extático celebraba la aparición, una y otra vez, de la misma fotografía en los diarios nacionales y regionales, refiriéndose, una y otra vez, a los valerosos estudiantes opositores «asediados» por los violentos «oficialistas».

Al día siguiente, una foto ocupó las primeras planas de la mayoría de los diarios del país, sin distingo de tendencia política. Fue así tanto en el caso (como es obvio) del decano de la prensa conservadora venezolana, El Universal, como en el caso del diario Panorama:

La fotografía, sin duda alguna, es elocuente. Su mayor virtud consiste en representar el país que todos los días nos muestran los medios opositores: del lado izquierdo (también del espectro político), como irrumpiendo desde las sombras, los oscuros y violentos encapuchados armados, que pretenden imponerle al país una reforma constitucional ilegítima, dictatorial y que atenta contra todas las libertades y derechos de la sociedad venezolana (es lo que quiere decir el afiche pegado en la pared, ubicado en el extremo inferior izquierdo de la imagen). Del lado derecho, los heroicos y blanquecinos jóvenes, cual guardianes de la luz, resistiendo los embates de los violentos, defendiendo la pureza (la blancura de las paredes) de una universidad mancillada y ultrajada (es lo que quiere decir el NO estampado en la franela de uno de los jóvenes). Izquierda y derecha. Luz y sombra. Negros y blancos. Capuchas y armas contra cascos de seguridad y tapabocas. SÍ y NO.

¿Qué pasó mi líder?


I.-
Leyendo los dos más recientes artículos de Javier Biardeau (El pensamiento crítico socialista ante el reto de conjurar la deriva cesarista y A la deriva del mito-cesarista: ¿qué hay de nuevo en el socialismo del siglo XXI?) recordé una entrevista que le hiciera a Enrique Dussel para ÁvilaTV, y cuya publicación (de la versión escrita) en este espacio es una de las tareas que tengo pendientes.

A falta de la entrevista, vale comentarles mientras tanto un artículo que publicara el mismo Dussel en el diario mexicano La Jornada, en marzo de este año, en donde ya abordaba el tema que nos concierne: el liderazgo revolucionario.

El referido artículo lleva por título Criterios del liderazgo democrático. Sostiene Dussel que uno de los rasgos de la cultura política de la izquierda latinoamericana es su renuencia a discutir sobre este asunto del liderazgo: «La izquierda necesita del liderazgo, siempre lo ha tenido, pero no le agrada discutir el tema». Más adelante complementa esta misma idea:

«Todo movimiento político necesita participación popular, principios normativos, proyecto hegemónico, organización y liderazgo confiable y eficaz. No hay que temer al líder, pero hay que exigirle cumplir criterios políticos democráticos claros que puedan servir para la crítica constructiva. A esto la izquierda no está habituada: critica todo o acepta todo».

II.-
Aunque a mi amigo Erik del Búfalo no le agrade la palabreja, y aunque tenga sus fundadas razones para asumir tal postura, considero crucial, democráticamente crucial, que recreemos permanentemente las condiciones que hacen posible un «debate» sobre éste y otros asuntos. En esta Venezuela de revolución bolivariana, es el debate, al menos tal y como lo entiendo, el que «saca de sus casillas» a los sujetos sociales, mientras que la charlatanería, la palabrería aparentemente docta (chavista y antichavista), la repetición de consignas, la adulación, la propaganda y hasta el cotilleo («el más pequeño burgués de todos los fenómenos», según Walter Benjamin) los «encasillan».

«Contra el debate, la polémica», es el grito de guerra de los amigos reunidos en la web surversion.com. Pues bien, yo le apuesto a un debate de combate, que en la práctica equivale a sustraerse a esta lógica de la «clase discutidora» que lo discute todo para que nada cambie. Pero como es imposible que «nada cambie», la «clase discutidora» enfila sus baterías argumentativas para garantizar que el cambio les beneficie exclusivamente. Pero esto de los beneficiarios de la revolución lo abordaré más adelante. Así pues, nos sugiere Dussel ubicarnos en una posición distinta a la que ocupa la falsa y maniquea dialéctica del criticarlo todo o aceptarlo todo. Tanto como aceptarlo todo acríticamente, criticarlo todo constituye una impostura que opera, por ejemplo, criticando todo lo relativo al liderazgo de Chávez, pero reivindicando al mismo tiempo la «verdad que emergió» el 13 de Abril. Esta impostura, digo, supone lo que hay que explicar: que cuando el «gentío», la «multitud indomable», el «bullicio de singularidades irreductibles» emergió el 13 de Abril, lo hizo para restituir a su líder. Tiene que ser mucha la mala conciencia para negar una verdad como ésta.


Sin embargo, es de tal naturaleza eso que algunos llaman el «clima de opinión», que afirmar algo parecido (la gente el 13 de Abril restituyó a su líder) equivale a someterse a toda clase de «encasillamientos», siendo justamente uno de los preferidos, ¡oh casualidad!, que uno lo acepta todo acríticamente. Ciertamente, no será éste el caso de nuestros amigos «polemistas», que al parecer llegan con ganas de sumarse con energía a éste, nuestro debate, discusión o atajaperros, como prefieran llamarlo, a lo interno de las filas revolucionarias. Bienvenida, pues, sea la surversión.com.

III.-
Venía de decir Dussel que «no hay que temer al líder, pero hay que exigirle cumplir criterios políticos democráticos claros que puedan servir para la crítica constructiva». Y por ahí va la cosa, ¿no? Reconocimiento del liderazgo de Chávez no puede ser equivalente a temor de esgrimir la crítica constructiva y necesaria. Cualquier persona con cuatro dedos de frente, y hasta con tres, sabe que «crítica constructiva y necesaria» no es la que hacen Didalco Bolívar o Ramón Martínez. Pero ni Didalco Bolivar ni Ramón Martínez deben utilizarse como chivos expiatorios para luego despachar toda crítica.

Es necesaria, pues, la crítica, en particular la crítica del líder, pero es necesario el líder. «¿Por qué toda revolución o proceso de cambio social tiene siempre un liderazgo construido desde el pueblo?», se pregunta Dussel. Inmediatamente la respuesta:

«Porque los proyectos y principios de todo cambio social y político, que son específicos o universales, hay que aplicarlos a casos concretos, y en esta aplicación puede haber errores. Los encargados de aplicarlos son personas, políticos, biografías concretas, sujetos con cualidades y vicios, humanos, limitados, históricos. Los movimientos sociales, los pueblos, los ciudadanos pueden adherirse a proyectos y principios, pero necesitan discernir sobre personas concretas que llevarán a cabo los principios y proyectos hegemónicos. La persona real, con rostro, honestidad, sentido del humor, prontitud en la decisión, perseverancia, es esencial. Los pueblos no siguen sólo principios, proyectos, sino también personas. Y es correcto en política (como en toda actividad humana)…

«La cuestión de fondo es reflexionar sobre los criterios que juzgan la acción de liderazgo y la colocan dentro de ciertos límites que lo determinen como liderazgo justo, democrático, eficaz, crítico. Si se cumplen estos criterios no habría que temer al liderazgo. Así, los mismos que cumplen el liderazgo tendrían pautas correctivas que les permitirían enmendar errores en el ejercicio del liderazgo. Los líderes no pueden ser infalibles; siempre se equivocan, como todo político. La cuestión estriba en poder corregir los errores coherentemente, cumpliendo con criterios estipulados».

Muy interesante resulta la aplicación de estos criterios para realizar una valoración del liderazgo de Chávez. Siempre según Dussel, estos serían tres, a saber:

1) «toda acción del líder debe cumplir con el proyecto de reproducir y aumentar la calidad de vida de los ciudadanos, en especial los más necesitados»;
2) «ejercicio continuo de la democracia»; y
3) «la factibilidad», esto es, «si el liderazgo llega a las metas propuestas es eficaz».

Sobre el segundo criterio, Dussel emplea un ejemplo que vale la pena citar, en tanto que guarda alguna semejanza con la realidad venezolana:

«Si un líder en el Ejecutivo tuviera mayoría absoluta con sus partidarios en la Cámara de Diputados, situación ideal para exigir a sus correligionarios cumplir con sus deberes de representantes, estudiando las leyes y decretándolas, más si el mismo Ejecutivo las promueve y, para ir más rápido, pidiera plenos poderes para suplir la acción del Congreso, habría faltado al criterio de un liderazgo democrático, porque asumiría innecesariamente plenos poderes, debilitando la capacidad discursiva de los diputados. Estos perderían responsabilidad, quedarían inactivos y obedientes a un liderazgo que no se ocupa de acrecentar los hábitos democráticos de sus colaboradores. Es una ocasión perdida para democratizar las estructuras del Estado. Se transformaría así en un liderazgo ambiguo, que puede ser criticado de dictadura (en el sentido de la institución romana), y, por desgracia, dictadura innecesaria, siendo que tiene una mayoría absoluta en la Cámara (pero débil, porque la oposición decidió no participar en las elecciones, y en vez de afirmar a sus correligionarios en la Cámara los debilita con sus plenos poderes). Se trata de un error en el ejercicio del liderazgo».

¿Existe una dictadura en Venezuela? El hecho de que los medios de la derecha lo griten a los cuatro vientos, todos los santos días, en ejercicio pleno de la más absoluta libertad de expresión, es la más clara demostración de que esto no es así. Libertad, dicho sea de paso, que se ejerce con tanta virulencia, que una parte importante del chavismo considera que el gobierno venezolano incurre en lenidad a costa de su legítimo afán democrático. ¿Cometió un error el Presidente Chávez al solicitar poderes para sancionar leyes por vía habilitante? Caramba cámara: no sienta pánico, no mire para los lados, no se ruborice, no se indigne, no tiene por qué sentir que se le viene el mundo encima. Porque de eso se trata la democracia, y más si es revolucionaria: de hacernos estas preguntas, sin temor alguno. Y no espere de este servidor una respuesta que lo tranquilice: revise nuevamente, si lo cree conveniente, los criterios que nos sugiere Dussel, realice su propio análisis y saque sus propias conclusiones.

IV.-
Ejercicio igualmente interesante resulta evaluar la propuesta de Reforma Constitucional a partir de estos tres criterios: ¿las reformas planteadas por el Presidente Chávez están orientadas a reproducir y aumentar la calidad de vida de venezolanos y venezolanas? ¿Prefiguran y garantizan el ejercicio continuo de la democracia? ¿Crean las condiciones para alcanzar las metas que se ha propuesto la revolución bolivariana?

Pongamos por caso el tema espinoso, el preferido de la «clase discutidora» opositora: la reelección «indefinida». Me cuento entre quienes están convencidos de que la distinción entre «reelección indefinida» y «reelección continua» no es puro ejercicio de retórica. Ya sabemos que para la oposición la propuesta presidencial es sinónimo de entronización eterna de Chávez en el gobierno. Si no fuera tan lamentable, esta postura sería simplemente cómica, porque es la evidencia más palpable y reciente de la impotencia opositora frente al liderazgo de Chávez. La reelección sería «indefinida» no por voluntad dictatorial, sino por la «indefinición» e inexistencia del liderazgo opositor.

Lo que habría que discutir es cuán conveniente, e incluso necesario, es la continuación de un Chávez en el gobierno más allá de 2012, y la relación entre ésta y la continuidad y profundización de la revolución bolivariana. Y para despejar cualquier duda, esta pregunta, cámaras, se la formula y se las plantea alguien que no alberga ninguna duda sobre la necesidad de votar por el Sí el venidero diciembre. ¿A partir de qué criterios determinamos que es necesaria la reelección del Presidente Chávez en la contienda electoral de 2012? ¿A partir de qué criterios es posible sostener hoy, 2007, que no será necesaria e imprescindible entonces, e inclusive ahora mismo, la aparición de nuevos liderazgos genuinamente revolucionarios, provenientes de la izquierda del chavismo? Al margen de las eventuales respuestas, son preguntas, insisto, indudablemente pertinentes, de esas preguntas que uno puede hacerse en democracia y sin temor de ningún tipo.

Es cierto que los nuevos liderazgos no surgen de la nada, y que sólo es posible que lo hagan a partir del fragor de la lucha cotidiana. Pero es sólo parcialmente cierto que el carácter «avasallante» de Chávez inhibe esta emergencia. Parafraseando a Erik del Búfalo, el liderazgo, si es verdadero, «no pide permiso a nadie… no espera por la acción, pero la suscita». Mal haríamos si procediéramos, cual opositor desorientado, atribuyéndole al liderazgo de Chávez la razón de todas nuestras carencias (y al escribir esto, estoy pensando en los amigos que militan en los movimientos sociales y populares revolucionarios).

V.-
Tema asociado, pero distinto, es el que versa sobre algunos liderazgos que se fortalecen al amparo del liderazgo de Chávez. En su artículo El pensamiento crítico socialista…, citado al principio, Javier Biardeau se refiere a los «beneficiarios directos de la lealtad incondicional al líder», a partir de la cual «se construye el mito-cesarista incuestionable y la falsificación histórica de que sin su presencia es imposible una revolución socialista».

Es fama que el Presidente Chávez siente profundo desprecio por los aduladores. Y es historia que son los aduladores los primeros en huir del barco cuando se acerca la tempestad, así como los más mordaces críticos cuando hacen filas en el bando contrarrevolucionario. Do you remember Miquilena? Y como habrán de venir inevitablemente, porque se trata de una revolución, nuevas tempestades, eventualmente los veremos huir por la derecha. Literalmente. Lo que esperamos, claro está, es que no sean tantos como para hacer naufragar el barco.

La discusión, el atajaperros, la polémica o el debate necesarios, pasan por hacer visible lo que Jeudiel Martínez llama «régimen de explotación política». Lo que Javier Biardeau enuncia como «deriva cesarista» no responde, tal vez ni siquiera principalmente, a la mera voluntad del liderazgo de Chávez, sino que éste está envuelto en una madeja de relaciones de poder que tiene beneficiarios concretos, y que usufructúan la potencia popular.

Para identificarlos, tal vez sirvan de algo los criterios que nos sugiere Dussel: ¿contribuyen a aumentar la calidad de vida del pueblo venezolano o están muy ocupados en mejorar su propio estilo de vida? ¿Ejercen de manera continua la democracia o hablan de democracia participativa, pero en la práctica actúan como los viejos «representantes» de la voluntad popular? ¿Son eficaces en la acción de gobierno?

Cosas que se pregunta uno.

– ¿Qué paso mi líder?
– Aquí mi pana, intentando hacer una revolución.
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