El chavismo y la segunda oleada


(Este artículo lo terminé de escribir hace ya casi tres meses, exactamente el 7 de septiembre, a pedido de los compañeros de la revista SIC, de la Fundación Centro Gumilla. Fue publicado en el número 718 , de septiembre-octubre de 2009, consagrado al tema: Socialismo a la venezolana.

Lo comparto con ustedes en ocasión de celebrarse hoy elecciones presidenciales en Uruguay y Honduras. En un caso, decidirá la participación popular masiva; en el otro, la abstención militante.

Se viene la segunda oleada).

********
Tendríamos que comenzar por abandonar esa idea, tan seductora como ingenua, según la cual la construcción del socialismo es una carrera de cien metros planos que nosotros corremos como Usain Bolt. O una pelea por el título peso ligero que sentenciamos a nuestro favor en el décimo round. El problema con las revoluciones es que la carrera nunca acaba, la pelea nunca termina: podemos ser capaces, incluso, de propinar más de un nocaut fulminante, y aún así siempre tendremos en frente a un nuevo contendor.

Usain Bolt: cabalgando
Dicho lo anterior, es indudable que lo que resulta fascinante y alentador del actual momento histórico es que la pelea por el título se libra en toda América: en el transcurso de la última década, las fuerzas de izquierda han logrado propinar algunos nocauts, llegando incluso a coronar a varios de los suyos en la silla presidencial. En el caso venezolano, el defensor del título fue a dar a la lona, durante cuarenta y siete horas, y un gigantesco levantamiento popular y militar lo devolvió al ring, con la fuerza que es capaz de inspirar un aliento colectivo de tal naturaleza. Hay de todo: en países como Bolivia el intercambio de ganchos de izquierda y derechazos a la mandíbula inspiró la célebre frase del contrincante narrador: atravesamos por una etapa de «empate catastrófico»; en Ecuador, el defensor se da el lujo de corretear por el cuadrilátero, mientras su contrincante recibe conteo de protección; en Paraguay recibe una lluvia de insultos, acusaciones y dos, tres, cuatro, cinco golpes de puñalada; en Brasil, Argentina, Uruguay o Chile, cada cual con su estilo, propina algún izquierdazo contundente, pero inmediatamente se abraza con su rival, bien sea por agotamiento o por no disponer de mucha voluntad para encarar la pelea; en Colombia o Perú, los retadores de izquierda deben aguantar una andanada de golpes ilegales: por debajo de la cintura, por la nuca, patadas, tropezones, masacres y persecuciones.
Con sus profundas diferencias, sus indudables semejanzas, sus ritmos dispares y diversos estilos, el cambio de rumbo político continental es de tal manera inocultable que hasta los comentadores y analistas de la derecha han debido reconocer que en América se ha producido lo que todos reconocen como un giro a la izquierda. Rendidos ante la evidencia, a la media oligárquica y a sus mentores intelectuales no les ha quedado de otra que poner el acento en aquellas diferencias, distinguiendo entre una izquierda vegetariana, responsable, moderada y moderna y otra carnívora, malhablada, vulgar, expansionista, radical y decimonónica. El propósito es tan evidente que raya en lo vulgar: detrás de la muy decimonónica práctica que consiste en distinguir entre civilización y barbarie, lo que aparece es el esfuerzo por obstaculizar la unidad de propósitos.
El asunto se complica aún más cuando el mentado giro a la izquierda es utilizado por cierta intelectualidad progre, renuente a profundizar en la complejidad, el significado y el alcance del acontecimiento, como pretexto para no hacer lo que sin embargo estaría obligada a hacer: examinar con el rigor suficiente tanto los puntos de encuentro como los de desencuentro, las particularidades tanto como las generalidades, los flancos débiles tanto como los fuertes. En resumen: aquello que nos une y por tanto nos hace fuertes, tanto como aquello que nos amenaza y pone en riesgo la necesaria unidad. ¿El mayor riesgo en lo inmediato? Que el fulano giro a la izquierda se desvanezca en la próxima esquina, que desaprovechemos la oportunidad histórica de convertir el tal giro en camino y obliguemos a las generaciones futuras a tomar el testigo en una carrera cuya meta es el despeñadero.
Celebrar este giro a la izquierda con aire triunfalista, como prueba irrefutable de que de ahora en adelante los pueblos acumularán una victoria tras otra es, cuando menos, irresponsable. Muy por el contrario. La noticia es ésta: Usain Bolt tiene que comenzar a asimilar que lo que nos viene es un maratón. Ni siquiera Julio César Chávez ni Mano e Piedra Durán ganaron todas sus peleas. Planteado menos deportivamente: tarde o temprano habremos de sufrir alguna derrota. O cuatro. Muy difícil, casi imposible preverlo con exactitud: cuándo, cuántas. ¿Las causas? Pueden ser muchas, asociadas unas con otras, simultáneas: acumulación de errores internos, cambio drástico de la correlación de fuerzas, incapacidad para demoler el viejo Estado o para transformar las relaciones sociales y económicas, freno al proceso de radicalización democrática, repetición de viejos errores del socialismo burocrático. También: desestabilización con apoyo externo, corrupción de funcionarios, atentados, infiltración de fuerzas paramilitares, golpe de Estado, magnicidio, invasión.
Sin excepción, cada una de estas eventuales causas o escenarios reales están planteados o están en pleno desarrollo. Insisto: de manera simultánea, aunque como es obvio la situación varía según sea el caso. En algunos casos es posible que el proceso de cambios se vea detenido, así sea temporalmente, concluido el período del mandato presidencial, dada la inexistencia de una figura capaz de aglutinar el apoyo suficiente para triunfar en elecciones democráticas y con ello garantizar la continuidad del proyecto. Asestadas estas derrotas, ellas implicarán un freno o incluso un retroceso del proceso de cambios continental. Tendrá lugar entonces una feroz campaña propagandística y los ideólogos de la democracia liberal – y de otras formas menos santas de gobierno – cantarán sobre el inicio del fin del giro a la izquierda. Eso escríbanlo.
El golpe de Estado en Honduras ha sido una avanzada de esta contraofensiva continental. Como bien lo ha sabido interpretar Isabel Rauber en un artículo excepcional: «No es la vuelta al pasado, no hay que equivocarse: es el anuncio de los nuevos procedimientos de la derecha impotente. El neo-golpismo es ‘democrático’ y ‘constitucional’. Honduras anuncia por tanto la apertura de una nueva era: la de los ‘golpes constitucionales'». Con el derrocamiento de Zelaya, la derecha continental no sólo ha infligido un golpe a la Unasur, sino que lo ha hecho ensayando una nueva modalidad que no tardará en replicarse en otros países de América, allí donde modalidades más impresentables no tengan, por los momentos, posibilidades de éxito.

Pero este inicio del fin del giro a la izquierda estará muy lejos de significar lo que, sin embargo, proclamarán a los cuatro vientos los ideólogos del status quo: el fin de la era de los pueblos en rebeldía y un despertar de la borrachera democrática e igualitarista que sacudió, en mala hora, a la América toda. En medio del triunfalismo de la derecha – que, la historia así lo enseña, es mala perdedora y peor ganadora – lo que volverá a emerger, lo ha planteado también Rauber, es «una cuestión política de fondo: los procesos sociales de cambio solo pueden ser tales, si se construyen articulados a las fuerzas sociales, culturales y políticas que apuestan al cambio y generan el consenso social necesario para llevarlo adelante. Y esto solo puede realizarse desde abajo, cotidianamente, en todos los ámbitos del quehacer social y político: en lo institucional y en la sociedad toda. Un empeño político y social de esta naturaleza, no se alcanza espontáneamente. No basta con que un mandatario tenga una propuesta política que considere justa o de interés para su pueblo; es vital que el pueblo, los sectores y actores sociales y políticos sean parte de la misma, que hayan participado en su definición, que se hayan apropiado de ella».

Así, luego de este retroceso temporal del proceso de cambios revolucionarios a escala continental, sobrevendrá una segunda oleada democrática y revolucionaria, impulsada por los movimientos populares que en esta etapa, en mayor o menor grado según el país del que se trate, han sido mantenidos al margen por gobiernos que, a pesar de todo, se autodefinen como populares. Diagnóstico que vale, en particular, para los casos argentino y brasileño, pero del que no escapa Venezuela ni ningún otro país gobernando por la izquierda. Esta segunda oleada será acompañada por aquellos procesos que supieron aprender a tiempo la lección más importante, y cuyo desconocimiento constituye nuestra principal amenaza: la revolución la hacen los pueblos, no minorías iluminadas.

De allí que una de nuestras principales tareas consista en saber interpretar el carácter y la naturaleza bravía, potente y revolucionaria del chavismo, entendido como movimiento popular que aglutina tradiciones y saberes, estéticas y sensibilidades, que plantea demandas y formula propuestas. Mal haríamos relegándolo al papel de espectador en la pelea, ese cuya participación se limita a lanzar vítores a su gallo. Mal haríamos al pretender domeñar o contener la potencia de un movimiento que, cuando es necesario, corre como Usain Bolt y pega como Edwin Valero.
Edwin Valero: fulminante

Encuesta: Venezuela es el país que menos confía en los medios


Según un tal Barómetro Iberoamericano de Gobernabilidad 2009, que realiza un tal Consorcio Iberoamericano de Investigaciones de Mercados y Asesoramiento, los noticieros de televisión venezolanos son los más impopulares de toda América. Sólo el 36% de los consultados manifestó tenerles confianza, un porcentaje que es significativamente menor a la media latinoamericana, que se ubica en 52%. República Dominicana mostró el mayor nivel de confianza, con un 73%, seguida de Puerto Rico y Paraguay, con 64% y 60% respectivamente.

La prensa venezolana tampoco sale muy bien parada: sólo el 42% de los interrogados les expresó su confianza, cifra igualmente por debajo de la media (46%), y que ubica a Venezuela en el puesto 13 de los 20 países en los que se formuló esta pregunta. Nuevamente República Dominicana se alzó con el primer lugar, con un 66% de confianza, mientras que Colombia, Paraguay y Bolivia acumularon un 53%. Caso curioso el dominicano, definitivamente.

Algunos otros datos dignos de mención:

– Venezuela es el país con la imagen más negativa del Fondo Monetario Internacional (apenas 23% de aprobación, cuando la media latinoamericana es de 40%). ¡Nicaragua! y México son los países con la imagen más positiva: 59%. En Argentina no se consultó sobre el particular.

– En Venezuela se tiene la imagen más negativa de Estados Unidos: sólo 22% de aprobación, siendo la media latinoamericana un 43%. Tienen la imagen más positiva: Puerto Rico (83%), los latinos estadounidenses (79%) y El Salvador junto con República Dominicana (68%). La encuesta no incluye la pregunta que indague sobre la imagen de Venezuela en el resto de América. No logro entender por qué.

– Ante la pregunta: «¿Usted considera que el mundo va por buen camino o por mal camino?», los países que respondieron con mayor optimismo fueron: Paraguay (36% por buen camino), Venezuela (33%) y Brasil (29%), los tres por encima de la media latinoamericana, de apenas 23%.

Volviendo a los medios venezolanos, he aquí la explicación sencilla y llana del porqué de tanta impopularidad, desconfianza o poca credibilidad: enterados de los resultados del fulano Barómetro Iberoamericano en su versión 2009, esto fue lo único que divulgaron:

El Universal: Sondeo ubica a Obama como el preferido de latinoamericanos y a Chávez de último.


Globovisión: Obama es el preferido de latinoamericanos; Chávez en último lugar según encuesta.

Y la nota (de AFP) fue difundida justo en la víspera de la V Cumbre de las Américas. Vaya casualidad.

Pero vale la pena detenerse en éste, el único aspecto en el que se detuvieron esos homenajes a la verdad y el equilibrio que son los medios opositores. Ciertamente, el Barómetro incluye una segunda parte dedicada exclusivamente al «desempeño e imagen internacional de dieciséis líderes de la región». Obama aparece, efectivamente, en primer lugar, con un 70% de simpatía, seguido de Lula (58,9%), Juan Carlos (54,7%), Zapatero (50%), Bachelet (48,9%), Calderón (48,6%), Uribe (47,8%), Cristina Fernández de K (44,8%), Leonel Fernández (37,9%), ¡Alan García! (37,9%), Tabaré (37,2%), Correa (36,2%), Daniel Ortega (33,5%), Evo Morales (31,7%), Raúl Castro (29,1%) y Chávez detrás de la ambulancia, con 28,1%.

Hay otros detalles que tampoco logro entender: la encuesta fue realizada también en El Salvador, Panamá, Costa Rica, Honduras, Paraguay y Guatemala, y sin embargo los líderes de estos países no fueron considerados en la consulta. No fue realizada en España, pero dos líderes españoles fueron incluidos: Zapatero y Juan Carlos. En el caso de Puerto Rico, debemos sobrentender que su líder es Obama.

Esto es como decir: si mañana tuviera lugar una elección para elegir al Presidente de Latinoamérica, salvadoreños, panameños, costarricenses, hondureños, paraguayos y guatemaltecos votarían, pero no postularían candidatos. Caso similar a los cubanos, los españoles no votarían, pero podrían postular a dos candidatos, esto suponiendo que Juan Carlos aceptara someterse a la consulta popular. Los latinos en Estados Unidos votarían, así como los puertorriqueños, pero sus votos no tendrían validez alguna. Sin embargo, podrían postular a su candidato. Todo lo cual, admito, debe tener alguna lógica, pero yo no se la consigo.

En fin. Lo cierto es que, según parece, Chávez gozaría de la simpatía del 67,3% de los venezolanos, del 56,9% de los guatemaltecos, del 56,8% de los paraguayos y del 55,4% de los dominicanos. De allí en adelante, sólo la simpatía de los hondureños sobrepasaría el 30% (33,3%, para ser exactos). Los latinos estadounidenses odiarían a Chávez: apenas 12,3% de simpatía.

Otros datos difíciles de explicarse:

– El 51% de los paraguayos simpatizaría con Raúl Castro. Sólo el 17,9% de los venezolanos lo haría.

– Los salvadoreños simpatizarían con Juan Carlos en un ¡70,5%!

– Los paraguayos simpatizarían con Evo incluso más que los propios bolivianos: 46,5% contra 43,7% respectivamente.

– Venezuela sería el país con menos simpatías hacia Rafael Correa: apenas 23,3%. ¿Colombia? 23,4%.

– A los hondureños no les agradaría Tabaré Vázquez: 26,5%. A los venezolanos tampoco: 27,8% de simpatía.

– La simpatía por Alan García no superaría el 50% en ningún país. En Paraguay tendría 0% de simpatías. Es decir: Alan García sería el Antipático Número Uno del Pueblo Paraguayo. Vaya usted a saber por qué.

– Sólo el 0,3% de los paraguayos manifestaría algún grado de simpatía con Leonel Fernández. Y seguro es algún dominicano que vive en La Asunción.

– Los bolivianos simpatizarían muy poco con Felipe Calderón (30,1%), los guatemaltecos con Bachelet (35,6%), Zapatero (32,2%), Lula (36,6%) y en antipatía hacia Obama sólo serían superados por… los bolivianos (49,2% y 43,4% respectivamente); de lo que es fácil concluir que los verdaderos antipáticos serían los bolivianos y guatemaltecos y no Obama.

Los invito a que los revisen ustedes mismos (arriba, en la primera línea, el enlace) y saquen sus propias conclusiones.

Más curioso aún: pasé largo rato intentando entender cómo es que el fulano Consorcio Iberoamericano… sacaba estas cuentas. Procedí entonces a sumar los porcentajes – tomando en cuenta la advertencia metodológica: al tratarse de un «Total Latinoamérica», no se suman las cifras correspondientes a «EE.UU. (Latinos)» ni «Puerto Rico» – y a dividirlo entre el número de países: eso suma 543, cifra que hay que dividir entre 17 – exceptuando, naturalmente, a la Argentina, de la que no se disponen datos. Pues bien, el resultado fue siempre 31,9% – que ciertamente sigue siendo bastante bajo, nadie lo discute.


¿De dónde sale, entonces, el 28,1% de la gráfica? Sencillo: de dividir 543 entre 18. Es decir, el Consorcio Iberoamericano… incurre en el elemental error de incluir a la Argentina, país del que sin embargo no están disponibles los datos. Peor aún: si se realiza idéntica operación en el caso de los datos correspondientes a Obama – sumar porcentajes y dividir entre 17 – el resultado no es 70%, sino 67% – y si se incurre en el elemental error ya mencionado, el resultado sería 63,2%.

Luego de lo cual es posible concluir, sin ninguna duda, que al menos la segunda parte del tal Barómetro Iberoamericano de Gobernabilidad 2009, que realiza un tal Consorcio Iberoamericano de Investigaciones de Mercados y Asesoramiento, no es más que un instrumento de propaganda, plagado de inexactitudes, carente del más elemental rigor estadístico, que fue empleado deliberadamente para influir en la percepción de la «opinión pública» latinoamericana, en la víspera de una Cumbre de las Américas en la que Estados Unidos puede asistir como cualquier otra cosa, pero jamás, nunca jamás, como el país más «popular» de América.

Insisto: es por eso que tanta gente ya no confía en los medios.

Cargill: negro sobre blanco



I.-
Cargill en Venezuela.

– Inicia operaciones en Venezuela en 1986.

– Posee dos oficinas en Caracas.

– Trece plantas industriales en: Barquisimeto, Cabimas, Catia, Catia La Mar, La Encrucijada, Los Olivitos, tres en Maracaibo, Maracay, Píritu y dos en Valencia.

– Siete sucursales comerciales en: Barquisimeto, Caracas, Maracaibo, dos en Puerto La Cruz, San Cristóbal y Turmero.

Sus marcas comerciales:

– Aceite comestible: Vatel, El Rey, Deleite.

– Pasta: Ronco, MiMesa, Milani, Fiorentina.

– Harina: Blancaflor, MiMesa, Gold Medal.

– Harina industrial: Rey del Norte, Flor de Guayana.

– Arroz: Santa Ana parbolizado.

– Galletas: Xplosion, Wafermix.

– Jugo de frutas: Tropimax.

– Comida para animales/mascotas: Dogui, Gati, Robustin.

– Nutrición animal: Purina.

Inversiones en Venezuela:

– Adquirió Molinarca (molino de trigo y planta de harina).

– Adquirió Agribrands Purina (nutrición animal).

– Adquirió Gramoven (molino de trigo, planta de harina y pasta).

– Adquirió Halaca y Favepro (originalmente cuatro plantas de harina, que fueron desmanteladas para construir su planta de comida para animales/mascotas).

– Adquirió el 70% de Produsal (instalaciones para la producción de sal. Empresa conjunta, o joint venture, con Pequiven).

– Adquirió la Planta de Arroz Santa Ana.

– Adquirió Mavesa.


La información puede verificarse en la web oficial de Cargill.
II.-
Cargill en Mercal.

«Mercal se volvió un desastre, me cansé de denunciarlo, como lo hizo un gentío, pero resulta que ahora el Presidente pone al presidente de Mercal como ministro de Alimentación, eso es como para llamar a María. Mercal ha recibido todo tipo de denuncias. Mercal fue una iniciativa extraordinaria, una de las mejores iniciativas que se han tomado aquí. Recuerdo una vez que Carlos Andrés Pérez dijo que con las roscas no podía ni Dios. El Presidente Chávez demostró con Mercal que no hacía falta Dios, que nosotros podíamos y Mercal llegó a tener más de la mitad, casi el 60 por ciento de la distribución de alimentos. La clase media y la clase rica iban a comprar en los Mercal. Pero, ¿qué pasó con los Mercal? Nadie se ocupó de controlarlo porque se estaba en otra cosa y entonces se fue deteriorando. Se quedó a mitad de camino y terminó siendo una barbaridad, que es contratar como proveedores de Mercal a los mismos grupos que nos estaban matando de hambre con el paro petrolero. Resulta que se metió la Polar a ser proveedor de Mercal y Cargill que es una transnacional que produce transgénicos».

III.-

El capitalismo en crisis, Cargill eleva sus ganancias
.

«La compañía agroindustrial estadounidense Cargill reportó el martes un alza del 25% en sus ganancias del segundo trimestre fiscal, gracias a sus inversiones en la industria de fertilizantes a través de su sociedad Mosaic Co. Cargill, una de las empresas privadas más grandes del mundo, ganó 1,190 millones de dólares en el trimestre finalizado el 30 de noviembre, frente a los 954 millones del mismo mes del año pasado. Excluyendo las ganancias de Mosaic, los resultados fueron ligeramente inferiores a los del año anterior. Cargill posee una participación del 64% en la firma de fertilizantes. Sin embargo, Cargill tuvo sólidas ganancias durante un periodo de mercados de crédito congelado y un fuerte retroceso de los precios de la energía y las materias primas. ‘El sistema financiero global estuvo bajo una significativa presión, los precios de la energía y las materias primas agrícolas cayeron con fuerza y los riesgos de una recesión golpearon a las economías en desarrollo en un ambiente económico deteriorado’, dijo Greg Page, presidente ejecutivo de Cargill. Cargill opera en 67 países y es un líder exportador de granos estadounidense, un gran productor de etanol, un jugador de gran peso en la operación de energía, entre otros grandes negocios».

«Cargill eleva en 25% sus ganancias». CNN/Yahoo! Noticias. 13 de enero de 2009.

IV.-

Cargill es profundamente rechazada/cuestionada/señalada por movimientos campesinos de toda América.

La información disponible es muy abundante. Abajo, algunos pocos ejemplos:

1) «La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) anunció que el número de personas que pasan hambre en el mundo subió de 850 millones para 925 millones este año. ¿El motivo? El aumento del precio de los alimentos. Y los más pobres son los más afectados por la crisis. El precio de los principales granos, como el maíz, el arroz y la soja, duplicaron desde la zafra de 2006 hasta hoy. El precio del frijol, este año, llegó a subir 168%. El Departamento Intersindical de Estadística y Estudios Socioeconómicos (Diesee) estima que la cesta básica cuesta 52,8% del salario mínimo. Y señala que los más pobres tuvieron que cortar alimentos básicos en casa, registrando una baja de 6% en las compras de alimentos. Mientras tanto, las grandes transnacionales del agronegocio conmemoran cada mes su récord de lucros. Existen cerca de 30 grandes empresas, con sede en los Estados Unidos y en Europa, que controlan casi toda la producción y comercio agrícola del mundo. Este año, el lucro de la Monsanto pasó a ser más del doble del lucro del año pasado. La Sygenta, Cargill, Bunge, Nestlé y otras tampoco tienen de qué quejarse: su margen de lucro no hacen más que crecer desde que la crisis comenzó a apretar el bolsillo de los ciudadanos de todo el mundo. ¿Y por qué ocurre eso? El modelo de explotación agrícola basado en el agronegocio hace que grandes inversores especulen con el precio de los alimentos, transformando nuestro arroz con frijoles en mercadería, para ganar dinero. Ese modelo comenzó en la década de 1960, con la mentira de la llamada ‘revolución verde’, que con la excusa del aumento de la producción, potencializó la industria de los venenos, de los fertilizantes, de las máquinas para los grandes agricultores. Desde entonces, el hambre aumentó. Pocas empresas terminaron dominando el mercado y la pobreza en el campo y en la ciudad se multiplicó».

Coordinación Nacional del MST (Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra de Brasil). Día Internacional en Defensa de la Soberanía Alimentaria. 20 de octubre de 2008.

2) «En Argentina viven 280 mil familias numerosas de 22 pueblos indígenas, y 220 mil familias campesinas, con al menos 1,5 millón de personas. No producen soja ni suscriben a los agronegocios, siembran alimentos y crían animales para autoconsumo y tienen una relación especial con la tierra, no la consideran un medio para negocios, se entienden como parte de ella, de su cultura, su historia y un bien común de las próximas generaciones. Estos dos actores centrales, pueblos originarios y campesinado, fueron sistemáticamente excluidos del debate del último mes, donde las cuatro entidades más tradicionales y conservadores del campo argentino realizaron un paro patronal inédito en el país.

«Sociedad Rural (SRA), Confederaciones Rurales (CRA), Confederación Intercooperativa Agropecuaria (Coninagro) y Federación Agraria (FAA) se movilizaron y desabastecieron de alimentos las grandes ciudades por un principal objetivo: el aumento de su rentabilidad, bendecidos por el precio internacional de la soja. Los chacareros, sean grandes o pequeños, en ningún momento corrieron peligro de pérdidas económicas, pero sí (luego de una medida impositiva del Estado) estuvieron a punto de ganar menos dinero del esperado.

«Empresas. Las compañías con mayor rentabilidad del negocio sojero (exportadoras y proveedoras de insumos) son Monsanto, Dupont, Syngenta, Bayer, Nidera, Cargill, Bunge, Dreyfus, Dow y Basf, entre otras. Ninguna de ellas fue cuestionada en el reciente conflicto».

Mocase (Movimiento Campesino de Santiago del Estero, Argentina)/Vía Campesina. De eso no se habla. Página 12. 25 de abril de 2008.

3) «En Paraguay hay cuatro o cinco empresas grandes, como Monsanto y Cargill, que están detrás de estos cultivos… En Paraguay hay latifundios, no se hizo en ningún momento una reforma agraria integral. El campesino que hoy tiene tierra es gracias a su lucha y resistencia. Desde el Estado no hubo una política pública para el campesino, sino que se ha facilitado con este modelo la expulsión del campesino de sus tierras. Con el empresario con la plata en la mano, el campesino se ve acosado para vender su tierra aunque muchas veces no posee un título de propiedad, ya que el Estado nunca los ha dado. Entonces es un camino que se prepara para que el campesino se despoje de sus tierras fácilmente ante las necesidades básicas que puede sufrir, que son muchas porque no tiene acceso a crédito, a herramientas agrícolas, no hay carreteras ni se establece un precio base y estable para su producción. No hay infraestructuras, entonces la gente se encuentra apretada y con el empresario con el dinero en la mano esperando que venda su tierra».

Gilda Roa, del Movimiento Agrario Popular de Paraguay. Entrevistada por Mariana Cantero. Mayo de 2008.

Protesta contra Cargill en Paraguay. 3 de diciembre de 2007.

V.-

Chávez ordena la expropiación de la Planta de Arroz Santa Ana, propiedad de Cargill, ubicada en el estado Portuguesa, este miércoles 4 de marzo de 2009.

Haz click en cualquier video para verlo

Puedes ver otros en radiomundial.com.ve


A %d blogueros les gusta esto: