Resteaos con Chávez


Lunes 4 de julio de 2011. Con vista al norte, Miraflores a la espalda. Por: Bonnisa Rodríguez

1. No se equivoquen: el impacto de su convalecencia nos zarandeó durante algún rato, pero no llegó a doblegarnos. Incontables golpes bajos hemos recibido, y eso jamás nos ha detenido. Sí, algunos lloramos, pero aprendimos muy temprano a sacar fuerzas de donde no las había para acompañar a los nuestros, caídos en desgracia. Igual que el 12 de abril, cuando nos sacudimos la tristeza en cuestión de horas y salimos a rescatar a nuestro líder secuestrado. Porque sabemos que para ustedes es una fecha impronunciable, nos encargamos de recordarla a cada tanto. Ahora es buen momento.

2. Si en 2002 devolvimos a Chávez a su puesto de comando, hoy sabemos que se trata de mucho más que eso. Había algo de Batalla de Santa Inés en su memorable discurso del 30 de junio, pero esta vez, lo sabemos, es una batalla más personal que colectiva. Definitiva e irrenunciablemente colectiva, pero inevitablemente personal. Es el líder que invoca «a los espíritus de la sabana, diría Florentino», para que le concedan la posibilidad de hablarnos, «no desde otro sendero abismal, no desde una oscura caverna o una noche sin estrellas», como aquella del 11 de abril, sino desde ese «camino empinado por donde siento que voy saliendo ya de otro abismo». El líder está obligado a recuperarse, y nosotros a acompañarlo. Este lunes 4, en Miraflores, lo dejamos claro.

3. Santa Inés inevitablemente personal, pero irrenunciablemente colectivo. Es el líder que anuncia que su «nueva escalada hacia el retorno» no tiene nada que ver consigo mismo, sino con nosotros, «pueblo patrio», y nos invita «a que sigamos juntos escalando nuevas cumbres». Desde ahora, acompañar a Chávez es tarea que sólo será posible desde la calle, movilizando, organizando, agitando, participando, empujando, cuestionando, construyendo. También estamos obligados a ocupar y permanecer en la calle, porque así como sólo el pueblo rescata a Chávez, sólo el pueblo salva al pueblo.

4. A los traidores y vendepatria, a los que intentaron sembrar miedo y desasosiego, a los que se mofaron y celebraron la mala hora de Chávez, a los intrigantes y cizañeros, a los que le echaron gasolina al fuego, a quienes lo desean bien muerto: los estamos observando. A los conciliadores, a los oportunistas, a los que reculan: se lo estamos advirtiendo.

5. Sepan que a nosotros no nos asalta una pizca de incertidumbre. Sabemos lo que queremos y sabemos cómo hacerlo. Sepan que aquí estamos y aquí permaneceremos hasta las últimas consecuencias. Si su problema es con Chávez es porque siempre ha sido con el pueblo. Estamos resteaos con Chávez. Después no digan que no se lo dijeron.

Notas sobre la movilización del 7 de junio


7 de junio de 2011: el movimiento popular se prepara para marchar. Por Luigino Bracci Roa. Más imágenes y excelente reseña, aquí.

No fue una movilización más. Varios compañeros insisten en calificarla como un hito, un acontecimiento que marca un antes y un después. La discusión se detiene poco en el asunto de la cantidad de participantes: predomina la certeza de que nunca una convocatoria unitaria del movimiento popular sumó tanta gente. Fue plural y diversa en serio, más allá de toda retórica. Allí estuvieron presentes movimientos nacionales y pequeños grupos. No se habla de masa, a secas, al viejo estilo, sino de masa crítica: irreverencia y rebeldía, pero también disciplina. En otras palabras, hubo cantidad, pero también cualificación. Un punto de quiebre. Sin embargo, no hay asomo de triunfalismo. El balance de los compañeros se caracteriza por su lucidez. Se realiza inventario de fortalezas, pero se pasa revista de las debilidades, que abundan. En algunos frentes persiste el estancamiento, concluyen. Pero en líneas generales, el movimiento va en ascenso.

Imposible asimilar lo que ha significado la movilización popular del 7 de junio si no se le inscribe en una tendencia más general, que comprende el resurgimiento de la beligerancia y la deliberación crítica, la impugnación de la lógica del partido/maquinaria (incluyendo el amplio debate sobre las Líneas Estratégicas) y la incipiente rearticulación del movimiento popular. No pocas recientes escaramuzas, en apariencia aisladas, tienen lugar en este cuadro general de luchas, que no hay que perder de vista. No hay deliberación crítica, por ejemplo, sin medidas arbitrarias o manifestaciones de intolerancia, de la misma forma que no hay impugnación de la burocracia política sin la reacción emponzoñada de la misma burocracia. Excesos y arbitrariedades son el desenlace inevitable de la pelea que habrá que seguir librando. Pongamos los pies sobre la tierra.

Eso es lo que han hecho los movimientos el 7 de junio. Han salido a la calle, allí donde se construye la política. Han coreado sus consignas, han planteado sus demandas y han propuesto una agenda de luchas. Se dirá que falta, que aún no es suficiente. Pero antes de interrogarnos sobre el próximo paso, era necesario dar un paso en firme. Ese paso se ha dado.

¿Qué viene ahora? La pregunta tiene que quedar abierta. Tanto como es necesario que continúe y se profundice el balance colectivo sobre el 7 de junio, hace falta esfuerzo colectivo, de todos nosotros, los comunes, para decidir qué hacer (y qué no) en adelante.

Al respecto, el balance parcial de Piki Figueroa, de Tiuna el fuerte, aporta algunas claves para saber por dónde hay que ir. Contaba Piki que cuando se le acercaban a los jóvenes de barrio, malandrizados y pendientes de revolucionarla, que suelen acudir al núcleo endógeno cultural ubicado en El Valle, Caracas, y los invitaban a una movilización en contra de la criminalización de las luchas populares, los chamos no sabían si la consigna iba en contra o a favor de ellos.

Pista: lo que hoy se autorreconoce como movimiento popular debe proceder exactamente al contrario de como lo ha hecho siempre la izquierda más tradicional y conservadora: en lugar de largarse un discurso tedioso y prepotente sobre el pueblo «ignorante», preguntarse qué lo moviliza. Porque si algo está claro es que el enemigo es el mismo. En otras palabras: ¿cómo convertir la agenda de luchas del movimiento popular en una agenda popular de luchas?

«La desorganizacion convencional del pueblo es la organización anónima que acecha», escribía el poeta Carlos Angulo. Vayamos al encuentro de aquello que nos acecha.

Noticias de la movilización que vendrá



1. La movilización del próximo martes 7 de junio, convocada por diversas organizaciones que integran el movimiento popular, será uno de los sucesos políticos más importantes de los últimos tiempos en Venezuela. La iniciativa se inscribe en una campaña nacional contra la impunidad y la criminalización del movimiento popular, iniciada el 12 de mayo pasado. Unidad popular con Chávez, radicalización democrática de la revolución bolivariana, contra la agresión imperial, contra el reformismo y el burocratismo, además de los motivos que identifican la campaña, son algunas de sus principales consignas.

2. Viene precedida de un resurgimiento de la beligerancia y la deliberación crítica, atizadas por los resultados de las elecciones parlamentarias de septiembre pasado, siendo estos, a su vez, expresión de un proceso acelerado de burocratización de la política y predominio de la lógica del partido/maquinaria, fenómenos que incidieron en la desarticulación y desmovilización de parte importante de la base social del chavismo y, en los casos más extremos, en su hastío o indiferencia por la política.

3. Han sido poco más de ochos meses intensos, fecundos, de calibración de las amenazas, de apuesta por la audacia. El partido, no la forma-partido, sino el partido realmente existente, ha sido sometido a revisión, y de aquel proceso ya vendrá un balance. Pero más allá de esto, ha vuelto a hablarse de la política revolucionaria y de masas más allá del partido. Ha vuelto a hablarse de la necesidad de un Polo Patriótico que aglutine a las fuerzas dispersas, con la diferencia de que éste ya no podrá ser el viejo Polo, suma de partidos y espacio de repartición de cuotas de poder.

4. En este contexto, un maltrecho, desarticulado y debilitado movimiento popular ha venido realizando un encomiable esfuerzo unitario, de recomposición y articulación de fuerzas, de construcción de una agenda conjunta de luchas populares. Los siete puntos de acuerdo de la campaña contra la impunidad y la criminalización son la expresión más inmediata de este trabajo militante.

5. Este resurgimiento de la beligerancia y la deliberación crítica, esta revisión del partido realmente existente (la impugnación del partido/maquinaria, la discusión de las Líneas Estratégicas) y la incipiente rearticulación del movimiento popular, describen una tendencia, no exenta de múltiples riesgos, por supuesto, que apunta a la repolarización del chavismo, esto es, a la recomposición de fuerzas revolucionarias, a la cualificación del mismo proceso bolivariano.

6. Si hoy podemos hablar de esta tendencia, es en razón de un ingente esfuerzo colectivo que involucra a Chávez, como líder del proceso, y a los elementos más avanzados, lúcidos y comprometidos dentro del propio gobierno, en el movimiento popular e incluso dentro del partido.

7. Bien sabemos que muchas amenazas se ciernen sobre la revolución bolivariana, desde afuera y desde dentro. En las últimas semanas hemos vuelto a constatar que nuestra revolución no está exenta de profundas contradicciones. Si hoy no hay margen para la ingenuidad de los primeros años, si hoy sabemos el daño que pueden ocasionar los corruptos, los burócratas, los oportunistas, los policías del pensamiento, también es cierto que estamos obligados a identificar aquello que nos hace fuertes.

8. Nos hace fuertes el reconocimiento de nuestra propia fuerza y el conocimiento, al detalle, pormenorizado, de nuestros adversarios, de adentro y de afuera. Va dejando de ser tiempo de proclamas indignadas contra la «derecha endógena», de resentimiento contra la «burocracia«, en abstracto.

9. Es tiempo de superar, en la medida de lo posible, la desconfianza mutua que se profesan funcionarios y movimientos. Entre los primeros predomina cierta tendencia a concebir a los movimientos como grupúsculos de resentidos, indisciplinados y pedigüeños. Entre estos últimos, aunque en menor medida, predomina la tendencia a concebir a los funcionarios como burócratas, incapaces y acomodados. Los hay de ambos, quién puede dudarlo: resentidos y burócratas. Con frecuencia se acusa la inmadurez política de los movimientos, su eterna incapacidad para comprender lo que implica ejercer funciones de gobierno. Pero estas acusaciones tienen su razón de ser, la mayoría de las veces, en la senilidad política de los funcionarios que creen poder gobernar sin escuchar al pueblo organizado.

10. Superar la desconfianza mutua entre funcionarios y movimientos no es evitar el conflicto. Se trata, al contrario, de gestionar el conflicto de la manera más democrática posible, partiendo de un acuerdo fundamental: la necesidad de empujar este proceso por la vía revolucionaria.

11. ¿Empujar por la vía revolucionaria en alianza con cuáles funcionarios? Principalmente, con los funcionarios que han entendido que la revolución no se hará desde el Estado, sino baipaseándolo; con el funcionariado que ha entendido que el socialismo no será posible defendiendo un aparato de Estado esclerosado, ineficiente, excluyente, clasista, anti-popular. Es en este contexto que tiene sentido hablar de la idea-fuerza: «nueva institucionalidad».

12. ¿Empujar por la vía revolucionaria con cuál movimiento popular? Con aquel que sea capaz de hacer inventario de sus debilidades, para superar los viejos vicios de lo que alguien ha llamado la izquierda exógena – conservadora, anti-popular. Un movimiento popular que asuma como tarea evitar el camino fácil de la autocompasión: la figura del militante triste que, en tanto que lucha contra la injusticia, considera la mayor de las injusticias el que nadie tome en cuenta su lucha; un movimiento popular que evite la automarginación: la figura del militante puro, preclaro, con «conciencia de sí» y siempre conciente de la inconciencia de los otros, superior moralmente, elite divina, minoría eterna, y que, por tanto, puede prescindir de su contacto con el pueblo pobre, a menos que sea para dictarle lecciones; un movimiento que combata el «ombliguismo«, que no se siente a esperar que Chávez construya movimiento popular. A los movimientos les vendría bien una buena dosis de debate franco sobre estos y otros asuntos, con su respectiva redefinición, si fuera el caso, de líneas estratégicas.

13. Ni estatolatría ni «movimientismo». Ambos suponen la clausura de la política revolucionaria con horizonte estratégico. Ni ejercicio cínico y autoritario del poder ni la ingenuidad de los que renuncian a «contaminarse» con el poder estatal.

14. Chávez ha dado un importantísimo paso al fraguar la alianza con el Movimiento de Pobladores. Cuánto tiempo ha debido pasar, cuántas barreras han debido superarse, cuántos obstáculos persisten. Sin embargo, esta alianza, más que la conquista parcial de un movimiento particular, es un índice de la otra política posible y necesaria: popular y revolucionaria.

15. El mismo Chávez ha dado señas de la necesidad de multiplicar la interlocución: motorizados, buhoneros, jóvenes del barrio, etc. Entiéndase: la identificación de sujetos al margen, invisibilizados, tanto como la alianza con movimientos, tiene como propósito impulsar una política para el pueblo hastiado e indiferente. En este sentido, una y otra vendrían a ser tan importantes como el lanzamiento de nuevas Misiones (Agro, Vivienda, Trabajo) o el relanzamiento de las viejas (Barrio Adentro).

16. Por todo lo anterior, la del próximo martes 7 de junio no es una movilización más. Será uno de los sucesos políticos más importantes de los últimos tiempos, uno que entraña mucho de balance y prospectiva. Un capítulo clave en esta historia. Una demostración de fuerza de movimientos que la revolución necesita fuertes, ahora más que nunca. Como bien ha sabido verlo la gente de Tiuna el fuerte: una manifestación, que es también una fiesta, celebración. Una buena noticia.

Partido/movimiento y agenda popular de luchas


Seguramente habrá quienes se hagan los desentendidos, pero de un tiempo a esta parte ya no es viable políticamente seguir reproduciendo la lógica de funcionamiento del partido/maquinaria. En el caso específico de la relación con el movimiento popular, esto implica dejar de concebirle como simple correa de transmisión de la línea del partido, lo que supone abandonar la prepotencia y la arrogancia, pésimas consejeras a la hora de avanzar en materia de alianzas.

Esto, redefinir, trastocar profundamente la relación entre partido y movimiento popular, más que una exigencia del momento político, viene a ser un mandato de las bases del partido, las cuales, hasta donde es público, no sólo han refrendado, sino enriquecido el contenido de la segunda de las líneas estratégicas propuestas por Chávez en enero de este año.

Según puede leerse en el documento, pasar de la lógica del partido/maquinaria a la del partido/movimiento «implica posicionarse dentro de las masas populares, estableciendo y desplegando una amplia política de alianzas con las diversas formas de organización popular… Es necesario establecer objetivos concretos, sobre el terreno, dentro del proceso real de transformación de la sociedad hacia el socialismo».

El 12 de mayo pasado, varias organizaciones (Corriente Bolívar y Zamora, Movimiento de Pobladores, ANMCLA, Movimiento Campesino Jirajara, Marea Socialista, UNETE) acordaron iniciar una campaña nacional en contra de la impunidad y la criminalización del movimiento popular. Los «puntos de acuerdo» constituyen, de por sí, el primer paso para la definición de una agenda popular de luchas: 1) investigación y procesamiento de autores materiales e intelectuales de asesinatos contra militantes y dirigentes revolucionarios, campesinos y obreros; 2) sobreseimiento de causas penales que involucren a militantes populares procesados por defender sus derechos; 3) reformar instrumentos jurídicos que facilitan la criminalización de luchas populares, específicamente derogación del artículo 471-A del Código Penal; 4) denuncia y combate de cercos mediáticos a luchas populares; 5) consolidación de espacio unitario de fuerzas revolucionarias, que exprese diversidad y que garantice férrea voluntad de defensa del proceso revolucionario junto a Chávez; 6) construcción del Polo Patriótico desde abajo y con los de abajo; 7) profundización de la batalla ideológica y contra el pragmatismo.

De cara a los puntos de esta agenda popular, todos los cuales absolutamente compatibles con la estrategia de repolarización, ¿qué posición habrá de asumir la dirección del partido? Hasta ahora prevalece el silencio. Un silencio que ojalá no sea expresión de viejos vicios y prejuicios, sino la antesala de un gesto fraterno y solidario para con un movimiento popular que bien se lo ha ganado.

El plácido sueño de Omar Barboza (y la lucha contra el latifundio en Sur del Lago)


Omar Barboza duerme plácidamente durante la interpelación al gabinete territorial.
Asamblea Nacional, jueves 17 de febrero de 2011.

Ayer por la tarde, mientras Omar Barboza (presidente del partido opositor Un Nuevo Tiempo, y diputado por el Zulia) dormía plácidamente en la Asamblea Nacional, cinco campesinos, militantes del Frente Nacional Campesino Ezequiel Zamora (FNCEZ), se encontraban detenidos en el retén policial de San Carlos, en Santa Bárbara del Zulia, luego de ser golpeados salvajemente, a tempranas horas de la mañana, por efectivos de la Policía Regional del Estado Zulia.

¿El «crimen» de los compañeros campesinos? La lucha contra el latifundio en el Sur del Lago. Fueron golpeados y detenidos por encabezar la toma pacífica del Fundo El Banco, en la parroquia Heras del municipio Sucre del Zulia.

Ayer por la noche, seguramente Omar Barboza volvió a dormir plácidamente, tal vez soñando en la briosa lucha que la oposición ha emprendido por la liberación de los «presos políticos» en Venezuela, en la gloriosa huelga de hambre que protagoniza un puñado de jóvenes OTPOR en reclamo de una amnistía a favor de los mismos «presos políticos». «Operación Libertad», le llaman, y nada importa que los tales «presos políticos» sean en verdad ladrones o asesinos. Hoy por la mañana, Omar Barboza debe haberse despertado sin ningún sobresalto.

Mientras tanto, los cinco compañeros salvajemente agredidos ayer por su lucha contra los latifundistas, hoy amanecieron detenidos en el mismo retén policial. Sus nombres: Heber Montilla, Miguel Cáceres, Álvaro Molina, Deisy Guerra y Carmen Chinchilla. El primero, contra quien se ensañaron los funcionarios policiales, arrastrándolo por el pavimento, es vocero del Consejo Federal de Gobierno por el sector campesino del Sur del Lago.

Heber Montilla no sólo amaneció hoy escupiendo sangre. Además, se encontró con la sorpresa de que la Policía Regional del Estado Zulia le había sembrado un arma de fuego, y un tribunal pretende sentenciarlo a ocho años de cárcel. Que alguien me diga si Heber, Miguel, Álvaro, Deisy y Carmen no son presos políticos.

Omar Barboza volverá a dormir plácidamente esta noche. Se siente guapo y apoyado. Está convencido de que el Fundo El Banco seguirá formando parte del patrimonio de la familia Barboza. Tal vez volverá a soñar que lucha por la liberación de los «presos políticos». Mañana amanecerá risueño y orgulloso, porque en este país los verdaderos presos políticos, como los campesinos que luchan contra el latifundio, siguen siendo tratados como criminales.

Contra el ombliguismo


Chávez no es la cabeza de la revolución bolivariana, sino su ombligo. Al menos eso es, tal parece, para muchos, de un lado y del otro del espectro político. Eso que muchos ven para no tener que mirar hacia delante, para no rendir cuentas y librarse de toda responsabilidad, para evitar el trance de pensar con cabeza propia. Lo que muchos señalan con el dedo en un intento desesperado por desviar la atención, para dejar hacer y dejar pasar.

Los hay quienes han acumulado todo su capital político repitiendo que Chávez es el responsable incluso del menor aleteo de una mariposa, de manera que cuando sobreviene alguna catástrofe natural, también es culpa de Chávez. Chávez el principio y el fin, el frágil orden y el pavoroso caos. Pero esto tiene su correlato entre los partidarios: Chávez como el principio sin fin, como única garantía de orden, no importa cuál sea. De un lado, el mico mandante. Del otro, mande, comandante, ordene.

Ni sol ni agujero negro. Pero hay quienes, dentro del bando llamado a empujar una revolución, truecan zambo por astro y rey, y el efecto no puede ser más pernicioso: un Chávez mito, perfecto, endiosado, infalible, lo más alejado posible de los simples mortales, agujero negro por donde se cuela toda la potencia, toda la energía, todo el combustible que debía propulsar la radicalización democrática de esta sociedad. Chávez reducido a ombligo sin fondo, sin pueblo, a despeñadero.

Se dirá que el antichavismo tiene una propensión inocultable e inevitable al ombliguismo: nunca resultó tan sencillo ir contra algo: basta que cualquier ladrón o asesino apunte al ombligo Chávez, para que los que están contra Chávez absuelvan a ladrones y asesinos. Se dirá que es menos fácil reconocer a los ombliguistas entre las filas revolucionarias. No lo es tanto: basta que sean objeto de alguna crítica, por más tímida o pertinente que sea, para que los personajes, apuntándose al ombligo, conviertan aquella crítica en un ataque despiadado contra Chávez. Si los ánimos se caldean, y el rumor de la protesta se convierte en estruendo, siempre será posible apelar al recurso retórico: es orden de Chávez. Del zambo líder al Chávez que, en boca de ombliguistas demagogos, termina avalando atropellos, vejámenes e injusticias.

El Chávez reducido a ombligo termina siendo la excusa perfecta para no avanzar. No sólo por obra y gracia de los demagogos, sino también por omisión: la de aquellos que no desean renunciar a la comodidad que supone que sea siempre otro, y siempre el mismo, el que haga el trabajo por ellos. Si algo sale mal, o avanza lento, la culpa es del ombligo.

Chávez mismo, cómo no, también se distrae con su propio ombligo. Se equivoca, lo hace mal. Es responsable de errores. Cada cual puede hacer su balance: cuánto hemos avanzado en la destrucción del viejo Estado burgués, corrupto y esclerosado; cuánto hemos avanzando en la construcción de nueva institucionalidad; cuánto hay de retórica en el discurso sobre el socialismo y cuánto de concreción; cuánto hemos avanzando en la construcción de poder popular no tutelado ni cooptado; cuánto sí, cuánto no, y todo cuanto haya que sumar a la lista. Vamos a darle: interpelemos al zambo.

Pero una cosa es igualmente cierta: yo no voté por Chávez para que hiciera la revolución por mí, para que pensara por mí, para que construyera por mí. Una revolución no se hace mirándose al ombligo. No me siento responsable ni cómplice de los que se lucran en nombre de la revolución. Ni de la palabrería de los discurseros ni de la mediocridad de los mediocres. Pero es igualmente cierto que cada espacio que usurpan es un espacio que no hemos sabido defender ni reconquistar. Hay quienes confunden revolución con espectáculo, y alientan la pasividad y la desmovilización. De nosotros depende, principalmente, asumir el papel de actores de reparto o el protagonismo. Romper los hilos, movilizarnos, sacudirnos la modorra.

El movimiento popular no puede sentarse a esperar que el zambo construya movimiento popular. Intelectuales, artistas, poetas, cultores, escritores: aquí afuera hay un pueblo que bulle, reclama, se estremece y convoca. Hay mucho funcionario que alienta y acompaña las luchas populares, pero muchos otros hace tiempo que renunciaron al criterio propio: alguien más, siempre el mismo, debe tomar la iniciativa, decir lo que está bien y lo que está mal. No son pocos los sujetos y las luchas que permanecen en la oscuridad durante años, como si estuvieran condenados al ostracismo, hasta que viene Chávez y se ocupa del asunto, y un buen día todos somos Pobladores, campesinos, trabajadores, motorizados, buhoneros o indígenas. Basta que el zambo voltee la mirada para que todos volvamos a ser nadie, el ojo propio siempre puesto en el ombligo.

Mucho se habla de la necesidad de dirección colectiva, y la demanda es absolutamente pertinente. Pero no pocas veces actuamos como si la construcción de tal dirección fuera obra de un solo hombre, y no obra colectiva. Como tierra árida, esperando, resignadamente, que alguna vez llueva socialismo. O más democracia. Se nos olvida que una revolución supone conflicto, transgresión, insumisión, rebeldía.

Interpelemos al zambo, claro que sí, pero también a los ombliguistas, donde quiera que se encuentren. Dejemos de mirarnos el ombligo.

"La invisibilización de la crítica produjo mucho daño a la revolución" (entrevista en Correo del Orinoco, 6 de febrero de 2011)


(Esta entrevista, realizada por Vanessa Davies, fue publicada el domingo 6 de febrero en La artillería, el suplemento dominical del Correo del Orinoco.

Salud).

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¿Se siente corresponsable de la revisión emprendida dentro del PSUV?

Sí, pero sólo en la medida en que la postura pública que he asumido intenta resumir y transmitir las críticas, propuestas y también el malestar de muchísimos compañeros y compañeras que militan en el partido, o que militan en la revolución bolivariana sin pertenecer al partido, y para los cuales resultaba tan evidente la necesidad de esta revisión, que no podían comprender por qué se seguía postergando. Es decir, mi voz es sólo una de muchas, y sólo tiene importancia en la medida en que contribuye a la multiplicación de voces.

A su juicio, ¿el PSUV se había apartado del pueblo?
Sí, definitivamente. En primer lugar se produjo un peligroso distanciamiento entre los órganos de dirección y las bases del partido. Luego, entre el partido y el pueblo. Terminó imponiéndose la lógica del partido/maquinaria, según la cual el propósito fundamental del partido es ganar elecciones, sin importar si se recurría a prácticas clientelares o simplemente demagógicas. Se fue acentuando la tendencia a la burocratización de la política. El partido se fue desvinculando progresivamente de las luchas populares, desconociendo la existencia del movimiento popular. Aquí llegó a suceder, por ejemplo, que el movimiento popular organizaba alguna manifestación, y el partido intentaba persuadir a su militancia para que no asistiera, u organizaba alguna movilización paralela. Esa soberbia, ese chantaje, esta suerte de pulsión por monopolizar la política revolucionaria produjo un daño terrible al movimiento popular, y los resultados los vemos ahora: desmovilización, desarticulación e incluso hastío por la política. Todo eso se hacía en nombre de Chávez. Lo peor es que el partido/maquinaria ha demostrado que no es capaz siquiera de ganar elecciones, y es normal que así sea: el pueblo que sigue a Chávez insurgió más de una vez contra esa forma de hacer política, y lo seguirá haciendo. No comparto la conseja de que nuestros resultados electorales, en los casos en que han sido adversos, se explican por la falta de formación política del pueblo. Al contrario, creo que la mayoría de nuestro pueblo tiene bastante claro a qué políticos rechaza y cuál es la política que desea hacer. Es el partido el que tiene que ponerse a la altura del pueblo.

¿Se puede hablar de una resurrección de los partidos políticos de la cuarta república por los errores del partido de la revolución?
Hasta donde yo he avanzado en el análisis, la pérdida de apoyo a la revolución bolivariana no se ha traducido en un incremento del apoyo a la vieja clase política. Ese es el gran problema de la oposición: que ninguno de sus partidos goza de verdadero respaldo popular. Hasta ahora no existe algo como migración de la base social del chavismo a las filas de oposición, y si existe, es poco significativa. Sin embargo, también es cierto que el voto contra Chávez viene creciendo lenta, pero sostenidamente. No son datos en absoluto contradictorios: hay que recordar que en cada contienda electoral se incrementa el número de votantes. El voto opositor es constante, y se incrementa con el padrón electoral, mientras que el voto del chavismo es variable: sube, baja, vuelve a subir. Este cuadro de fuerzas, digamos, es lo que explica el esfuerzo que realiza una parte de la oposición para desplegar un discurso «social», intentando apropiarse de algunas ideas-fuerza del discurso chavista: participación, poder popular, etc. Después de las elecciones parlamentarias, parte de la oposición está convencida de que puede ganarse el apoyo de parte de la base social del chavismo, imprescindible para poder derrotar a Chávez en 2012.

¿Las líneas estratégicas del PSUV recogen o no recogen lo que usted había planteado en sus reflexiones?
Sí, recogen parte de lo que he venido planteando, pero más allá de esa coincidencia, el documento desarrolla otras líneas de análisis que considero imprescindibles. En el punto cuatro, por ejemplo, se lee que el partido «no puede ser identificado como una suerte de apéndice del Estado, sino como un instrumento que acompaña al pueblo en sus luchas». La no demarcación de una clara línea infranqueable entre partido y Estado es la fuente de muchos vicios políticos: clientelismo, asistencialismo, sectarismo, nepotismo y corrupción. Un partido que se confunde con el gobierno, es un partido imposibilitado para impulsar el control popular de la gestión. Lo hemos visto con las elecciones primarias: candidatos impuestos por gobernadores o alcaldes, cuando las candidaturas de un partido revolucionario deberían provenir de las bases. El detalle está en que se deben crear las condiciones para que las bases realmente tengan voz y voto.

Usted hace alusión al chavismo originario. ¿Qué es, en su opinión, el chavismo originario? ¿Es posible recuperarlo?
Esto del «chavismo originario» se presta a muchos equívocos. No creo, y nunca ha sido mi intención plantear que exista algo parecido a una «esencia» del chavismo que tendríamos que recuperar para resolver todos nuestros problemas. En todo caso, me refería a la necesidad, por ejemplo, de recordar que el chavismo de los primeros años no ocultaba su profunda desconfianza hacia los partidos. El chavismo insurgió contra la partidocracia, e incluso contra la izquierda tradicional, contra su dogmatismo y su cortedad de miras. Entonces, cuando hablaba de «chavismo originario» quería llamar la atención sobre los riesgos que implicaba el singular proceso de «partidización» del chavismo, sobre todo de 2007 para acá, y que a mi juicio terminó expresándose en el disciplinamiento forzoso de un conjunto de sujetos realmente bravíos e insumisos. Muchos compañeros y compañeras temían este desenlace, y no se incorporaron al partido. Sobre ellos llovieron infinidad de acusaciones: traidores, anarcoides, etc. A estas alturas, pienso que ha quedado suficientemente claro que el chavismo no es una masa uniforme que se viste de rojo para asistir a una concentración, que es el sueño de los partidarios de la lógica del partido/maquinaria: el chavismo como masa de maniobra. También ha quedado claro que hay chavismo más allá del partido. Hay compañeros que incluso prefieren no hablar de chavismo, lo que no implica que no sean revolucionarios, y pienso que están en todo su derecho.

Usted habla de repolitización. ¿Cómo entiende esa repolitización? ¿Vale para el PSUV, vale para la oposición?
La repolitización tiene que ver principalmente con la gestión de gobierno, más que con el partido. Hay múltiples evidencias de un importante giro discursivo opositor desde 2007, luego del abrumador triunfo de Chávez en las presidenciales de 2006. Desde entonces, y progresivamente, buena parte de la oposición fue dejando de lado el discurso confrontacional y violento, y se concentró, sobre todo, en la crítica de la gestión de gobierno. Esta táctica discursiva adquirió mayor fuerza en 2008, luego del intento frustrado de aprobar una reforma constitucional. Para la oposición, lo que había sido derrotado era el socialismo. Según el discurso opositor, el socialismo implicaba un «exceso» ideológico, una abstracción, que no contribuía en nada a la resolución de los problemas concretos de la población. Si a ese «exceso» de ideología le sumas la denuncia de la ineficiencia gubernamental, tienes el núcleo del discurso opositor desde entonces. ¿Cuál es el problema? Que el gobierno tardó mucho tiempo en descifrar este importante giro táctico discursivo. Al contrario, respondió «gestionalizando» la política, concentrando casi todo el esfuerzo en «demostrar» los logros de la revolución bolivariana, pero sobre todo, y aquí está la clave, invisibilizando la crítica popular, las demandas y luchas populares. Es completamente cierto que el gobierno está en la obligación de difundir sus logros, y es igualmente cierto que la oposición es incapaz de reconocer cualquier logro gubernamental, que además son muchos. Lo que no puede hacerse, en ningún caso, es condenar y despachar la crítica popular, bajo el argumento de que así se le dan armas al enemigo. La invisibilización de la crítica produjo mucho daño a la revolución. En la medida en que Chávez retoma la interpelación popular, promueve, atiza e instiga la crítica popular de la gestión de gobierno, en esa medida está repolitizando la gestión.

¿Cómo entiende la repolarización en el contexto de una sociedad en la que supuestamente hay chavismo-antichavismo y ni-ni?
Cuando hablo de repolarización, de la necesidad de reconocer, para ser capaces de superar, la crisis de polarización chavista, me refiero al conjunto de tácticas orientadas a recuperar los mecanismos de interpelación mutua entre Chávez y la amplia base social del chavismo, pero también entre el gobierno, el partido y el pueblo. ¿Por qué crisis de polarización? Justo porque se desestimó, durante un buen tiempo, el peso, la importancia de la interpelación popular. La crítica fue silenciada, muchos problemas fueron invisibilizados, y eso produjo malestar, hastío, desmovilización popular. Contrario a las interpretaciones interesadas que se hacen desde la oposición, la idea de repolarización no implica promover el «odio de clases», ni nada por el estilo. Se trata, en primer lugar, de profundizar la democracia a lo interno del chavismo: que Chávez mande obedeciendo, que el gobierno se abra a la interpelación popular, que las bases adquieran protagonismo en el partido. Es en este sentido que hablo de radicalización democrática: el chavismo constituye, sin duda, la principal fuerza política del país, y todo lo que apunte a su democratización, contribuirá no sólo a su consolidación como fuerza política, sino a la democratización de la sociedad venezolana. El antichavismo, o una parte de la oposición, lo sabe muy bien, y por eso ha emprendido su propia táctica de repolarización: adoptando un discurso «social», reivindicando, incluso, al «poder popular», o la necesidad de «diálogo», en contraste con el «odio de clases» que supuestamente promueve Chávez. De esa manera intenta sumar fuerzas, captando parte del chavismo descontento. No te extrañe que los veamos hablando, muy pronto, de interpelación popular.

Usted dice que es un error enfrascarse en una pelea con la partidocracia. ¿Puede un partido político como el PSUV no ser parte de la partidocracia?
En primer lugar, el conflicto contra la partidocracia es inevitable. En segundo lugar, el PSUV está en la obligación de no reproducir la misma vieja lógica excluyente y anti-popular de la vieja clase política. A lo que me he referido en varias oportunidades, es a la necesidad de no enfrascarnos en una pelea sorda e inútil con la oposición. La pelea tiene que ser en primer lugar con el pueblo y junto al pueblo. Para ilustrarlo, podríamos hablar de nuestros medios públicos: durante mucho tiempo hemos concentrado demasiado esfuerzo en desmontar las «matrices» de los medios antichavistas, mientras se invisibilizan las demandas populares. Hablemos ahora de la Asamblea Nacional: tanta expectativa con la primera intervención de María Corina Machado, y resultó un completo fiasco. Nadie, o muy poca gente, está pendiente de lo que tienen que decir los diputados de Acción Democrática. La Asamblea tiene sentido en la medida en que funciona como caja de resonancia de las luchas y demandas populares. De lo que se desprende que la prioridad de nuestros diputados no puede ser responderle a los copeyanos, que no sé si tienen diputados en la Asamblea, sino hacer realidad la consigna del pueblo legislador. Caso contrario, nuestro pueblo le dedicará a nuestros diputados la misma atención que le dedica a Andrés Velásquez: ninguna. Igual sucede con los medios públicos: háblame de Leopoldo Castillo, está bien, pero primero que nada del barrio, de los jóvenes, de las cárceles, de los policías, jueces y fiscales corruptos. Pongamos por caso un eventual debate sobre la Ley de Arrendamientos: son millones las familias venezolanas que viven alquiladas. Ese sería, sin duda, un debate que despertaría su interés. Más que ostentar la mayoría, nuestros diputados deben ejercerla. Ser mayoría. Pero eso sólo es posible escuchando a las mayorías populares, y eso incluye a los venezolanos y venezolanas que están contra Chávez.

Se multiplican los espacios: Foro Social Mundial Temático Venezuela, 29 de enero, Caracas


LANZAMIENTO DEL FORO SOCIAL MUNDIAL TEMÁTICO VENEZUELA.
Retos de los movimientos sociales en la construcción de alternativas democráticas al capitalismo

El próximo sábado 29 de enero, a las 9 am, en COTRAIN, La Florida, Caracas, se realizará el lanzamiento del Foro Social Mundial Temático Venezuela.

El FSMT Venezuela es una propuesta que apunta al fortalecimiento de los discursos y sujetos sociales protagonistas de las transformaciones democráticas, populares y contra-hegemónicas en el país. Es una iniciativa que se suma al intenso proceso de debates y reuniones que se viene dando, en todo el país, en donde se analizan los logros, las dificultades, las posibilidades y el rumbo del proceso de cambios y las transformaciones sociales, políticas, económicas y culturales en la Venezuela de los últimos 11 años; al tiempo que se formulan propuestas que fortalezcan las luchas populares y contra-hegemónicas.

El FSMT Venezuela pretende constituir espacios de encuentro, debate, análisis y elaboración de propuestas de fortalecimiento de la diversidad de movimientos populares y contra-hegemónicos, una dinámica con base a los procesos sociales, las articulaciones, la discusión, el intercambio de experiencias y la difusión de documentos, que luego puedan recogerse en un gran evento articulador del proceso de debate. Por tanto, el FSMT Venezuela está convocando a personas y organizaciones sociales que compartan esta visión de construcción de alternativas democráticas al capitalismo, que quieran articularse y ayudar a construir la agenda y la puesta en práctica del proceso y los eventos del Foro.

Estos espacios pretenden, entre otros fines: visibilizar a los movimientos populares y sus propuestas; promover y facilitar procesos de articulación de luchas e iniciativas nuevas o ya existentes; y contribuir con propuestas a los problemas y situaciones frente a los que se formulen análisis y críticas, especialmente aquellos relacionados con políticas y el modelo económico alternativo que debe tener como eje fundamental la construcción de alternativas democráticas al capitalismo.

Hasta ahora, este proceso viene siendo impulsado por organizaciones sociales y militantes, entre las que se encuentran: Frente Nacional Campesino Ezequiel Zamora; Sur, Colectivo de Derechos Humanos; COTRAIN, Equipo de Formación, Información y Publicaciones (EFIP); Juventud Obrera Católica (JOC); Colectivo Mujeres 8 de Marzo; Colectivo Tiuna El Fuerte; Colectivo Tierra y Libertad; Centro Ecológico Bolívar y Martí; UCV Diversidad Cultural; Corriente Bolívar y Zamora; Observatorio de Medios; Periódico ANDEN; ANMCLA; Comité Promotor de Movimientos Sociales del Alba; estudiantes y profesores de sociología y otras escuelas de la UCV; así como otros colectivos en algunas regiones del país.

La agenda del 29 de enero incluye un recuento histórico del proceso de foros sociales, a cargo de Edgardo Lander; una descripción de los ejes del debate, a cargo de Antonio González. Posteriormente, una plenaria para un primer debate sobre el sentido y los ejes, que será conducido por Anaís López. Previamente, se realizará el bautizo de la revista política CAL Y ARENA, que incluye algunos de los temas de debate del FSMT Venezuela y estará a cargo de Francisco Javier Velasco.

Desde ya, es posible poner a circular materiales de apoyo, documentos de análisis y propuestas para apoyar la discusión y sistematización del proceso Foro. Para tal fin, oportunamente el FSMT Venezuela dispondrá de una página web para acceder a los documentos e informaciones sobre el proceso. Mientras tanto, la comunicación puede ser posible a través de la dirección electrónica: fsmtvenezuela@gmail.com.

Contacto con la sede del encuentro: 0212 7301786 ó 7316669 (COTRAIN). 0416 4063618 (Liliane Blaser).

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Más info:

Web en construcción del FSMT Venezuela.
Twitter.
Canal Youtube.

¿Cómo llegar a COTRAIN? Aquí mapa:

Interpelación, insumisión, rebeldía


Paula Bencomo, delegada de la torre F del Conjunto Residencial San José del Ávila, y una de las participantes en la asamblea realizada este miércoles 26 de enero en Miraflores. Pulsar sobre la imagen para ver el video.

El de este miércoles 26 de enero, en Miraflores, no fue un acto más, sino una verdadera asamblea popular, moderada por Chávez, y con la participación de las víctimas de las mafias inmobiliarias. Los afectados anunciaron la eventual constitución de un movimiento de carácter nacional, frente a lo cual el zambo respondió reiterando su llamado a la interpelación popular, a la organización de todo el pueblo, a la construcción de movimientos insumisos y rebeldes. Literalmente.

Éste es, quizá, el dato más importante de todos: hay una clara línea de continuidad entre el Chávez interpelado días tras día durante la emergencia ocasionada por las lluvias, las posteriores reuniones con el Movimiento de Pobladores, y esta asamblea; incluyendo, por cierto, su respaldo, hecho público el martes 25 de enero, durante el lanzamiento de la Misión Agro Venezuela, a las comunidades organizadas del municipio Chacao, fuertemente reprimidas el sábado pasado por las policías de Chacao y Miranda, y su rechazo a la criminalización de las luchas populares: «Pero vean ustedes, el Alcalde de Chacao, lo que hizo de primerito fue, en vez de ir a hablar con la gente, como hacemos nosotros, cuando hay… lo que mal llaman una invasión… vamos a hablar primero. Ah, no, él les mandó de una vez la policía… sin diálogo ni nada, ellos que hablan de diálogo… De una vez les mandaron y les echaron plan y peinilla y gas y todo, a una gente que estaba ahí, gente muy pobre«.

De manera que lo de la interpelación popular va en serio, o al menos así parece, para quienes todavía reclaman el beneficio de la duda. Habría que ser demasiado desprevenido, en extremo indolente, para no darse cuenta de que la política vuelve a oler a calle.

En el caso de la asamblea con las víctimas de las mafias inmobiliarias, ha quedado claro, una vez más, que cuando el pueblo interpela, la política fluye, las verdades salen a flote. Cuántas modalidades de fraude, robo, trampa, fueron puestas en evidencia. Jueces, fiscales, banqueros, empresas de maletín, constructoras y funcionarios formando parte de un complejo entramado que conspira contra los derechos del pueblo venezolano. Hay que decirlo también: funcionarios haciendo su trabajo y dando la cara, según el testimonio de varios afectados.

Los problemas son miles. El reto es enorme. Del lado gubernamental, procesar toda la información, elaborar políticas, garantizar su continuidad. Del lado de los afectados presentes en la asamblea, recordar su condición de voceros, no desvincularse de las bases, estrechar los canales de comunicación a lo interno del movimiento, trabajar unidos. La interpelación es también hacia dentro. Lo contrario sería desaprovechar una extraordinaria oportunidad.

Movimiento de Pobladores se solidariza con el pueblo organizado de Chacao: "esta lucha continúa"


(Ayer sábado 22 de enero se desataron todos los demonios en el municipio Chacao, en Caracas, «corazón de la más feroz especulación inmobiliaria». Hacía tiempo que no veíamos tal demostración de histeria antichavista. Frente a la acción coordinada de los barrios de Chacao, que desde muy temprano en la mañana procedieron a la «toma en custodia de 8 lotes de terreno», el antichavismo reaccionó desplegando una brutal campaña de criminalización y pánico, según la cual el gobierno nacional había orquestado un macabro plan para realizar «invasiones masivas» en ¡20 terrenos! (especie que sigue difundiendo hoy la prensa opositora), incluso trasladando a los «invasores» (ataviados, por supuesto, con vestimesta del PSUV) en autobuses. Todo completamente falso. Sin embargo, ayer Chacao era un feudo amenazado por hordas invasoras. Literalmente.

Durante unas cuantas horas, se le vieron todas las costuras al discurso «social» de cierta oposición.

Poco después de la 1 pm, el Ministerio del Interior condenó la actuación represiva de la Policía de Chacao, advirtió que estaría «alerta» frente a la actuación de los funcionarios policiales, pero repitió aquello de las invasiones. Un par de horas después, la policía municipal reprimía salvajemente al pueblo apostado por la sexta transversal de Los Palos Grandes, justo al lado de la embajada de Bolivia. De nada sirvió el tal «alerta». Invasor es invasor y su apellido es delincuente. Contra los «invasores», todo el peso de la ley. «Estamos aplicando todo el peso de la ley, en el marco del respeto, la paz y los derechos humanos«, había escrito Emilio Graterón, Alcalde de Chacao, a las 10:18 am. «Todo de manera pacífica«, subrayaba el mismo Graterón, a las 3:18 pm. Sí, de manera pacífica, a punta de coñazo y lacrimógena.

Cosas que suceden, pues, cuando se coincide de tal manera con el lenguaje del «adversario».

Sobre lo acontecido en Chacao, el Movimiento de Pobladores ha tomado posición. Comparto con ustedes comunicado de prensa de hoy domingo 23 de enero.

Salud.)

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El Movimiento de Pobladores, que agrupa a distintas organizaciones populares que luchan por el hábitat socialista, declaramos toda nuestra solidaridad y apoyo a los habitantes de los sectores populares de Chacao, que el día 22 de enero realizaron una acción masiva, coordinados por sus organizaciones comunales, de toma en custodia de 8 lotes de terrenos ubicados en este municipio capitalino, corazón de la más feroz especulación inmobiliaria. Esta acción permitió poner en evidencia, pese a los intentos de manipulación mediática y al encubrimiento del alcalde Graterón, las profundas injusticias del capital inmobiliario, pues mientras a los vecinos de los barrios populares se les caen sus viviendas, una gran cantidad de terrenos son mantenidos ociosos por puro interés especulativo.

De igual forma, repudiamos contundentemente la acción vil y criminal de la Policía de Chacao y la Policía de Miranda contra la justa protesta de estas familias, cuyo único delito es ser pobres en un municipio que esconde la pobreza, y luchar por una vivienda digna en un municipio en que el negocio prevalece sobre el derecho a la ciudad. Decenas de heridos y detenidos, de los cuales aún once se encuentran procesados, muestran la saña de la policía y del gobierno municipal a la hora de defender los intereses de los ricos y del capital inmobiliario y de reprimir a los humildes en sus justas luchas.

Así mismo, queremos insistir una vez más en que la lucha contra la gran propiedad y especulación urbana, fuente principal de la acumulación capitalista en nuestra sociedad, sólo será posible en la medida que se cuente con el pueblo organizado y una contundente respuesta del gobierno revolucionario. Nos preocupa que la ausencia de procedimientos y mecanismos claros para la denuncia y recuperación de inmuebles ociosos, así como la respuesta vacilante de las instituciones responsables, no sólo desoyen y cuestionan el llamado del Presidente a iniciar la revolución urbana, sino que además condenan al pueblo a dar esta batalla en condiciones desiguales y desfavorables, perpetuando, en este caso por omisión, los privilegios del gran capital inmobiliario. En tal sentido, exigimos que se definan marcos normativos, políticas y procedimientos claros que faciliten la concreción del llamado del Presidente a dar una guerra sin cuartel a los terrenos ociosos y al latifundio urbano.

Por otro lado, al pueblo del que somos parte, a los cientos de miles de familias damnificadas, sin techo, alquiladas, arrimadas, a los habitantes de nuestros barrios, a aquellos que sueñan y luchan por un mundo más justo, en que la vivienda deje de ser un privilegio de unos pocos, le hacemos el llamado a prepararnos para un combate en que enfrentaremos enemigos poderosos, por lo que debemos incrementar nuestra fuerza y nuestra capacidad de respuesta. La unidad del pueblo para la revolución urbana es hoy un requisito fundamental para conquistar la victoria y derrotar al capital. Las respuestas aisladas y dispersas, por más justas que sean, nos arriesgan a la derrota y a terminar por fortalecer los intereses de los grandes dueños de la ciudad.

En tal sentido, convocamos para este martes 25, a las 2 de la tarde, en el Consejo Comunal Cuna de Libertadores, de Conde a Piñango (a dos cuadras de la Plaza Bolívar), a una Asamblea del Movimiento Popular para definir políticas y estrategias para el rescate del suelo e inmuebles ociosos.

Finalmente, que tengan la absoluta seguridad los latifundistas, los que se lucran especulando con las necesidades del pueblo, los amos del valle, que esta lucha continúa en Chacao y en todas las ciudades del país. No habrá más ciudad para privilegiados y exclusión para las mayorías.

Caracas, 23 de enero 2011
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