Sesenta y nueve


Aquí estoy. Aún no me perdono haberme saltado tu sesenta y ocho. Es cierto que estaba exhausto, pagando la novatada, pero eso no es excusa. Duré varios días molesto conmigo mismo, por mi falta de consecuencia. Tenía que decírtelo. Disculparme contigo. César Augusto entró en la recta final. Este diciembre se gradúa. Estamos todos muy felices. Tiene novia. La invitó a comer a la casa, lo que quiere decir que la cosa va en serio. En estos días me contó que piensa entregarle su piano a Sandra Mikele. Pero eso es entre nos. Sandra Mikele no lo sabe. César Augusto se irá un año de rural y saca cuentas y planifica. Todo un año. Es como el hijo que se va. Creo que es primera vez que siento esta mezcla de orgullo y tristeza. Coro está bien. Fuerte. Con Elio. Su secreto es apoyarse mutuamente. Eso les permite seguir adelante. Los admiro. Nadie tendría que verse obligado a lidiar con tanto dolor. Rommel cambió de trabajo. Le sentó bien. Le hacía falta. Tiene tiempo amenazándonos con matrimonio, pero nada que concreta. Ahora bien, pareja que compra licuadora, mantelitos y vajilla, algo está tramando. Supongo que pronto habrá noticias. Sandra Mikele está terminando su primer año. En liceo público, como lo aprendí de ustedes. Como tiene que ser. Va muy bien. Sigue en el coro, comenzó a hacer teatro y se convirtió en una lectora asidua. Me hace falta. No la veo tanto como quisiera y no hablamos todo lo que me gustaría. Pero hacemos el intento. ¿Qué te parece Ainhoa Michel? Cómo nos pone a cantar a todos, a aplaudir. Igualita a la hermana: todo es un juego. A los pájaros les dice lovalos y a las nubes dobis. Los búhos son hubos y las mariposas potas. Dice que se llama Noa. Como su hermana, tiene una sonrisa hermosísima, de esas que te quitan el aliento. Te prometo que le hablaré mucho de ti. Sur, muy bien. Tú sabes: un roble. Un infinitamente amoroso roble que cuida que todo marche como corresponde.

No quiero hablarte de mí, viejo. Sé que me estás viendo. Y sabes que todos los días trato de actuar conforme me enseñaste: íntegramente, sin traicionarme a mí mismo y sin traicionar a los míos. Con criterio de justicia.

En lugar de distraernos en esos asuntos, quería pedirte que nos cuides mucho a Elio Reinaldo. Que nos lo cuides. Y que nos cuides a todos. Que en honor a tu memoria, y frente a cada adversidad, sigamos juntos.

La bendición.

5 opiniones en “Sesenta y nueve”

  1. Mis afectos, Rei. Comprendo hondamente la dimensión de tu palabra. Una veces más que otras, le comento a mi vieja, que no por llevarle una flor, deje de recordarla todos los días.

    Comparto contigo algo que no te conté, un día llegando a la escuela a dejar a Tuto, Adriana nos dijo que el abuelo de Sandra había partido, ese día dejé de lado todo lo que tenía planificado y me fui a estar todo el día con mi tía, la otra vieja, esa que hizo presencia consecuente después de que mi mamá (su hermana) partiera, allí estuve disfrutando un día a su lado, ambos sospechábamos que ese podía ser el último. Muy poco tiempo después esa sospecha fue certeza. No conocí a tu viejo, y sin embargo ese día, me llevó a reconocerme y reivindicarme en el amor de quienes nos han hecho.

    Salud

  2. que hermosa carta a ese padre que supo serlo y con seguridad disfruta de sus triunfos alegrias y compartes sus tristezas y esta siempre presente en espiritu que continua esa madre excelente con la vida los premio dios los bendiga

  3. de mi parte afecto y abrazo, no conoci a tu padre pero por tu reflexiones lo conoci, hasta la victoria siempre saludos.

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